Lesión del ligamento cruzado anterior: síntomas, diagnóstico y tratamiento
¿Qué es una lesión del ligamento cruzado anterior? El ligamento cruzado anterior (LCA) es uno de los pilares de la estabilidad de la rodilla. Impide el movimiento de traslación anterior de la tibia sobre el fémur
La lesión del ligamento cruzado anterior es bastante frecuente en deportistas y está provocada por movimientos de torsión en el eje vertical con luxación anterior
La lesión, que casi siempre es completa, en ocasiones puede afectar a la espina intercondílea tibial (que corresponde a la inserción distal del ligamento).
¿Cuáles son los síntomas de una lesión del ligamento cruzado anterior?
Clínicamente se presenta con dolor, tumefacción (a menudo considerable) e impotencia funcional.
Diagnóstico de una lesión del ligamento cruzado anterior
En la fase aguda es difícil valorar la afectación del ligamento, por lo que es necesario volver a ver al paciente pasados unos 15-30 días, durante los cuales habrá estado en reposo y habrá recuperado toda su amplitud de movimiento.
La resonancia magnética (RM) puede ser decisiva en los casos en los que el diagnóstico es más difícil, pero normalmente el traumatólogo es capaz de diagnosticar la lesión con un 90% de fiabilidad.
¿Qué es la terapia?
El tratamiento de una lesión del LCA es quirúrgico, ya que no cicatriza.
La evolución de la técnica quirúrgica permite realizar la reconstrucción ligamentosa de forma artroscópica, es decir, sin necesidad de realizar una artrotomía (cirugía mayor abierta) con menor invasividad y por tanto menor riesgo de infección y una recuperación funcional más rápida.
La reconstrucción se basa en el uso de los tendones del propio paciente (tendón rotuliano, tendón semitendinoso y tendón gracilis), que, extraídos y tratados adecuadamente, se insertan en el 'lugar' del cruzado lesionado.
Desde hace varios años, ha sido posible minimizar el sacrificio de los otros tendones del paciente mediante el uso de un injerto de tendón de un cadáver, que ha sido debidamente probado y purificado.
El paciente es movilizado pasivamente desde el día siguiente a la cirugía; en dos semanas recupera todo el arco articular y puede empezar a caminar, primero con muletas y luego de forma independiente.
Un mes después de la cirugía puede nadar y usar la bicicleta estática.
Dentro de 6 a 9 meses puede volver a los deportes competitivos sin necesidad de rodilleras.
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