Artrosis: qué es, causas, síntomas y tratamiento

La artrosis es una de las enfermedades del aparato locomotor más conocidas y una de las más extendidas: la artrosis es una enfermedad crónica que afecta a un gran porcentaje de la población y se caracteriza por la degeneración del cartílago articular

Por lo general, la artrosis afecta a personas en la adolescencia tardía o de edad avanzada, y afecta a más mujeres que hombres.

El desarrollo de artrosis es más frecuente en individuos con sobrepeso severo.

Pero hagamos un acercamiento paso a paso: veamos cómo reconocer la artrosis, cuáles son los síntomas, qué terapias adoptar y todas las novedades médico-científicas sobre esta extendida enfermedad.

¿Cuáles son las causas de la artrosis?

No existen causas desencadenantes reconocibles con precisión; de hecho, todavía hoy se desconoce su origen.

La lectura médica indica que esta enfermedad crónico degenerativa puede deberse a la edad (mayor incidencia en ancianos), factores relacionados con el equilibrio articular, herencia, trauma repetido, una condición inflamatoria crónica, enfermedad del sistema endocrino o condiciones como la obesidad.

No está claro por qué la enfermedad se desarrolla en ciertos individuos y esto hace que sea más difícil implementar una prevención adecuada.

¿Qué sucede cuando tienes artrosis?

El paciente comienza a percibir los primeros síntomas de la artrosis, generalmente por quejarse de dolor en las articulaciones.

Frecuentemente hay antecedentes de traumatismo en esa zona, pero también se pueden desgastar las articulaciones por daño vascular, causas endocrinas, diabetes mellitus e hipotiroidismo.

¿Cuáles son los síntomas de la enfermedad?

El paciente con artrosis comienza a quejarse de dolor articular crónico sordo, que a veces no puede utilizar tanto como antes, experimentando limitaciones funcionales.

Al principio no se le da peso al dolor porque solo ocurre cuando uno está 'en acción' y no en reposo.

Este dolor disminuye durante la noche, para reaparecer durante el día cuando uno está realizando acciones mecánicas o estando de pie. Algunos pacientes se quejan de rigidez, que se resuelve en unos minutos.

La artrosis es una enfermedad degenerativa e irreversible, y puede conducir a deformidades articulares permanentes.

Los diversos tipos de artrosis.

La enfermedad degenerativa de la artrosis puede concentrarse en diferentes áreas y, en algunas, se presenta con mayor frecuencia.

Veamos esta lista con una explicación de las características más destacadas de la enfermedad según el área afectada:

  • Artrosis de rodilla. Caminar, subir y bajar escaleras, arrodillarse: cuando la artrosis afecta a esta zona, el dolor puede ser muy intenso. No es raro que el paciente sienta una especie de 'crujido' al arrodillarse, debido a la degeneración de la articulación. La artrosis puede dar lugar a la aparición de valgismo y varo y bloqueo parcial de la rótula.
  • Osteoartrosis de la mano. Por lo general, afecta las falanges y las articulaciones interfalángicas, y también puede afectar la función de la muñeca.
  • Osteoartrosis de la columna vertebral. En la mayoría de los casos afecta a las regiones cervical y lumbar. Puede provocar dolor en la escápula, escoliosis, protrusión del disco intervertebral, ciática y dolor en las piernas.
  • Osteoartrosis de cadera. Se trata de un dolor muy intenso al estar de pie o al estirar demasiado esta zona. No es raro que los pacientes con artrosis de cadera cojeen o tiendan a sentarse mucho.

Nódulos óseos

En ocasiones, la artrosis de las manos se puede reconocer por protuberancias óseas muy notorias, que inquietan al paciente y son un síntoma claro de la patología.

Tales nódulos, cuando se localizan al nivel de la articulación interfalángica distal, se denominan nódulos de Heberden y provocan deformidad articular y un cambio en la apariencia de los dedos de la mano.

Los nódulos que afectan a la articulación interfalángica proximal se denominan nódulos de Bouchard.

