Hemorragia interna: definición, causas, síntomas, diagnóstico, gravedad, tratamiento

La hemorragia interna (hemorragia interna o 'sangrado interno') en medicina se refiere a un tipo de hemorragia en la cual la sangre, que se escapa de un vaso sanguíneo o del corazón, se derrama y puede acumularse dentro del cuerpo.

Esta es la característica principal que distingue una hemorragia externa de una hemorragia 'interna': en el último caso, la sangre, que sale de un vaso sanguíneo, se derrama fuera del cuerpo.

Ejemplos típicos de hemorragia interna son:

  • hemorragias gastrointestinales: que afectan a una sección del tracto gastrointestinal, es decir, esófago, estómago, duodeno, intestino delgado, colon-recto y ano;
  • hemoperitoneo: hemorragia dentro del peritoneo;
  • hemopericardio: hemorragia entre las dos valvas pericárdicas;
  • hemotórax: hemorragia pleural masiva.

Causas de una hemorragia interna

La hemorragia interna puede ser causada por una lesión en una vena o una arteria.

La lesión del vaso, a su vez, puede ser causada por numerosas enfermedades y condiciones.

La hemorragia interna ocurre muy a menudo, por ejemplo, como resultado de un evento traumático, como las desaceleraciones repentinas que ocurren en un accidente automovilístico.

Las causas que conducen a una hemorragia interna son muchas:

  • rotura de un vaso por traumatismo;
  • exudación anormal de sangre del vaso;
  • corrosión de las estructuras íntimas del vaso debido al daño de la pared.

Estas ocurrencias pueden ser causadas y/o facilitadas por varias razones, incluyendo:

  • traumatismos de diversa índole, tales como accidentes de tráfico, heridas por arma de fuego, puñaladas, traumatismos contusos contra objeto cortopunzante, amputación, fractura descompuesta de uno o varios huesos, etc.;
  • enfermedades de los vasos sanguíneos, por ejemplo, vasculitis, aterosclerosis, disección o aneurisma con rotura;
  • patologías cardiovasculares: un pico de hipertensión arterial puede, por ejemplo, lesionar un vaso sanguíneo ya debilitado por otra patología;
  • varios tipos de infecciones virales, bacterianas y parasitarias, como las causadas por el virus del Ébola o el virus de Marburg;
  • coagulopatías, es decir, enfermedades de la coagulación de la sangre;
  • varios tipos de cáncer, por ejemplo, cáncer colorrectal, de pulmón, de próstata, de hígado, de páncreas, de cerebro o de riñón;
  • presencia de ulceración, por ejemplo, úlcera gástrica perforada;
  • cirugía: lesión de un vaso sanguíneo debido a un error del médico.

La hemorragia interna también puede ser promovida por:

  • desnutrición por defecto;
  • escorbuto;
  • trombocitopenia autoinmune;
  • embarazo ectópico;
  • hipotermia maligna;
  • quistes ováricos;
  • deficiencia de vitamina K;
  • hemofilia;
  • drogas.

Síntomas y signos de hemorragia interna.

En el caso de una hemorragia interna, los síntomas y signos pueden ser muy variados según el tipo, el lugar y la gravedad de la pérdida de sangre.

Los posibles síntomas y signos de una hemorragia interna pueden ser

  • dolor en el sitio de la lesión vascular
  • palidez;
  • hipotensión arterial (disminución de la presión arterial);
  • taquicardia compensatoria inicial (aumento de la frecuencia cardíaca, que en las primeras etapas intenta compensar la pérdida de presión);
  • bradicardia progresiva (disminución de la frecuencia cardíaca);
  • taquipnea inicial (aumento de la frecuencia respiratoria);
  • bradipnea progresiva (disminución de la frecuencia respiratoria);
  • disnea (hambre de aire);
  • contracción de la diuresis;
  • somnolencia;
  • pérdida de conciencia (desmayo);
  • pérdida de concentración
  • debilidad;
  • ansiedad;
  • amnesia
  • sed intensa
  • visión borrosa;
  • hipotermia (disminución de la temperatura corporal);
  • sensación de frialdad;
  • sudor frio;
  • escalofríos
  • malestar general;
  • sensación de confusión;
  • anemia;
  • mareo;
  • anormalidades del sistema nervioso (deficiencias motoras y/o sensoriales);
  • anuria
  • shock hemorrágico hipovolémico;
  • coma
  • muerte.

Gravedad de una hemorragia

La gravedad de una hemorragia depende de muchos factores individuales (edad del paciente, estado general, presencia de patologías, etc.), del lugar de la hemorragia, de la rapidez con la que interviene el médico y, sobre todo, de la cantidad de sangre que se pierde.

Los síntomas más leves (ligera agitación psíquica con un ligero aumento de la frecuencia respiratoria) se presentan con pérdidas de sangre menores, hasta 750 ml en adultos.

Recuerda que la cantidad de sangre en circulación en un adulto sano está entre 4.5 y 5.5 litros.

Si la pérdida de sangre es de 1 a 1.5 litros en un adulto, los síntomas se vuelven más pronunciados: debilidad, sed, ansiedad, visión borrosa y aumento de la frecuencia respiratoria, sin embargo, si se detiene el sangrado, la vida del paciente NO corre peligro. .

Si la cantidad de sangre perdida se acerca a los 2 litros en adultos, pueden producirse mareos, confusión y pérdida del conocimiento.

Incluso en este caso, si se actúa a tiempo, el paciente generalmente sobrevive.

Con pérdidas de más de 2 litros en adultos, puede ocurrir coma y muerte por exanguinación.

Con pérdidas de poco más de 2 litros, el paciente aún puede sobrevivir si se detiene inmediatamente el sangrado y se infunde sangre.

Estos valores se reducen si el paciente es un niño.

Tratamiento

En caso de hemorragia arterial interna grave, el tratamiento debe realizarse lo antes posible para evitar la muerte del paciente.

El primer tratamiento es la compresión aguas arriba del punto de ruptura de un vaso sanguíneo, el cual no debe ser removido para no perder el beneficio del proceso de coagulación.

El tratamiento es quirúrgico: el cirujano vascular deberá intervenir a nivel de la lesión para repararla.

La hipovolemia y la hipotermia deben contrarrestarse con la reintroducción masiva de sangre y líquidos.

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Medicina en línea

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