¿Agrandamiento de la próstata? El tratamiento de la hipertrofia prostática benigna BPH se suaviza

Stents, microbalas y vapor de agua: procedimientos de 'bajo impacto' para tratar la hipertrofia prostática benigna (HPB)

Desde los stents temporales hasta la embolización prostática, desde la energía del vapor de agua hasta las microbalas que se aplican en la glándula: estas son algunas de las últimas técnicas quirúrgicas creadas para combatir de forma mínimamente invasiva el “agrandamiento de la próstata”, una condición que en términos técnicos se denomina hiperplasia prostática benigna (HPB) y que pueden tener repercusiones en el complicado mecanismo de la micción.

La BPH, hipertrofia prostática benigna, es muy común, y aproximadamente la mitad de todos los hombres entre 50 y 60 años de edad están afectados.

La incidencia aumenta progresivamente con la edad (hasta el 90% de los hombres mayores de 80 años).

El aumento de tamaño de la glándula crea una obstrucción, lo que provoca síntomas urinarios como un flujo débil o una sensación de vejiga llena, incluso inmediatamente después de orinar.

La hipertrofia también puede provocar la necesidad de orinar varias veces, a menudo yendo al baño o levantándose por la noche debido a la urgencia o dificultad para contener la orina.

También puede ser difícil comenzar a orinar, requerir esfuerzos prolongados para orinar o tener incontinencia.

La aparición de estos problemas es una de las razones para ver a un urólogo.

Si la HBP no es controlada y tratada por un especialista, puede dar lugar a diversas complicaciones: además del riesgo de disfunción vesical, puede provocar infecciones urinarias, fiebre y formación de cálculos, e incluso posibles daños renales.

Hipertrofia de próstata: tratamientos

Hay muchas opciones para el tratamiento de la HBP (tratamientos fitoterapéuticos, farmacológicos y quirúrgicos), y estos deben ser propuestos a los pacientes de acuerdo con la gravedad de sus quejas.

Algunos tienen efectos secundarios, por lo que es fundamental que el urólogo, en la medida de lo posible, proponga soluciones acordes con la situación y las expectativas de los pacientes.

La resección endoscópica de próstata (RTUP – transurethral prostat resection), en la actualidad también realizada con diferentes tipos de láser (holmium, green, tullium, etc.), ha sido el tratamiento quirúrgico de elección en las últimas décadas.

Generalmente se realiza bajo espinal o anestesia general, requiere 3-4 días de hospitalización y la colocación de una sonda vesical durante unos días después de la operación.

Sin embargo, la técnica puede tener efectos secundarios, siendo el principal la retroaculación (falta de descarga de esperma después del orgasmo).

También se han reportado casos de incontinencia urinaria y déficit eréctil.

Para superar las limitaciones de este procedimiento, se han diseñado y validado muchos procedimientos mínimamente invasivos a lo largo de los años, lo que brinda muchas ventajas.

En primer lugar, pueden realizarse de forma ambulatoria o con una corta estancia hospitalaria (regreso a casa el mismo día o al día siguiente).

Además, el tiempo de recuperación después del procedimiento es generalmente más rápido.

La retroaculación es menos probable o incluso evitada con tratamientos mínimamente invasivos, que pueden ofrecer alivio de los síntomas y, a veces, resolverlos.

En otros casos, estas técnicas pueden actuar como 'puente' para posponer tratamientos más invasivos hasta años posteriores.

Una de las técnicas de nueva generación es el levantamiento de próstata y uretra (PUL).

El procedimiento utiliza un cistoscopio para liberar pequeños implantes, similares a alfileres, en la próstata.

Estos implantes pellizcan el tejido de la próstata y comprimen la próstata agrandada para reducir la obstrucción uretral y mejorar el flujo de orina.

No se realizan cortes ni se utilizan fuentes de calor para destruir o extirpar el tejido prostático.

El procedimiento es muy rápido (menos de una hora) y normalmente te puedes ir a casa el mismo día.

Se puede realizar con anestesia local o general.

Otra técnica introducida recientemente es la terapia de vapor de agua termal.

Este tratamiento utiliza vapor para destruir las células de la próstata que comprimen la uretra.

En un dispositivo, el agua estéril se calienta justo por encima del punto de ebullición y luego se 'inyecta' una dosis precisa de vapor en la próstata con una pequeña aguja.

La liberación de esta energía térmica provoca una rápida muerte celular, lo que conduce a la contracción de la próstata.

El tratamiento se realiza con anestesia local, que puede ir acompañada de sedación.

Se utiliza un stent temporal en lugar de la implantación temporal de un dispositivo de nitinol.

Este dispositivo se introduce por vía endoscópica y permanece colocado durante cinco días, el tiempo medio necesario para agrandar la uretra prostática.

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Fuente:

Niguarda

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