Mongolia: nuevo programa para abordar las tasas de mortalidad por cáncer

En los últimos años se ha puesto en marcha un programa nacional de cribado que ya llega al 40% de la población.

En Mongolia, el diagnóstico de cáncer suele ser una sentencia de muerte. El diagnóstico tardío, combinado con los desafíos geográficos y los recursos limitados, hace que la lucha contra el cáncer sea una batalla desigual. Pese a ello, el país está intentando revertir esta tendencia con un ambicioso programa de cribado, pero todavía queda un largo camino por recorrer.

Uno de los países con mayor tasa de mortalidad por cáncer.

Mongolia, un país grande y escasamente poblado, tiene una de las tasas de mortalidad por cáncer más altas del mundo. Esta alarmante cifra se debe principalmente a tres factores: diagnóstico tardío, desconocimiento sobre la enfermedad y los controles a realizar y desigualdades en el acceso al tratamiento.

Diagnóstico tardío

Muchos mongoles, especialmente en las zonas rurales, no tienen acceso a exámenes periódicos y cuando enferman, la enfermedad suele estar en una fase avanzada. "La mayoría de los casos de cáncer en Mongolia no se diagnostican hasta las últimas etapas, cuando el pronóstico empeora", afirma Erdenekhuu Nansalmaa, director general del Centro Nacional del Cáncer. 'La geografía y la demografía de Mongolia contribuyen al problema. Casi el 30% de los mongoles llevan un estilo de vida nómada y pastan ganado en zonas remotas, lejos de los centros de salud”.

Desconocimiento de la enfermedad y de los controles a realizar

El escaso conocimiento de los síntomas del cáncer, los factores de riesgo y los procedimientos de detección es un problema generalizado en todo el país. Muchos mongoles, como Khyuvasuren Lkhagvasuren, conserje de una escuela en Erdenet, nunca habían oído hablar de la mamografía antes de enfermarse. "No sabía que el cáncer de mama era posible", afirmó.

Desigualdades en el acceso a la atención

Testimonios de pacientes como Lkhagvasuren y su esposo Nergui, un pastor que tuvo que vender su ganado para pagar el cuidado de su esposa, resaltan las dificultades económicas y logísticas que enfrentan muchos mongoles cuando contraen cáncer. “Normalmente gastamos dinero en útiles escolares y uniformes para nuestros tres hijos. Este año no podremos comprarlos”, dijo Nergui.

Nuevo programa, nueva esperanza

El gobierno de Mongolia y las organizaciones no gubernamentales están trabajando para mejorar el acceso a la atención del cáncer. En particular, en los últimos años se ha lanzado un programa nacional de detección que ya llega al 40% de la población. Sin embargo, aún queda un largo camino por recorrer y se necesitan importantes inversiones en infraestructura, formación de personal sanitario y campañas de sensibilización para concienciar sobre la prevención y detección temprana del cáncer.

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