Larga Covid e insomnio: 'trastornos del sueño y fatiga tras la infección'

Largo Covid: el coronavirus, entre las muchas repercusiones que tiene en la salud psicofísica de los italianos, no les deja dormir tranquilos

El número de episodios de insomnio y trastornos del sueño ha aumentado de forma espectacular, en parte por la incertidumbre de salir de una pandemia que ya lleva dos años, con los altibajos de contagios y nuevas restricciones.

¿Pero recurrir a las pastillas para dormir es la única opción? ¿Y es cierto que entre los efectos del síndrome 'long covid', la dificultad para conciliar el sueño es tan común?

Para encontrar la solución adecuada, lo mejor es no confiar en el 'Dr. Google' sino acudir a un especialista o hablar con su médico de cabecera.

Para aclarar todos estos puntos, le preguntamos al profesor Paolo Calabresi, Director del Departamento de Neurología del Policlínico Gemelli de Roma.

– Long Covid: en base a su experiencia, ¿qué ha observado durante este largo período? Para mejorar la calidad de vida de estas personas, ¿es la medicación la única solución?

“Para responder a los trastornos del sueño, los fármacos, ya sean hipnoinductores o antidepresivos, evidentemente no son la única solución, y sólo deben utilizarse en los casos que no respondan a las terapias no farmacológicas.

Es necesario que el especialista brinde al paciente estrategias, incluido el apoyo psicológico, que le permitan salir del hogar, del trabajo o del ambiente inteligente de trabajo.

¿Cómo se puede lograr esto? En primer lugar, aprovechando la actividad física al aire libre, en el parque por ejemplo, una oportunidad y una garantía en tiempos de Covid, también desde el punto de vista sanitario.

El consejo que ofrezco a mis pacientes con insomnio es que se muevan para desencadenar una respuesta fisiológica al problema del insomnio.

Incluso caminar a paso ligero es suficiente para restaurar los neurotransmisores que están alterados en el cerebro y que pueden ser la causa de la afección, al estimular los factores tróficos cerebrales endógenos.

Por el contrario, solo recurrimos a los medicamentos cuando todos estos enfoques no producen resultados beneficiosos.

Por supuesto, para las personas más frágiles y vulnerables, puede existir la necesidad de apoyo psicológico y, cuando sea necesario, la prescripción de fármacos hipnoinductores y no hipnoinductores, según el perfil del paciente.

Debe entenderse que el insomnio es muy a menudo la punta del iceberg de la depresión, que debe abordarse, y es el enemigo oculto que puede causar la interrupción del sueño.

Por lo tanto, el papel del médico, en particular del neurólogo y del psiquiatra, es comprender los problemas del paciente y ofrecer respuestas adecuadas para esa persona yendo a la raíz del problema.

Problemas que ya aquejaban a muchas personas en la época previa a la pandemia y que ahora han estallado en pandemia porque la restricción social, la dificultad para salir del hogar o del entorno laboral es cada vez mayor.

Se debe considerar un enfoque integrado, no solo un plan de respuesta”.

– Incluso después de la recuperación del virus, especialmente entre los pacientes que habían sido muy sintomáticos, los efectos secundarios continúan produciéndose en el período posterior a la recuperación, el llamado 'covid largo'. ¿Cómo se interviene en estos casos?

“Los pacientes con el llamado 'síndrome post-covid' son un reto interesante para el médico general y el neurólogo.

La comunidad científica ha tratado de caracterizar los problemas biológicos y de órganos debido a la infección por sars-CoV2.

En el caso de sujetos que han sufrido una larga covid, un síndrome inflamatorio mayor ciertamente se traduce en dificultades musculares y astenia.

Long covid también incluye el insomnio entre los diversos signos clínicos.

El médico también debe valorar la posibilidad de que la covid larga pueda representar un síndrome de estrés postraumático en el paciente.

Muchas personas han vivido, además de enfermedades graves, un aislamiento familiar y social que ha afectado a la esfera psicológica.

Del mismo modo, otras personas que han sido levemente infectadas también han experimentado repercusiones psicológicas debido al aislamiento y al miedo.

Muchas personas se quejan de una preocupación persistente de que la infección pueda empeorar y volverse más grave, o viven con miedo de infectar a sus seres queridos.

Este cuadro es más pronunciado para los más frágiles, aquellos con problemas internos (presión arterial alta y diabetes) y problemas neurológicos.

En una encuesta que realizamos a pacientes con trastornos neurológicos crónicos que habían experimentado indirectamente la infección de familiares, surgió un profundo malestar entre estos pacientes.

De hecho, muchos pacientes no acudían al hospital ni se sometían a revisiones por miedo.

Es fácil comprender la importancia de tratar el síndrome de estrés postraumático también tomando suplementos y medicamentos que pueden controlar la ansiedad y la depresión.

Cuando veo a un paciente que presenta este cuadro clínico trato de hacer una valoración global considerando también los problemas psicológicos y tratando de establecer un diálogo encaminado a comprender y mitigar los miedos.

Sin embargo, cuando corresponda, se indica la terapia farmacológica adecuada y el apoyo psicológico.

– ¿Puede ayudarnos la comida? Si es así, ¿qué alimentos se deben preferir?

“La nutrición es importante y va de la mano con la actividad física.

Debe ser equilibrado y tener tres comidas.

El desayuno es un momento del día que hay que cuidar, pero muchas veces se soluciona con un café.

Un buen comienzo nos permite afrontar la jornada laboral de la mejor manera posible y realizar una buena actividad física que, como hemos dicho en numerosas ocasiones, nunca debe faltar en nuestra rutina.

Es por ello que se debe favorecer el patrón dietético propuesto por la dieta mediterránea.

Las proteínas vegetales son un recurso válido.

Recomiendo distribuir adecuadamente la ingesta calórica a lo largo del día.

Muchas personas, por motivos de trabajo, optan por algo rápido para el almuerzo y la carga calórica se traslada a la cena.

Esta actitud no es correcta.

El secreto para sentirse bien también es crear un espacio para actividades que aporten alegría, bienestar y ofrezcan esa energía positiva que ayuda a lidiar con la ansiedad y la depresión.

Luz verde por tanto al deporte, la música y el arte.

Este tipo de actividades son un buen adyuvante incluso cuando es necesaria la terapia con medicamentos.

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Fuente:

Agencia Dire

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