Colangitis: síntomas, causas y tratamiento

La colangitis es una inflamación severa (también conocida como inflamación) de los conductos biliares que ocurre cuando hay un bloqueo mecánico de los conductos biliares.

Estas obstrucciones pueden ser debidas a la formación de cálculos, pero también tienen su origen en procesos obstructivos complicados por la presencia de infecciones bacterianas o parasitarias, ya sean de carácter benigno o maligno.

La inflamación de las vías biliares también puede depender de mecanismos autoinmunes.

Pero, ¿cuántas formas de colangitis pueden ocurrir?

  • Colangitis infecciosa o ascendente: su causa más frecuente es la coledocolitiasis
  • colangitis supurativa aguda
  • Colangitis esclerosante: ocurre cuando la inflamación de las vías biliares proviene de mecanismos autoinmunes
  • Colangitis tóxica: es causada por reflujo de jugos pancreáticos
  • colangitis química
  • Colangitis alérgica

Formas infecciosas: causas y síntomas.

La colangitis infecciosa puede ser aguda o crónica.

La forma infecciosa aguda se ve favorecida por la estasis biliar y se origina por procesos obstructivos de la vía biliar extrahepática e infección bacteriana de la bilis.

Es raro que las bacterias se propaguen por el torrente sanguíneo, más fácilmente la infección se desarrolla por la vía ascendente (de ahí el nombre de la enfermedad, colangitis ascendente).

Las bacterias más raras que pueden infectar la bilis incluyen Ascaris lumbricoides o Clonorchis sinensis.

Los más comunes incluyen escherichia coli, pnemobacilli, la familia de los estreptococos, bacterias salmonella, enterobacter, clostridia, knebsiella y pseudomonas.

Cuando las bacterias no son las responsables, la colangitis infecciosa también puede ser causada por lesiones posteriores a una cirugía realizada en el estómago, el duodeno o el apéndice.

Más raramente ocurre en presencia de problemas en el sistema digestivo.

Por ejemplo tifus, fístulas intestinales, úlceras, divertículos duodenales y apendicitis aguda.

También se puede asociar con trastornos del páncreas, como fibrosis quística, pancreatitis y tumores pancreáticos o de ganglios linfáticos e hígado, así como tuberculosis.

Cuando las infecciones bacterianas son especialmente graves, se ven afectadas por la presencia de pus y dan lugar a una colangitis supurativa aguda, que favorece complicaciones como la necrosis, la hemorragia y el riesgo de ulceración.

¿Qué síntomas están asociados con la colangitis infecciosa?

Según el estado de salud del paciente, síntomas hepáticos como náuseas, vómitos y pueden ocurrir dificultades digestivas.

Pero también fiebre intermitente, dolor abdominal, escalofríos, ictericia (o generalmente cambios en el color de la piel), orina oscura y heces claras.

La coexistencia de fiebre, ictericia y dolor en hipocondrio derecho se denomina síndrome de Charcot y se asocia a colangitis.

colangitis esclerosante

El origen de la colangitis esclerosante es autoinmune: la inflamación de las vías biliares se produce de forma espontánea, debido a reacciones inmunitarias adversas en las vías biliares, que se estrechan de forma anormal y crean una obstrucción.

Colangitis: diagnóstico y pruebas.

Un médico especialista en gastroenterología trata todas las formas de colangitis.

Una vez comprobados los síntomas, lo primero que se debe hacer es prescribir análisis de sangre para comprobar los parámetros hematoquímicos.

En presencia de colangitis infecciosa, será característico notar la elevación de la bilirulina, el recuento de glóbulos blancos (leucocitosis-neutrofilia), Ves y enzimas relacionadas con la estasis biliar como la fosfatasa alcalina.

Una prueba especial, llamada colangiografía, puede analizar los conductos biliares buscando irregularidades y estenosis y monitoreando el flujo de salida y cualquier obstrucción mecánica presente.

Las ecografías, tomografías computarizadas y resonancias magnéticas, por otro lado, pueden evaluar las paredes de los conductos biliares para ver si son más gruesas o si hay cálculos.

Si no se trata, esta enfermedad puede provocar complicaciones como absceso hepático, cirrosis biliar secundaria, insuficiencia hepática y renal.

En el caso de choque septal, las consecuencias pueden resultar fatales. El tratamiento de la colangitis infecciosa consiste en el uso de antibióticos de amplio espectro, así como la eliminación física de los bloqueos mecánicos que obstruyen los conductos mediante cirugía laparoscópica o endoscópica.

Colangitis: vías de tratamiento

La elección del antibiótico siempre depende del patógeno que desencadenó la infección.

La levofloxacina, miembro de la clase de las quinolonas, es útil para tratar la colangitis dependiente de una infección estreptocócica.

Para el tratamiento de la colangitis bacteriana con origen en otras bacterias, en cambio, son útiles los preparados que combinan penicilina con un anestésico, mientras que ante una infección por Escherichia coli se recomiendan fármacos pertenecientes a la clase de las flutoquinolonas o la azitromicina, un antibiótico macrólido. .

En el caso de las infecciones por salmonella está indicada la cefotaxima, mientras que la gentamicina se administra para tratar la colangitis por pseudomonas aeruginosa.

En todos los casos, la terapia debe ir acompañada de la correspondiente prescripción analgésica y antiespasmódica de fármacos antiinflamatorios que puedan relajar los músculos.

Estos a menudo incluyen meperidina y petidina, un opioide indicado para mantener a raya el dolor, mientras que el butilbromuro de escopolamina está indicado para relajar los músculos lisos.

Si el dolor en la vía biliar es tan intenso que provoca náuseas y vómitos, la administración de fármacos antieméticos puede paliar el problema sin poder, sin embargo, curar las causas desencadenantes, sino únicamente estimulando la motilidad intestinal, favoreciendo el peristaltismo y la digestión. .

Finalmente, se han administrado fármacos a base de ácido ursodesoxicólico o ursodiol para actuar sobre la sintomatología ligada a cambios en el color de la piel que se torna opaca y amarillenta (ictericia), que son especialmente eficaces para disolver el colesterol y los cálculos biliares, especialmente si la sintomatología relacionada es el de la ictericia.

El ácido quenodesoxicólico, el ácido biliar más importante producido por el hígado, también se usa para ayudar a disolver los cálculos biliares en manifestaciones de ictericia y colangitis.

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