¿Puedes morir de un corazón roto?

Para el día de San Valentín el BRITLAB, Greg Foot y Hannah Fry explican si realmente puedes morir de un corazón roto.
BBC - "Love is the drug" cantó Roxy Music a principios de la década de 1970, y resulta que Bryan Ferry y su equipo estaban en lo cierto. Cuando te enamoras, se activan las mismas áreas de tu cerebro afectadas por el alcohol o las drogas como la cocaína. Estimulan la parte de nuestro cerebro que busca recompensas. Y nos volvemos, de alguna manera, adictos a esos sentimientos. En 1986, una mujer de 44 años ingresó en el Hospital General de Massachusetts. Se sintió bien todo el día, pero por la tarde desarrolló un dolor intenso y aplastante en el pecho, que se irradiaba a través de su brazo izquierdo. Es un signo clásico de un ataque cardíaco, pero lo desconcertante fue que no sufría de una enfermedad coronaria. No había ningún coágulo potencialmente mortal en las arterias que rodeaban el corazón.

Parecía, desde afuera, como un ataque al corazón, pero no lo era. Describiendo el caso inusual en el New England Journal of Medicine, Thomas Ryan y John Fallon sugieren que el aparente daño al músculo cardíaco fue más emocional que fisiológico. Ese mismo día, le habían informado que su hijo de 17 años se había suicidado. ¿Podría la mujer haber sufrido de un corazón roto? Resultó que la respuesta ya estaba oculta a plena vista. El caso de Massachusetts sorprendió a los médicos, pero no fue una novedad para todos. Durante muchos años, los médicos desdeñaron la idea de una relación entre psicología y fisiología. En su libro ZoobiquidadKathryn Bowers y Barbara Natterson-Horowitz describieron esta actitud: “Entre muchos médicos, la idea de que las emociones podrían causar eventos físicos reales dentro de la arquitectura del corazón fue vista con casi la misma mirada de reojo como un interés en la curación de los cristales o la homeopatía. Los cardiólogos reales se concentraron en problemas reales que se podían ver: placa arterial, coágulos sanguíneos embolizadores y ruptura de aortas. La sensibilidad era para los psiquiatras ".

A pesar de esto, la evidencia de que las emociones extremas pueden afectar el corazón se remonta a décadas, solo que no entre los humanos. Fueron los biólogos y veterinarios de la vida silvestre quienes notaron por primera vez que las emociones extremas pueden causar estragos en la fisiología del cuerpo. A mediados del siglo 20, notaron que ocurre algo curioso cuando un animal experimenta una repentina sacudida de miedo a la vida o la muerte. Cuando es atrapado por un depredador que avanza, la adrenalina llena el torrente sanguíneo hasta tal punto que la sangre casi se convierte en un veneno, dañando los músculos del animal, incluido el corazón. Se llama "miopatía de captura".

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