Qué es la incontinencia fecal y cómo tratarla

La incontinencia fecal, o trastorno de la continencia, se refiere a la condición en la que el paciente no siente la sensación de tener que defecar y, por lo tanto, pierde inconscientemente sus heces o gases.

No solo eso: también implica un problema más importante con implicaciones para el propio trastorno y la función anorrectal, pero también para el ámbito social y personal.

A veces se trata de un verdadero malestar social que afecta la calidad de vida de la persona.

Cómo se manifiesta la incontinencia fecal

Hay varias manifestaciones relacionadas con el trastorno de la continencia.

Estas pueden ir desde la simple suciedad, es decir, pequeños escapes fecales que ensucian la ropa interior, por no poder asearse adecuadamente, hasta la incontinencia de urgencia, es decir, tener que correr al baño cuando se sienten ganas de evacuar.

¿Cuáles son las causas de la incontinencia fecal?

Estos trastornos pueden depender de la calidad de nuestras heces.

Está claro que las heces menos formadas tienen más probabilidades de provocar episodios de incontinencia.

Es importante recalcar que estamos hablando de un espectro de condiciones y que la incontinencia fecal no se trata solo de que la persona pierda las heces sin darse cuenta: para que existan trastornos de la continencia, deben existir alteraciones anatómicas y funcionales en las estructuras que le son delegadas. .

Otras dificultades relacionadas con la continencia, en efecto, se remontan a alteraciones anatómicas relativas a

la estructura, es decir, alteración de los músculos, suelo pélvico, ano o recto;

función, donde los músculos están intactos, pero no pueden funcionar correctamente (por ejemplo, espinal trauma).

Quien sufre de incontinencia fecal

Muy a menudo, las personas que padecen estas variables de incontinencia fecal (p. ej., ensuciarse, incontinencia de urgencia) no declaran este trastorno precisamente por vergüenza o por otras razones relacionadas con el pudor y la sociabilidad.

Por eso es importante concienciar, informar, despejar costumbres del problema, sabiendo que hay médicos y otros especialistas que lo atienden y que pueden estudiarlo, ayudar y hacer que estas personas se sientan mejor.

Hablamos de una mejora en la calidad de vida, que es la gran diferencia en el campo quirúrgico a la hora de tratar patologías funcionales como esta.

La incontinencia fecal es mucho más frecuente en mujeres que en hombres y esto se debe a problemas anatómicos particulares relacionados con el suelo pélvico (por ejemplo, embarazos), en una proporción de 4:1.

Una laxitud de los ligamentos del piso pélvico también puede conducir a este trastorno.

En situaciones anatómicas normales, sin defectos anatómicos, los grupos de edad más afectados son los de 50 años y más, tanto para hombres como para mujeres.

Es obvio que ante la presencia de lesiones anatómicas, especialmente en la mujer, también pueden presentarse cuadros de incontinencia fecal por debajo de los 50 años, y esto se debe a que se vinculan a traumatismos del parto, con una fase expulsiva tumultuosa, donde se crean laceraciones obstétricas. a nivel del cuerpo perineal, lo que puede derivar en trastornos de continencia con el tiempo.

En la gran mayoría de los casos, se trata de disfunciones del suelo pélvico que pueden ser provocadas por un prolapso rectal, es decir, el descenso del recto, que no necesariamente sale por el ano, sino que también puede ser interno, como si de un telescopio se tratase. , dando lugar a una alteración en la función de los músculos encargados de la continencia anal y también a un cambio en la sensibilidad anorrectal, por lo que no se reconoce la presencia de materia fecal.

Debido a esta condición, muchas personas pueden comenzar a sufrir episodios de incontinencia o episodios de urgencia defecatoria.

Cuando ver a un especialista

Padecer incontinencia no significa que, necesariamente, todos los días se produzcan episodios: 2 episodios a la semana son suficientes.

Irónicamente, la incontinencia diaria es más segura y manejable que la incontinencia ocasional.

Entonces, ¿cuándo es el momento de acudir al especialista?

No hay un número estándar de veces, pero es subjetivo: uno acude al especialista cuando el número y la frecuencia de los episodios alteran la calidad de vida.

Diagnóstico

Lo primero que debes saber es que existen especialistas que también se ocupan de este problema; especialistas que sean capaces de localizarlo y orientar al paciente hacia las pruebas diagnósticas más adecuadas.

Estos dependen del problema subyacente e incluyen:

  • ultrasonido endoanal para evaluar el sistema de esfínteres;
  • resonancia magnética dinámica para evaluar el movimiento y la función de los órganos pélvicos: recto, ano, vejiga, útero/vagina en mujeres
  • manometría anorrectal para evaluar las presiones en el ano/recto y la funcionalidad de los músculos;
  • colonoscopia, en los casos indicados.

Una vez realizado el diagnóstico, es posible encaminar al paciente hacia una terapia puramente rehabilitadora o, en caso de fracaso del tratamiento conservador, hacia un tratamiento quirúrgico.

Tratamiento quirúrgico de la incontinencia fecal

El tratamiento quirúrgico, que implica siempre cortas estancias hospitalarias, es siempre mínimamente invasivo y puede realizarse

  • en laparoscopia, a través del abdomen
  • en cirugía robótica
  • a través del ano, transanal o transrectal.

A veces también es posible reconstruir el aparato del esfínter.

En este sentido, es posible aplicar dispositivos que simulen un esfínter artificial para mejorar el tono y la contracción de los músculos del esfínter.

En casos seleccionados utilizamos la neuromodulación sacra, que consiste en aplicar un dispositivo, similar a un marcapasos, que estimula las raíces sacras de tal forma que aumenta la contracción del aparato esfinteriano.

En el caso del prolapso rectal, en cambio, se puede recurrir a la rectopexia, por vía laparoscópica o robótica, oa través de la prolapsectomía transanal que extirpa el prolapso.

Los resultados son muy buenos, en el supuesto de que primero no debe empeorar la situación y luego debe tratar de mejorarla, en la medida de lo posible.

el postoperatorio

En lo que se refiere al postoperatorio, no existen indicaciones particulares, salvo observar una correcta higiene alimentaria de vida: no al aumento de peso, sí a una dieta equilibrada.

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Fuente:

GSD

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