Enfermedades ocupacionales (y no ocupacionales): ondas de choque para el tratamiento de la fascitis plantar

La ensopatía o fascitis plantar, también conocida como talonitis, es un tipo de inflamación muy común, cuya aparición puede ser causada por una variedad de factores, incluidos ciertos hábitos (como usar calzado inadecuado) y actividades deportivas.

Fascitis plantar (heelitis) y sus síntomas

La fascitis plantar, o más propiamente entesopatía de la fascia plantar, es una inflamación ubicada en la parte inferior del talón, que generalmente se manifiesta con un dolor punzante, justo en el punto donde la fascia plantar, la fuerte estructura fibrosa que sostiene el arco plantar, se inserta en el hueso, en el lado de la superficie de apoyo.

En algunos casos, la inflamación también puede involucrar la parte central de la fascia plantar, hacia el arco del pie, lo que se denomina fasciopatía plantar.

Por lo general, el dolor causado por la fascitis plantar es más intenso por la mañana o durante los despertares nocturnos, cuando se baja el pie para levantarse de la cama, y ​​puede durar desde unos minutos hasta más, dependiendo del grado de inflamación.

Generalmente, en las primeras etapas de la enfermedad, el dolor cede con la marcha y el movimiento, aunque vuelve a sentirse de forma aguda al levantarse después de estar mucho tiempo sentado, así como por la noche al final de las actividades diarias, especialmente si estos han obligado al paciente a permanecer erguido durante mucho tiempo y a caminar largas distancias.

En las etapas más avanzadas de la fascitis, el dolor puede ser casi continuo y, a menudo, no desaparece durante el día, o incluso puede causar molestias por la noche o en reposo.

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Las causas de la talonitis (fascitis plantar)

Varios factores pueden contribuir a la aparición de talónitis, uno de los cuales es indudablemente una cierta predisposición individual, relacionada con conformaciones del pie como el “pie plano” (es decir, en pronación) y el pie hueco (caracterizado por la acentuación del arco plantar).

Es más frecuente en personas de mediana edad, en quienes padecen obesidad u otros trastornos endocrino-metabólicos, y en mujeres embarazadas, así como en pacientes que padecen hiperuricemia o patologías inmuno-reumatológicas.

En particular, el exceso de peso corporal puede jugar un papel decisivo en la aparición de los síntomas, especialmente si el aumento es repentino.

También existen determinados hábitos que pueden incrementar la probabilidad de desarrollar talonitis y que, por tanto, es importante investigar en la anamnesis del paciente para un correcto abordaje diagnóstico y terapéutico.

De hecho, cualquier terapia será menos eficaz si los factores de riesgo y los desencadenantes no se eliminan o al menos se mitigan.

Un factor muy importante a considerar en primera instancia es el tipo de calzado que usa el paciente: muchas veces, de hecho, las personas usan zapatos que no son adecuados para la conformación de sus pies, bien porque no tienen tacón (como ciertos tipos de “bailarinas”), o con una suela inapropiada (como “chanclas” u otro tipo de pantuflas que se usan durante la temporada de verano).

Hay que tener en cuenta que, en algunos casos, la inadecuación del calzado está simplemente ligada a su uso durante demasiado tiempo.

Además, como consecuencia del uso de calzado deportivo inadecuado, gestos atléticos incorrectos o sobrecarga funcional, cierto tipo de actividad profesional puede provocar una tracción anormal a nivel de la fascia plantar, o incluso microtraumatismos continuos (por ejemplo, al saltar y aterrizar). frecuentemente ser responsable de la aparición de fascitis plantar.

Curiosamente, la heelitis suele manifestarse con un patrón estacional típico, con un pico de incidencia en los meses de verano, época en la que es habitual llevar calzado con suela menos reforzada.

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Acerca de la fascitis plantar: ¿Cómo se puede prevenir la talonitis?

La inflamación de la región del talón se puede prevenir eliminando o corrigiendo los factores negativos que la provocan.

En lo que al calzado en particular se refiere, si quieres evitar padecer una talonitis, lo mejor es elegir zapatos que sean adecuados para el tipo de actividad que practicas, y reemplazarlos cuando aparezcan los primeros signos de desgaste o falla estructural.

El calzado profesional debe elegirse preferiblemente con el asesoramiento de un experto; en la actividad diaria, por el contrario, se debe evitar en la medida de lo posible el calzado con suela completamente plana o especialmente fina y blanda.

Por otro lado, también se deben evitar los tacones demasiado altos, ya que pueden provocar patologías de la parte anterior del pie y contribuir a la retracción o 'acortamiento' del tendón de Aquiles.

Un tacón de unos pocos centímetros es ciertamente ideal desde un punto de vista biomecánico y también es útil para brindar alivio si ya ha aparecido fascitis plantar.

Además de llevar un estilo de vida saludable, que nos permita controlar nuestro peso corporal y mantener bajo control las patologías existentes, es de fundamental importancia reconocer si existen deformidades en el pie (p. Ej., Planitud o cavo) y, si es posible , para corregirlos adecuadamente con ortesis a medida (plantillas a medida hechas a la forma del pie).

