Lumbalgia: causas, síntomas, diagnóstico y tratamiento

Todo el mundo ha tenido dolor de espalda al menos una vez en su vida. Es el llamado “dolor lumbar”, llamado así porque afecta a la región lumbar

Dada la inmensidad del territorio potencialmente afectado por la patología, según la zona en la que se localice, el dolor de espalda adquiere diferentes y específicos nombres.

Cuello el dolor afecta a los músculos del cuello, los hombros y el trapecio mientras que, si se presenta en la parte superior del tronco, se denomina dolor de espalda.

La lumbalgia es, hasta la fecha, el problema que más afecta a las personas y, sólo superada por la gripe y sus síntomas, es la principal causa de consulta médica.

Qué es la lumbalgia y a qué zonas anatómicas afecta

El dolor de espalda, que puede afectar tanto a hombres como a mujeres en cualquier etapa de la vida, es más común en la edad adulta y avanzada, cuando los huesos y músculos son víctimas del deterioro fisiológico y se vuelven más rígidos día tras día.

El dolor típico de la lumbalgia (que puede percibirse como agudo, o como un ardor intenso con hormigueo) es causado por problemas en el sistema musculoesquelético, en particular, con los huesos de la columna (vértebras), músculos, ligamentos e intervertebrales. discos

La zona lumbar es, de hecho, la más sujeta a traumatismos porque sobre ella pesan más las cargas corporales.

Normalmente, las estructuras de la columna vertebral están conectadas entre sí de manera que se mantienen móviles y elásticas, gracias a la presencia de discos intervertebrales y articulaciones intervertebrales.

Estas estructuras cartilaginosas permiten evitar la fricción directa entre las cabezas de los huesos.

Tras sobrecargas o microtraumatismos continuos, es más fácil que el cartílago se dañe y pierda su flexibilidad: así se establecen los mecanismos que conducen a la lumbalgia, un dolor que surge de forma aguda y que luego puede cronificarse.

En algunos casos, el dolor y la incomodidad pueden ser tan intensos que llegan a ser incapacitantes, impidiendo incluso la realización de las actividades más sencillas.

Es frecuente, cuando se sufre de dolor de espalda, tener dificultad para realizar hasta los más simples movimientos y actividades cotidianas.

Desde un punto de vista epidemiológico, se estima que, hasta la fecha, alrededor del 40% de las personas en el mundo y alrededor de 15 millones de italianos sufren dolor lumbar.

Aunque los episodios esporádicos son cada vez más frecuentes incluso entre los jóvenes, la patología sigue siendo más común con el envejecimiento: alrededor del 50% de las personas mayores de 60 años han experimentado al menos un episodio de dolor lumbar en su vida.

Tipos de dolor lumbar

El dolor lumbar se puede clasificar según el desencadenante, la gravedad de los síntomas y la región en la que se localizan.

Dolor de espalda según la causa subyacente

La lumbalgia se define como mecánica cuando aparece por causas relacionadas con el aparato locomotor como la presencia de una hernia discal, la compresión de los nervios, la degeneración de los discos vertebrales o la fractura de una vértebra.

Por otro lado, la lumbalgia es no mecánica cuando es consecuencia de inflamación, infección y, en casos más raros pero aún por considerar, de tumores.

La lumbalgia por órganos internos se presenta cuando existen trastornos renales como cálculos renales.

Dolor de espalda según la gravedad de los síntomas

La lumbalgia aguda se presenta de repente, provocando incluso dolores muy fuertes.

Su duración es corta (máximo 5/6 semanas) y es conocida por la mayoría como “golpe de bruja”.

Nos damos cuenta de que la lumbalgia ha evolucionado hacia un estado crónico cuando el dolor aparece de forma paulatina, pero dura más de un año.

En este caso es frecuente la alternancia de fases de exacerbación con otras de remisión.

En un estadio intermedio encontramos la lumbalgia subcrónica, con síntomas que duran entre 6 semanas y un año.

Dolor de espalda según su localización

Cuando el dolor es local, significa que se desarrolla en una parte específica de la espalda baja, generalmente debido a otras condiciones como cálculos renales o lesiones de disco.

