Dermatitis por estrés: causas, síntomas y remedios
Dermatitis por estrés: cada vez con más frecuencia momentos de aprensión, estrés y ansiedad pueden desencadenar manifestaciones en la piel con síntomas típicos de la dermatitis
Esto sucede porque la piel somatiza el malestar psíquico, cuyos efectos producen erupciones e inflamaciones temporales en el rostro, cuello, brazos, manos y pies, que desaparecen espontáneamente al poco tiempo.
Actuar simultáneamente sobre la mente y el cuerpo es la clave para resolver el problema.
Cómo se manifiesta la dermatitis por estrés
La dermatitis por estrés es una inflamación repentina de la piel que ocurre sin ningún factor desencadenante en particular, con síntomas similares al eccema alérgico o dermatitis de contacto simple:
- granos, manchas y ampollas que pican intensamente;
- enrojecimiento y sensación de calor y ardor localizados;
- sequedad de la piel y descamación excesiva;
- abrasiones y formación de costras debido al rascado.
Las reacciones cutáneas afectan principalmente a la cara, el cuello, el cuero cabelludo, los brazos, las manos, los pies e incluso los párpados, y afecta indistintamente tanto a mujeres como a hombres abrumados por un fuerte estrés y cansancio psíquico.
La duración e intensidad de la inflamación epidérmica puede ser más o menos variable: puede aparecer de repente y desaparecer al poco tiempo, o ser tan molesta que perturbe el sueño.
¿Qué causa la dermatitis por estrés?
Los mecanismos que desencadenan la dermatitis por estrés aún no se conocen del todo pero, por lo general, las causas se encuentran en un estilo de vida excesivamente estresante.
A diferencia de la dermatitis de contacto, en la que ciertos alérgenos, sustancias urticantes, medicamentos o cosméticos provocan la extrema sensibilidad de la piel, es solo la acumulación excesiva de tensión, estrés y preocupaciones lo que desencadena la reacción.
Las responsabilidades diarias, los compromisos laborales, la organización de las relaciones familiares, escolares e interpersonales, pero también los sucesos traumáticos y los grandes cambios son factores potenciales de estrés a los que estamos constantemente expuestos sin darnos cuenta.
A la larga, esto acaba comprometiendo nuestro equilibrio psicofísico con consecuencias también sobre los complejos mecanismos que regulan las hormonas y los mediadores de la inflamación.
La piel representa así la válvula de escape para períodos particularmente estresantes, a veces agravados por el uso de cosméticos inadecuados, la exposición al frío o la humedad, y los constantes lavados y frotamientos.
Cómo tratar la dermatitis por estrés
Generalmente, la dermatitis por estrés tiende a desaparecer espontáneamente al cabo de un breve período, sin la ayuda de terapias específicas.
Sin embargo, para un correcto diagnóstico es necesaria la opinión de un dermatólogo capaz de reconocer reacciones atribuibles a situaciones de sobreesfuerzo psicofísico y prescribir unas exploraciones específicas para descartar la interferencia de otros factores como la exposición a agentes externos, causas endógenas y alteraciones inmunológicas.
El especialista recomendará entonces como tratamiento para la dermatitis por estrés
- eliminar las fuentes de estrés tanto como sea posible
- ralentizar el ritmo reduciendo preocupaciones y compromisos;
- practicar deporte o ejercicio físico regular para aliviar el estrés;
- participar en actividades como yoga y meditación para promover la relajación;
- comer una dieta equilibrada con la ingesta nutricional adecuada de sustancias que alivian el estrés, como potasio, hierro, magnesio y calcio;
- reducir el consumo de estimulantes como el alcohol y el café;
- mantener un estilo de vida saludable dejando de fumar;
- pasar más tiempo al aire libre en contacto con la naturaleza.
Para calmar los molestos síntomas de la dermatitis, en cambio, bastará con aplicar una crema calmante a base de medicamentos que ayuden a aliviar temporalmente el dolor, la inflamación y el picor.
También se sugerirá reducir el lavado y limpiar con productos suaves que no hagan espuma para reducir la incomodidad, así como maximizar la exposición a la luz solar para aliviar la picazón.
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