¿Qué tan peligroso es una próstata agrandada?

Aproximadamente la mitad de todos los hombres mayores de 50 años tienen agrandamiento de la próstata, una condición conocida como hipertrofia prostática benigna, que ocurre cuando la glándula prostática, una glándula productora de líquido seminal ubicada alrededor de la uretra, se vuelve más grande de lo normal (generalmente, su tamaño es similar a la de una nuez)

Debido a que el agrandamiento de la próstata ocurre gradualmente, muchos hombres están convencidos de que los síntomas son parte del proceso normal de envejecimiento y retrasan la comprobación.

Pero, si no se trata, la hipertrofia prostática benigna puede tener consecuencias incluso graves, como una incapacidad repentina para orinar, infecciones del tracto urinario y daños en la vejiga o los riñones.

¿Cuáles son los síntomas de una próstata agrandada?

Cuando el volumen de la próstata se agranda, puede causar que el canal uretral se ocluya, impidiendo que la vejiga se vacíe por completo, lo que resulta en el estancamiento de la orina en el riñón.

Por lo tanto, los síntomas de la hipertrofia prostática benigna son irritativos y obstructivos e incluyen:

  • Dificultad para orinar
  • Flujo de orina lento o goteo
  • Necesidad frecuente de orinar (incluso durante la noche)
  • Incapacidad para vaciar la vejiga
  • Dolor al orinar o después de la eyaculación

¿Cuáles son los peligros de una próstata agrandada?

Si no se trata, una glándula prostática agrandada puede tener consecuencias cada vez más graves para las cuales se requiere intervención médica:

  • Obstrucción completa de la uretra
  • Daño a los músculos de la vejiga o los riñones, hasta e incluyendo insuficiencia renal
  • Infecciones del tracto urinario
  • Piedras en la vejiga

Estas condiciones pueden causar dolor en la espalda o en la parte inferior del abdomen, incapacidad para orinar, dolor, fiebre, escalofríos al orinar y sangre en la orina.

¿Cómo se hace el diagnóstico?

Para obtener un panorama más completo, el urólogo puede requerir pruebas para descartar la presencia de una infección (análisis de orina y urocultivo), verificar el flujo de orina y asegurarse de que la vejiga no se esté vaciando (uroflujometría con verificación de residuos posminucionales), determinar el volumen prostático preciso en caso de que sea necesaria una operación de extirpación de próstata (ecografía transrectal de próstata), identificar los valores de PSA (antígeno prostático específico) mediante una prueba de laboratorio en una muestra de sangre.

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Fuente

brugnoni

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