A los niños autistas les cuesta relacionarse con los demás pero no entre ellos: estudian en Pnas

Interacción de niños autistas: muchas personas con autismo reportan dificultades en la interacción social con personas con desarrollo típico pero no con otras personas autistas

Una observación anecdótica que ahora es confirmada por un estudio realizado por un equipo interdisciplinario e internacional coordinado por el Instituto Italiano de Tecnología y compuesto por investigadores del Irccs Istituto Giannina Gaslini en Génova y la Universidad de Hamburgo.

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El estudio de Gaslini de Génova y la Universidad de Hamburgo sobre niños autistas

A nivel de escritura, el estudio reveló diferencias en cómo se escribe la información intencional en movimiento típico y autista.

Esta 'disimilitud cinemática incide en la posibilidad de lectura recíproca y, en particular, en la posibilidad de identificar en la cinemática aquellas variaciones que transmiten información sobre la intención', explican los investigadores.

El estudio mostró que los niños con autismo tienen dificultad para identificar variaciones de información en la cinemática típica (pero no en la cinemática autista), y viceversa, que los niños con desarrollo típico tienen dificultad para identificar variaciones de información en la cinemática autista (pero no en la cinemática típica).

En particular, el equipo de investigadores estudió cómo se codifica la información sobre la intención en el movimiento de las personas con desarrollo típico y autista (cómo se escribe la información en el movimiento) y cómo los observadores típicos y autistas leen esa información (cómo se lee la información). .

Interpretar el movimiento, de hecho, es fundamental para interactuar con los demás: ya sea prediciendo el movimiento de un oponente, como en el baloncesto, o anticipando la intención de otra persona de pasarnos un objeto.

Niños autistas, estudio publicado en 'Proceedings of the National Academy of Sciences' (Pnas)

El estudio, publicado en la revista 'Proceedings of the National Academy of Sciences' (Pnas), investigó esta capacidad en una condición como el autismo, que se caracteriza por dificultades en la interacción social, y reveló diferencias entre el desarrollo típico y autista en ambos ' movimientos de "escritura" y "lectura", como si fueran códigos diferentes.

Esta diferencia 'podría explicar, al menos en parte', escribe el equipo de investigación, 'las dificultades que encuentran las personas con autismo al interactuar con personas típicamente desarrolladas en la vida cotidiana.

Por el contrario, podría explicar por qué las personas con un desarrollo típico también pueden experimentar dificultades para interactuar con personas con trastornos del espectro autista”.

El estudio, en el que participaron matemáticos, físicos, psicólogos, médicos y neurocientíficos, se llevó a cabo en dos fases: en la primera, la fase de ejecución, los investigadores estudiaron cómo se escribe la información de intención en el movimiento típico y autista.

Para ello registraron, utilizando técnicas de captura de movimiento también de uso común en el ámbito cinematográfico, acciones realizadas por niños con desarrollo típico y niños con autismo con diferentes intenciones.

En particular, se instruyó a los niños a agarrar una botella y verter agua en ella (alcanzar para verter) o agarrar la botella y ponerla en una caja (alcanzar para poner).

En un segundo paso, se utilizaron videos de las acciones registradas en la primera fase para estudiar la capacidad de niños con desarrollo típico y niños con autismo para leer la intención del movimiento.

Los niños solo podían ver la primera parte de la acción (hasta llegar a la botella) y se les pedía que adivinaran la intención: verter o mover.

Además de estas dificultades de lectura recíproca “existe una dificultad específica de la condición autista relativa a la capacidad de extraer correctamente la información intencional codificada en el movimiento.

A diferencia de los niños con desarrollo típico, los niños con autismo, una vez que han identificado las variaciones de información, tienen dificultad para extraer la información contenida en ellas.

Esta dificultad se manifiesta en referencia tanto a las acciones típicas como a las autistas y puede llevar a los niños con autismo a confundir una intención con otra”.

“El autismo se ha comparado con una especie de ceguera mental: la ceguera mental.

Sin embargo, nuestro estudio muestra que los niños con autismo no son 'ciegos' a la información contenida en el movimiento.

Ven los caracteres, pero no siempre son capaces de identificarlos y no pueden leerlos”, destaca Cristina Becchio, investigadora del IIT, profesora de Neurociencia Cognitiva en la Universidad de Hamburgo y coordinadora del estudio.

“El desafío para el futuro es entender si es posible enseñar a leer la mente en movimiento, como enseñamos a leer en la escuela”.

Estos resultados”, añade Lino Nobili, director de Neuropsiquiatría del Instituto Giannina Gaslini de Génova, “sugieren cómo las dificultades en la interacción social pueden ser recíprocas.

Por tanto, cualquier intervención terapéutica debe tener en cuenta tanto al individuo como a las personas con las que interactúa.

El estudio proporciona una clave importante para comprender el comportamiento autista y describe posibles perspectivas para la intervención y el seguimiento de los enfoques terapéuticos”.

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Fuente:

Agencia Dire

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