En una lumbalgia donde el dolor en cambio es irradiado, la molestia no solo se siente en la región lumbar, sino que también se ven afectadas las extremidades inferiores.

Suele ocurrir porque un nervio periférico se comprime debido a condiciones como una hernia de disco, ciática, osteoartritis o espinal estenosis.

Puede sentir debilidad y hormigueo en las extremidades.

Dolor lumbar, las causas

La causa más común de lumbalgia es una lesión en las estructuras musculoesqueléticas de la espalda, después de haber sido sometidas a movimientos bruscos o cargas demasiado elevadas.

Las contracturas, distensiones y desgarros forman parte de esta categoría de lesiones.

La mala postura es la segunda causa más frecuente de dolor de espalda, al igual que todas las asimetrías de la columna (escoliosis, lordosis, cifosis).

El dolor lumbar a menudo está relacionado con el embarazo y puede ocurrir tanto durante como después de este período.

Esto sucede porque el cuerpo de la mujer de repente se ve obligado a cambiar su centro de gravedad y soportar un peso “anormal”.

Todos los traumatismos a los que se puede someter la espalda son causas de la lumbalgia: fracturas vertebrales, caídas sobre la espalda, accidentes de tráfico.

El dolor de espalda también puede ser causado por enfermedades e infecciones como cálculos renales, hernias discales, estenosis espinal o espondilolistesis.

Si hay osteoporosis, los huesos están más débiles de lo normal y las vértebras lumbares también pueden verse afectadas.

Entre las causas más raras encontramos la presencia de tumores vertebrales.

Aumentan el riesgo de contraer dolor de espalda:

  • un estilo de vida sedentario, especialmente si está asociado con sobrepeso u obesidad;
  • envejecimiento (como todos los músculos y huesos, incluso los de la espalda se debilitan gradualmente con la edad);
  • levantamiento incorrecto y frecuente de pesas;
  • exceso de deporte (o deporte no practicado correctamente);
  • el dolor de espalda puede ser una somatización de la ansiedad y el estrés;
  • dormir en un colchón demasiado blando;
  • en niños y adolescentes, portar mochilas excesivamente grandes y pesadas.

Dolor lumbar, síntomas asociados

El dolor de espalda suele deberse a movimientos bruscos y forzados, traumatismos y lesiones.

Aunque el síntoma principal es un dolor agudo y punzante o sordo con hormigueo, la lumbalgia, cuando se asocia a otras patologías, puede manifestarse con una serie de otros trastornos que afectan a los músculos, ligamentos y huesos vertebrales:

  • rigidez de la espalda y dificultad de movimiento: hay dolor y es más difícil moverse tanto que, en los casos más graves, los músculos de la espalda y de los miembros inferiores pueden atrofiarse;
  • si está relacionado con una hernia de disco o ciática, se siente dolor, hormigueo y debilidad en todos los miembros inferiores, desde los muslos hasta los pies, con posibles efectos en la marcha (cojera);
  • si se acompaña de tumor vertebral, se nota pérdida de peso injustificada e incontinencia urinaria y fecal brusca;
  • puede haber dolor constante e incomodidad al levantar, torcer y flexionar la parte inferior del tronco (y también puede haber espasmos involuntarios de los músculos involucrados).

¿Cómo se hace un diagnóstico de dolor lumbar?

Tras experimentar los primeros síntomas, es recomendable contactar con el médico de familia cuando estos no se resuelven con un poco de descanso.

Si el problema no se resuelve en poco tiempo, es recomendable que el sujeto se someta a un reconocimiento médico para descartar la presencia de otras patologías en curso que hayan provocado la lumbalgia.

El diagnóstico generalmente se realiza con un simple examen médico, que implica la realización de varias investigaciones: el médico somete la espalda, en particular la zona lumbar, a un control, realizando algunas pruebas para identificar qué movimientos provocan dolor y cuáles alivian. él.

Para el dolor lumbar inespecífico, generalmente se prescribe reposo de todas las actividades dolorosas.