Tales deformidades no pueden beneficiarse de la terapia con medicamentos y solo pueden tratarse para reducir el dolor.

Es importante practicar ejercicio y fisioterapia para no perder elasticidad y movilidad en las manos.

Si la situación se vuelve insoportable para el paciente, que se ve limitado en sus acciones diarias, se puede optar por el tratamiento quirúrgico.

En este caso, el cirujano puede optar por una reconstrucción de la articulación, extracción de tejido óseo o fusión de las porciones óseas interfalángicas (artrodesis).

Artrosis cervical

La artrosis cervical es generalizada, incapacitante y molesta.

Puede desarrollarse por una predisposición genética o como consecuencia de hechos como accidentes de tráfico, trabajo excesivamente sedentario o actividades que afecten al normal funcionamiento de la columna.

A la hora de diagnosticar la artrosis cervical, el médico se centra en las siete primeras vértebras y su desgaste, así como en las superficies óseas de los discos intervertebrales.

Estos se vuelven cada vez más delgados a medida que avanza la enfermedad y se erosionan, lo que lleva a una posible hernia de disco.

Los principales síntomas de la artrosis cervical son:

  • dolores de cabeza, fuertes dolores de cabeza;
  • cansancio inexplicable;
  • fiebre;
  • sensación de malestar;
  • náuseas intensas;
  • hormigueo;
  • falta de fuerza en brazos, piernas, manos y pies;
  • dificultad para hablar;
  • irritabilidad.

Cómo se diagnostica la artrosis

Si hay alguna duda sobre la artrosis, el médico tratante prescribirá pruebas de rayos X para resaltar cualquier deformidad o quiste óseo.

Una vez que se ha determinado la presencia de la patología, el especialista prescribirá la mejor terapia para sus necesidades específicas, que puede incluir gimnasia, tomar medicamentos antiinflamatorios para reducir el dolor y más.

El papel de la actividad física en la artrosis

Hemos ilustrado cómo la artrosis puede tener un origen hereditario o ser el resultado de un trauma y malos hábitos durante un largo período de tiempo.

Por ello, es fundamental prevenirla, y el ejercicio es una actividad imprescindible para contrarrestar su aparición.

Si uno realiza un trabajo repetitivo, muy sedentario o, por el contrario, obliga a muchas horas de pie, es importante identificar el tipo de ejercicio más adecuado a sus necesidades.

Sin embargo, la artrosis no perdona ni siquiera a los deportistas en los que los microtraumatismos, repetidos en el tiempo, pueden conducir a la degeneración articular.

El papel de la dieta en la artrosis.

No sólo la actividad física, sino también una dieta equilibrada y controlada es crucial para prevenir la enfermedad.

La movilidad articular debe ir acompañada de una dieta adecuada, que incluya grandes cantidades de antioxidantes, omega-3, minerales, agua, la porción adecuada de frutos secos consumidos diariamente y, si es necesario, también suplementos, evitando la ingesta excesiva de alcoholes.

¿Qué suplementos se deben incluir en una dieta para prevenir la artrosis?

Con el fin de prevenir y contrarrestar los trastornos articulares, su especialista puede aconsejarle que tome los siguientes complementos alimenticios

  • vitamina C;
  • vitamina D;
  • curcumina;
  • colágeno
  • ácido hialurónico;
  • sulfato de glucosamina;
  • sulfato de condroitina;

La importancia del control de peso

Una dieta adecuada es esencial no solo para el suministro adecuado de los nutrientes necesarios, sino también para controlar el peso corporal.

El sobrepeso u obesidad severos conducen a que las articulaciones estén sobrecargadas por cargas excesivas y constantes, con la consecuencia inevitable de la degeneración prematura de las articulaciones.

Artrosis e hipotiroidismo

La correlación entre la disfunción tiroidea y la enfermedad articular es bien conocida en la literatura médica.

En particular, se observa que los pacientes con tiroiditis de Hashimoto pueden quejarse de problemas como artrosis o artritis.

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