¿Cuáles son los factores de riesgo para el cáncer de seno?

Cáncer de mama: Como es bien sabido, aproximadamente 1 de cada 8 mujeres desarrollará una neoplasia de mama a lo largo de su vida

Existen factores de riesgo que tienen un mayor impacto en la posibilidad de desarrollo del tumor, influyendo en su crecimiento.

Los factores que afectan la posibilidad de cáncer de mama se dividen en

  • factores modificables, es decir, que dependen de nuestro comportamiento y hábitos;
  • factores no modificables, es decir, factores que no dependen de nosotros.

Tener una mayor probabilidad de desarrollar un tumor no significa la certeza de desarrollarlo, pero sí permite un mayor seguimiento y una prevención más precisa.

Factores no modificables del cáncer de mama

Entre los factores no modificables, consideremos en primer lugar la edad, ya que a medida que aumenta la edad aumenta el riesgo de contraer la enfermedad (alrededor del 50% de las pacientes con cáncer de mama tienen más de 65 años), y los antecedentes personales porque, como ocurre con cualquier tipo de neoplasia , aquellos que ya han contraído un carcinoma son más propensos a una segunda enfermedad.

Esto no es una recurrencia, sino un segundo tumor nuevo.

El tema de la genética, es decir, la herencia, es diferente: aproximadamente el 8-10% de los carcinomas de mama se heredan porque se hereda una mutación de un gen en la composición cromosómica, llamado BRCA.

Pero es importante enfatizar que no todas las mujeres con una mutación BRCA heredada desarrollarán cáncer: solo alrededor del 50% desarrollará la enfermedad.

Por tanto, es importante conocer la presencia de esta mutación genética para mejorar el seguimiento y el cribado con visitas más frecuentes y exploraciones instrumentales.

Estos factores sólo presuponen:

  • mayor vigilancia;
  • conciencia de la importancia de la prevención y el diagnóstico precoz.

Factores de riesgo modificables para el cáncer de mama

También existen factores de riesgo modificables, es decir, frente a los cuales se debe adoptar una actitud de reducción del riesgo en nombre de la prevención del cáncer de mama.

Se debe prestar especial atención a la familiaridad.

Como en todas las historias de malignidad, el estilo de vida es crucial y es lógico que, dentro de una familia, las mismas actitudes dietéticas y no dietéticas se adopten a menudo durante generaciones.

Así, no es raro que aquellos cuyos padres o abuelos hayan tenido cáncer de mama, como es el caso del cáncer de colon, tiendan a enfermarse de forma similar por no haber corregido sus hábitos.

En consecuencia, en la estrategia de reducir el riesgo de contraer cáncer de mama, al igual que otras neoplasias, se debe prestar mayor atención a

  • dieta
  • peso;
  • actividad física'.

El uso de terapias hormonales.

Sobre el uso de terapias hormonales existen importantes debates, apoyados con ambivalencia por varias fuentes de estudios.

Sin embargo, cabe mencionar que cuanto mayor sea la duración del período fértil de una mujer, es decir, la duración en años entre la primera menstruación y la menopausia, mayor será el riesgo de contraer cáncer de mama.

Esto pone de relieve la importancia del papel de las hormonas femeninas en la génesis de algunos cánceres de mama, así como el hecho de que las que tienen uno o más hijos y las que amamantan a sus hijos están más 'protegidas' del riesgo de contraer este cáncer.

Sin desmerecer en modo alguno el papel de la terapia con estrógenos (la píldora anticonceptiva) y el papel de la terapia de reemplazo hormonal en la menopausia, se debe enfatizar que estas deben llevarse a cabo bajo estricta supervisión médica y no por largos períodos sin interrupción, especialmente de anticonceptivos que hoy en día son iniciados por adolescentes.

Esto se debe a que la posibilidad en el futuro de una mujer de desarrollar un cáncer de mama dependiente de estrógeno (hormona femenina) no puede subestimarse y la administración masiva de hormonas podría desempeñar un papel en su desarrollo más rápido.

Se debe prestar mucha atención a la secreción de sangre de los pezones.

Una secreción clara, serosa, amarillenta y lechosa no es peligrosa, aunque merece una mayor investigación diagnóstica.

Por otro lado, la descarga de sangre, incluso episódica, es un signo de un papiloma de los conductos mamarios, una patología benigna que tiende, sin embargo, con el paso del tiempo, si no se trata, a convertirse en una patología maligna.

Queda disipada, por otro lado, la alarma que algunos advierten sobre el papel de la mastopatía fibroquística como una forma temprana de cáncer: la mastopatía fibroquística es una anomalía mamaria benigna que no presupone la formación de un tumor.

El caso de los implantes mamarios

Con respecto a las mujeres que han tenido implantes mamarios, un estudio, que se publicará en el International Journal of Cancer en octubre, dice que los implantes mamarios cosméticos no están asociados con una mayor incidencia de cáncer de mama.

Por lo tanto, la diferencia podría verse en una mayor dificultad de diagnóstico precoz del carcinoma, aunque las tecnologías presentes en Italia hoy en día hacen que un buen radiólogo pueda detectar la existencia de un tumor incluso en presencia de prótesis.

Por ello es fundamental acudir siempre a centros profesionales donde los especialistas sean capaces de detectar cualquier anomalía incluso en presencia de prótesis.

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Fuente:

GSD

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