Asma: de los síntomas a las pruebas diagnósticas
El asma es una enfermedad perfectamente tratable que, si no se trata, puede volverse paralizante. Es una enfermedad inflamatoria crónica de las vías respiratorias, en la que los bronquios, al ser sometidos a diversos estímulos, alergénicos o no, se inflaman, provocando dificultad para respirar, tos seca y sensación de opresión en el pecho.
Dependiendo del nivel de la enfermedad, estos síntomas pueden ser solo molestos o preocupantes y, en algunos casos, pueden incluso poner en peligro la vida del paciente, requiriendo el acceso al sala de emergencias.
¿Cuáles son las causas del asma y qué factores pueden desencadenarla?
El asma tiene varias causas.
Generalmente, esta reactividad anormal de las vías respiratorias es causada por agentes alergénicos, inmunológicos o físicos.
En algunos pacientes, por ejemplo, el broncoespasmo se desencadena por cambios drásticos en la temperatura o la humedad, o durante la temporada de polen o la exposición al moho.
Incluso un perfume puede desencadenar una crisis repentina porque, en el caso de hiperreactividad bronquial, el estímulo, si no se controla mediante terapia, puede llegar en cualquier momento.
Pruebas para el diagnóstico de asma.
El diagnóstico de asma bronquial no es clínico, es decir, no depende solo de lo que el especialista oiga al examinar al paciente con el fonendoscopio, y no es solo subjetivo, es decir, no puede basarse solo en los síntomas reportados por el paciente.
Es un diagnóstico funcional y la prueba estándar para el diagnóstico es la prueba de función respiratoria con la prueba de broncodilatación o, para un diagnóstico de tercer nivel, la prueba de broncoconstricción con metacolina.
Entonces es necesario comprender qué tipo de patología tiene el paciente investigando los estímulos responsables del broncoespasmo en el sistema inmunológico.
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