Los aparatos ortopédicos pueden reducir el riesgo de recurrencia después de la recuperación de la fascitis plantar o potencialmente reducir el riesgo de recurrencia en personas predispuestas.

La importancia de la elección del calzado

La prevención del dolor de talón es principalmente una cuestión de elegir los zapatos adecuados para usar.

Aquellos que no padecen otros trastornos del pie deben usar zapatos cómodos pero de apoyo, es decir, calzado que ofrezca soporte al pie sin ser opresivo.

Como ya se mencionó, los tacones pueden ayudar a las mujeres, pero solo si tienen solo unos centímetros de altura y tienen una buena base de apoyo (es decir, no un “stiletto”).

Esto es cierto para los zapatos que se usan durante las actividades diarias normales; Las actividades deportivas ciertamente requieren una mayor atención en la elección de los zapatos y la altura de la suela en correspondencia con la base del talón.

Es importante destacar que, aún en el tema de la actividad deportiva, siempre se debe prestar especial atención (tanto para actividades competitivas como, más aún, recreativas-amateur) al tipo, intensidad y duración del entrenamiento, así como a la ejecución del gesto atlético.

Además, para la prevención de la fascitis plantar, es recomendable que las personas susceptibles dediquen unos minutos de cada día al estiramiento y entrenamiento propioceptivo del pie y tobillo.

¿Qué hacer en caso de fascitis plantar?

El abordaje terapéutico es en primera instancia conservador, ya que se prefiere limitar la cirugía solo a aquellos casos en los que el paciente no ha respondido de ninguna manera a todas las demás terapias.

Las taloneras de silicona con una parte de descarga central ciertamente deben considerarse como un “primeros auxilios” para ser implementado mientras espera para consultar al médico.

Ondas de choque para la talitis

En el estado actual del conocimiento, una estrategia de tratamiento importante para este tipo de inflamación es sin duda la terapia de ondas de choque, cuya validez clínica está avalada por un gran número de artículos científicos que demuestran su eficacia.

Es seguro, no invasivo, ambulatorio, repetible y prácticamente libre de efectos secundarios.

Además, cuando se realiza con equipo y por manos expertas, es bien tolerado por el paciente, que no tiene por qué temer al dolor durante la sesión.

La terapia consiste en estimulación micromecánica, la cual, al masajear suavemente los tejidos, estimula a las células a producir una serie de factores de crecimiento y otros mediadores bioquímicos que sirven para contrarrestar la inflamación y estimular la cicatrización de los tejidos.

Cabe señalar que las ondas de choque no causan de ninguna manera daño tisular ni rompen calcificaciones y espolones óseos, pero tienen un efecto modulador real sobre la inflamación.

De ello se desprende que, para todas las heelitis asociadas a la presencia de un posible espolón óseo (en términos médicos un osteofito), el objetivo no es romper o eliminar el espolón, sino resolver la inflamación en ese sitio, que es él mismo responsable de la dolor.

El ciclo de tratamiento consta de 3 sesiones de terapia, de media a la semana.

Es importante recordar al paciente que la eficacia de las ondas de choque generalmente no es inmediata, por lo que es necesario esperar unas semanas (pero a veces más de 2 meses) para evaluar los efectos beneficiosos y que, entre sesiones de terapia, puede haber un brote temporal de dolor.

Terapia infiltrativa local

Si bien en la mayoría de los casos la fascitis plantar se puede resolver con la terapia de ondas de choque, hay algunos casos que son refractarios a la curación, pero estos suelen ser casos crónicos de pacientes que ya se han sometido a varios tipos de terapia.

En tales casos, la terapia infiltrativa local con factores de crecimiento autólogos (es decir, extraídos de la propia sangre del paciente), como el concentrado de plaquetas conocido como PRP, u otras preparaciones, puede considerarse como una indicación para apagar la inflamación y estimular la cicatrización del tejido, aunque no con un método biofísico como las ondas de choque, pero con una estrategia bioquímica.

También es importante recordar que el tratamiento con ondas de choque no solo es repetible en caso de beneficio parcial, sino que sobre todo no excluye la posibilidad de aplicar otras estrategias de medicina regenerativa como la terapia infiltrativa mencionada anteriormente.

La importancia de consultar a un especialista para un correcto diagnóstico

Cabe destacar que no todos los dolores de talón pueden atribuirse a fascitis plantar, aunque sin duda es una de las patologías más frecuentes.

Por ello, es necesario en primera instancia formular un diagnóstico correcto, que, tras la exploración clínica, incluye la exploración radiológica estándar, que puede combinarse con una exploración en profundidad con ecografía, o incluso una resonancia magnética. (RM) en presencia de sospecha diagnóstica específica.

El éxito de la terapia, de hecho, depende en primera instancia del marco de diagnóstico correcto.

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Fuente:

Humanitas

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