Dieta mediterránea: por qué es buena para la salud y el medio ambiente

La dieta mediterránea es un modelo alimentario saludable y sostenible, basado en el consumo de alimentos producidos en los países del área mediterránea y combinados según recetas tradicionales que se basan en la estacionalidad y son equilibrados y completos desde el punto de vista nutricional a través de la combinación de nutrientes fundamentales para el bienestar de nuestro organismo

La dieta mediterránea, gracias a su variedad y equilibrio, se considera un factor preventivo de diversas patologías y dolencias, por lo que es importante educar a los niños sobre este tipo de alimentación para que se convierta en un hábito desde edades tempranas.

¿Qué es la dieta mediterránea?

La dieta mediterránea (DM) es un modelo dietético que se basa en la biodiversidad y es compartida por los países ribereños del mar Mediterráneo.

Cada nación cuenta con diferentes platos locales y tradiciones culinarias, pero están unidas por elecciones dietéticas a diferencia de las típicas del norte de Europa o América del Norte.

De hecho, la dieta mediterránea se basa en una amplia variedad de verduras y frutas de temporada, cereales y legumbres, además de pescados, huevos, carnes y el preciado aceite de oliva virgen extra (AOVE).

La abundancia de alimentos frescos hace que sea particularmente fácil componer platos equilibrados.

El 'Plato Saludable' es un ejemplo de ello: la mitad compuesta por vegetales crudos y/o cocidos, la otra mitad dividida a partes iguales por una fuente proteica de origen animal o vegetal y una de carbohidratos preferiblemente integrales.

Todo aliñado con AOVE, al gusto se le pueden añadir hierbas aromáticas que abundan en la cuenca mediterránea y posiblemente frutos secos y semillas.

En general, cuando hablamos de dieta, no nos referimos a una dieta de privaciones, sino a un conjunto de elecciones alimentarias saludables que contribuyen al bienestar psicofísico.

La dieta mediterránea garantiza un correcto aporte de proteínas, hidratos de carbono y grasas, tiene un alto aporte de fibra dietética y un bajo índice glucémico.

El 55-60% de la dieta mediterránea incluye el consumo de hidratos de carbono en forma de cereales, preferentemente integrales, y el 10-15% de las proteínas (divididas a su vez en un 60% animal y un 40% vegetal), sólo el 10% de esta dieta está representado por azúcares simples (excluidas las frutas).

Por tanto, es un tipo de dieta apta para cualquier régimen, ya sea normal, hipocalórico o hipercalórico.

Los beneficios de la dieta mediterránea

La dieta mediterránea es un importante factor preventivo de determinadas enfermedades crónico degenerativas cuya incidencia está aumentando en nuestro país, como la diabetes, la obesidad y el síndrome metabólico, las enfermedades cardiovasculares y osteoarticulares, y el cáncer.

El aumento de la incidencia de estas dolencias se debe en parte a una desviación de los hábitos alimentarios mediterráneos tradicionales.

El estilo de vida frenético que caracteriza a nuestra sociedad y nuestros ritmos de trabajo nos obligan muchas veces a consumir comida preenvasada oa recurrir a restaurantes, bares y cantinas más de lo debido.

Además, la mayor disponibilidad de alimentos fuera del modelo tradicional también puede conducir en ocasiones a desequilibrios nutricionales.

Los beneficios de la DM son atribuibles principalmente a algunos de sus componentes como los ácidos grasos monoinsaturados (especialmente el ácido oleico del aceite de oliva), fibra dietética de vegetales, frutas y legumbres, y antioxidantes que dan color a frutas, verduras y vino tinto (como los bioflavonoides) .

Por último, pero no menos importante, la gratificación del paladar que también hace de la dieta mediterránea un valioso aliado de la figura.

La dieta mediterránea, al poder nutrirse de una amplia variedad de alimentos, ayuda a preparar, incluso rápidamente, muchos platos diferentes y coloridos en todas las estaciones, sin que se produzca el aburrimiento.

Estacionalidad y sostenibilidad: por qué son importantes

Elegir comprar frutas y verduras de temporada tiene varias ventajas.

Asegura la biodiversidad alimentaria que es importante para garantizar todo lo que nuestro cuerpo necesita para mantenerse saludable.

Esto se debe a que las verduras y frutas consumidas en su período natural de maduración aseguran el máximo contenido de vitaminas, minerales y antioxidantes que son útiles precisamente en la época del año en que crecen; por lo tanto, también será más sabroso, más colorido y más fragante.

Por último, pero no menos importante, los productos de temporada suelen ser más baratos.

Entonces, además de ser una ventaja para nosotros, la estacionalidad también respeta el medio ambiente, asegurando la rotación de cultivos y la producción de hortalizas diferentes en cada zona, considerando la biodiversidad de los territorios.

Respetar la estacionalidad, por tanto, es un elemento especialmente importante en nuestras elecciones alimentarias al que, si es posible, nunca deberíamos renunciar.

Como hemos dicho, una parte importante de la dieta mediterránea la representan los cereales, las legumbres y las verduras, que requieren un menor uso de recursos naturales y emisiones de gases de efecto invernadero que los alimentos de origen animal.

Un menor impacto ambiental también se debe al tamaño de la porción de tradición mediterránea, que tiende a ser moderado, y al consumo de muchos alimentos frescos y sin procesar (o al menos con un procesamiento limitado).

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Fuente:

Humanitas

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