Hernia inguinal: síntomas y tratamiento

Una hernia inguinal es la fuga de vísceras abdominales a través de una zona de debilidad de la pared, debido a la presencia del canal inguinal

Este canal permite el paso de los vasos sanguíneos a los testículos y al conducto espermático y está situado justo encima del pliegue inguinal.

Las vísceras rodeadas por un saco peritoneal penetran desde el interior de la cavidad abdominal, a través del anillo inguinal interno, a lo largo de este canal y salen por una abertura, el anillo inguinal externo, ubicado cerca del pubis.

Tipos de hernias inguinales

Las hernias inguinales se encuentran con mayor frecuencia en el lado derecho por razones desconocidas.

Se clasifican en hernias oblicuas externas, directas e internas.

Esta subdivisión no tiene importancia con respecto al cuadro de síntomas ni a la elección del tratamiento.

¿Quién tiene más probabilidades de sufrir una hernia inguinal?

Las hernias inguinales son diez veces más comunes en hombres que en mujeres y se encuentran cada vez más con la edad avanzada.

Así se refleja en la cifra, extraída de un registro nacional, que reporta una frecuencia de cirugía de hernia inguinal del 0.25% a los 18 años, pasando al 4% de 75 a 80.¹

Además del género masculino y la edad, un factor de riesgo observado es la familiaridad: aquellos que tienen antepasados ​​y parientes directos con hernia tienen un riesgo 8 veces mayor de tener una hernia inguinal en comparación con aquellos que no los tienen.²

Los pacientes con sobrepeso u obesos tienen más probabilidades de desarrollar una hernia inguinal que aquellos con bajo peso.³

Otras condiciones favorables son la presencia de bronquitis obstructiva crónica y el tabaquismo, probablemente por efecto de la tos repetida que produce aumento de la presión intraabdominal, la presencia de aneurismas aórticos y enfermedades del tejido conjuntivo.

La opinión de que el levantamiento de pesas puede promover la formación de hernia inguinal no está respaldada por datos científicos; además, no hay evidencia de una mayor incidencia de hernia inguinal en levantadores de pesas.4

¿Qué causa la formación de una hernia inguinal?

El factor causal más probable relacionado con la aparición de la hernia inguinal es una alteración en la composición del colágeno, el componente del tejido conectivo principalmente responsable de su fuerza y ​​firmeza.

Se han realizado estudios al respecto, pero en la actualidad no existen mecanismos que se crean definitivamente responsables de estas alteraciones en el colágeno y, sobre todo, no se vislumbra una posible estrategia terapéutica eficaz.

¿Cuáles son los síntomas característicos de una hernia inguinal?

En alrededor de un tercio de los pacientes, no hay síntomas, solo una hinchazón que aparece al ponerse de pie y después de un esfuerzo y desaparece al acostarse.

El síntoma más frecuente es el dolor, a veces continuo y sordo ya veces agudo, especialmente después de toser, pujar y tener relaciones sexuales.

El dolor suele empeorar al final del día y se alivia adoptando la posición supina o retrayendo la hernia en el abdomen con maniobras manuales.

Si el dolor se presenta de forma aguda, no se alivia al acostarse boca arriba y se asocia a la presencia de una tumefacción inguinal dolorosa, tensa, que no se puede reducir ni siquiera con maniobras manuales, se debe sospechar de estenosis herniaria, requiriendo evaluación médica urgente. y posible intervención quirúrgica para evitar complicaciones graves como la perforación intestinal.

En el caso de tumefacción inguinal reducible, el diagnóstico es obvio y no requiere mayor investigación con ecografía o tomografía.

Estos exámenes solo pueden ser necesarios cuando las características típicas de una hernia inguinal, descritas anteriormente, no están presentes para descartar hernias ocultas u otras patologías.

¿Cómo se trata una hernia inguinal?

Las hernias inguinales que provocan síntomas que interfieren en la calidad de vida del paciente deben ser operadas.

En el caso de una hernia sin síntomas asociados, también se puede optar por no operar, especialmente en pacientes con otras patologías que hacen que la cirugía sea riesgosa.

En las mujeres, como suele ser difícil diferenciar una hernia inguinal de una hernia crural, se prefiere indicar cirugía incluso en ausencia de síntomas.

Esta estrategia se justifica por el hecho de que las hernias crurales tienen un alto riesgo de estrangularse y requerir cirugía urgente5.

La cirugía de reparación de hernia inguinal implica la aplicación de una malla sintética para cerrar el defecto de la pared.

La operación se puede realizar con una incisión inguinal bajo anestesia local y sin necesidad de hospitalización, o por vía laparoscópica bajo anestesia general con tres pequeñas incisiones.

La cirugía laparoscópica tiene las siguientes ventajas

  • intervención más fácil en presencia de una hernia recurrente
  • posibilidad de realizar la reparación de la hernia bilateral usando solo tres pequeñas incisiones en la piel como para las hernias unilaterales;
  • recuperación postoperatoria más rápida.

En términos de efectividad, tanto la reparación tradicional como la laparoscópica son superponibles.

En pacientes con comorbilidades se prefiere la técnica con anestesia local, por ser menos invasiva.

El procedimiento laparoscópico es técnicamente más complejo y requiere cirujanos con experiencia suficiente para garantizar resultados óptimos.

El dolor postoperatorio crónico en el sitio quirúrgico es muy frecuente, afecta aproximadamente a 1 de cada 10 pacientes, y en la mitad de estos casos es además incapacitante.

La técnica laparoscópica no parece aportar ventajas sobre la técnica tradicional en este ámbito.

Hernia Inguinal, Consejos de Prevención

El uso de dispositivos que contienen hernias, como cinturones y pantalones especiales, está muy extendido, pero no hay estudios que documenten su eficacia para reducir los síntomas y prevenir complicaciones.7

Bibliografía

Burcharth J, Pedersen M, Bisgaard T, Pedersen C, Rosenberg J. Prevalencia nacional de reparación de hernia inguinal. PLoS Uno 2013; 8: e54367.

Burcharth J, Pommergaard HC, Rosenberg J. La herencia de la hernia inguinal: una revisión sistemática. Hernia 2013;17:183-9.

de Goede B, Timmermans L, van Kempen BJ, van Rooij FJ, Kazemier G, Lange JF, Hofman A, Jeekel J. Factores de riesgo de hernia inguinal en hombres de mediana edad y ancianos: resultados del estudio de Rotterdam. Cirugía. 2015;157:540-6.

Ruhl CE, Everhart JE. Factores de riesgo de hernia inguinal en adultos de la población estadounidense. Am J Epidemiol 2007; 165:1154-61.

Fitzgibbons RJ Jr, Forse RA Práctica clínica. Hernias inguinales en adultos. N Engl J Med. 2015;372:756-63.

Simons MP, Aufenacker T, Bay-Nielsen M, Bouillot JL, Campanelli G, Conze J, de Lange D, Fortelny R, Heikkinen T, Kingsnorth A, Kukleta J, Morales-Conde S, Nordin P, Schumpelick V, Smedberg S, Smietanski M, Weber G, Miserez M. Directrices de la European Hernia Society sobre el tratamiento de la hernia inguinal en pacientes adultos. Hernia 2009;13:343-403.

Whitaker J, Akritidis G, Baker D. ¿Quién confía en una armadura?. Hernia. 2014;18:147-8.

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Fuente:

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