Agorafobia: ¿Qué es y cuáles son los síntomas?

Palpitaciones, temblores y dolores en el pecho son algunos de los síntomas de la agorafobia, el miedo a lugares y situaciones de los que sería difícil escapar

La agorafobia es una forma de ansiedad relacionada con la sensación de estar en lugares o situaciones de las que sería difícil escapar

El trastorno de ataque de pánico, es decir, la recurrencia de varios ataques vinculados a la preocupación anticipada de que ocurrirán otros, puede ocurrir con o sin agorafobia.

Los ataques de pánico según el DSM-IV-R son parte de los trastornos de ansiedad y se definen como: un período específico de miedo o incomodidad intensos, durante el cual 4 o más de los siguientes síntomas se desarrollaron repentinamente y alcanzaron su punto máximo en 10 minutos:

  • palpitaciones, palpitaciones del corazón o taquicardia
  • transpiración
  • temblores finos o grandes
  • falta de aire o sensación de ahogo
  • sensación de asfixia
  • dolor o molestias en el pecho
  • náuseas o molestias abdominales
  • sensación de tambaleo, inestabilidad, mareo o desmayo
  • desrealización (sensación de irrealidad) o despersonalización (estar separado de uno mismo)
  • miedo a perder el control o volverse loco
  • miedo a morir
  • parestesias (entumecimiento u hormigueo)
  • escalofríos o sofocos.

Si no se trata, el trastorno puede volverse incapacitante con el tiempo.

La persona, atenazada por la ansiedad anticipatoria y el deseo de evitar nuevos ataques, evita las situaciones.

En los casos más graves, la persona puede incluso dejar de coger el coche o el transporte público, o salir de casa.

Por esta razón, la agorafobia no debe subestimarse.

Si no se trata, puede cronificarse y fluctuar, es decir, agudizarse cada cierto tiempo.

Por otro lado, es bueno saber que se pueden lograr muy buenos resultados e incluso una recuperación completa si se trata adecuadamente.

Signos y síntomas de la agorafobia

Los síntomas de los ataques de pánico, de los que la agorafobia puede ser una manifestación, son similares y, por lo tanto, pueden confundirse con otras enfermedades, como la angina de pecho.

De hecho, las salas de urgencias suelen recibir solicitudes de ayuda en las que se confunden las dos enfermedades.

Este síntoma también está asociado con nuestras vidas agitadas.

Sin embargo, es necesario someterse a todos los controles médicos para descartar factores médicos de incidencia y hacer un diagnóstico diferencial de los ataques de pánico.

Por tanto, lo primero que hay que hacer es consultar al médico de cabecera, que tendrá que someter a la persona a todas las pruebas necesarias.

Por ejemplo pruebas de tiroides, electrocardiograma, etc.

Tratamiento de la agorafobia

En el caso de la agorafobia, se suele utilizar la terapia farmacológica o psicofarmacológica, que puede ser útil o imprescindible para paliar los síntomas.

La ansiedad, sin embargo, es generalmente una forma que tiene nuestro cuerpo/cerebro de hablarnos.

Es un mensaje que hay que decodificar y que si no se decodifica sigue actuando.

Cuando no expresamos sentimientos, no procesamos recuerdos, no definimos situaciones, toda esta energía no escuchada y no canalizada puede desarrollar ansiedad.

Para curarlo, por lo tanto, es necesario, por un lado, tratar los síntomas con medicamentos o terapia conductual y, por otro lado, comprender los mensajes ocultos, sacar lo 'tácito'.

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