Si el examen físico no es suficiente para establecer con certeza la causa de la patología, el médico puede prescribir algunas pruebas de diagnóstico por la imagen (rayos X, resonancia magnética, TAC) que permiten evidenciar cualquier problema que haya desencadenado los síntomas, para evaluar la extensión del daño presente y, si lo hay, qué nervios están comprometidos.

El primer médico al que acude es su médico de cabecera, que le receta un tratamiento analgésico y antiinflamatorio.

Si se requieren más investigaciones diagnósticas, es posible ponerse en contacto con un fisiatra o un cirujano ortopédico que, una vez identificada la causa, se encarga de iniciar el programa de rehabilitación o planificar cualquier cirugía.

Lumbalgia, los tratamientos

El objetivo final de cada tratamiento es eliminar la sintomatología dolorosa y, en primera instancia, tratamos de obtener este resultado de forma conservadora.

Si su dolor de espalda es causado por una lesión muscular o un traumatismo en los ligamentos:

  • el descanso activo puede ser muy útil. Es necesario evitar todas las actividades que traen dolor, pero manteniendo el movimiento para no atrofiar todo el sistema muscular;
  • mantener una postura correcta y, si es necesario, someterse a sesiones de gimnasia postural;
  • aprovechar las propiedades de la termoterapia. Aplicar hielo o compresas calientes sobre la zona dolorida (4/5 veces al día durante unos 20 minutos) alivia la inflamación y relaja los músculos;
  • seguir una terapia analgésica y antiinflamatoria que ayude a controlar el dolor (los relajantes musculares también pueden ser útiles).

Todas estas precauciones deben seguirse bajo estricto control médico, debido a sus posibles efectos secundarios.

Si el dolor persiste, se pueden probar vías alternativas como sesiones de laserterapia y ecografías dirigidas a la zona dolorida o fisioterapia.

Es importante que, tras la recuperación, la vuelta a las actividades normales (trabajo, deporte) se produzca de forma gradual y no brusca, de lo contrario, una recaída será muchas veces más difícil de tratar.

En casos crónicos y graves, puede ser necesario tomar fármacos a base de cortisona o a base de opioides como la morfina para aliviar el dolor durante un tiempo breve o incluso recurrir a la cirugía.

Este camino se toma cuando el dolor ha llegado a un estado crónico y aparecen los primeros problemas al caminar.

Las técnicas quirúrgicas utilizadas hoy en día son todas mínimamente invasivas.

El dolor lumbar tiene un pronóstico positivo en la mayoría de los casos.

El dolor y la capacidad de movimiento mejoran mucho ya en las primeras semanas de tratamiento, con una recuperación casi siempre completa.

Para algunos pacientes, la recuperación puede ser más lenta con episodios recurrentes de dolor lumbar durante todo el año.

¿Cómo prevenir el dolor lumbar?

La prevención del dolor lumbar no siempre es posible porque, en ocasiones, puede presentarse sin una causa concreta.

Sin embargo, es posible adoptar una serie de conductas virtuosas en la vida cotidiana, útiles tanto para la buena salud de la espalda como de todo el organismo:

  • evitar el sobrepeso y la obesidad siguiendo un estilo de vida saludable. Como hemos visto, las cargas demasiado elevadas pueden dañar la columna y deben evitarse siguiendo una dieta correcta combinada con ejercicio físico regular;
  • hacer ejercicio regularmente. Es importante moverse, pero no exagerar. Los principales ejercicios para combatir el dolor de espalda están dirigidos a estirar y fortalecer los músculos abdominales, de la espalda y del iliopsoas. Si eres propenso a dolores de espalda frecuentes, prefiere deportes de cuerpo completo pero de bajo impacto como la natación y el ciclismo;
  • levantar pesas correctamente. Evite cargas demasiado pesadas que puedan dañar las vértebras y los discos vertebrales;
  • mantener una postura correcta, tanto sentado como de pie. Esto reduce la tensión y la carga en la espalda. Por la misma razón, se recomienda no estar de pie o sentado por mucho tiempo.

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