Infección por Helicobacter Pylori: nuevos horizontes terapéuticos

El rápido diagnóstico y erradicación de Helicobacter Pylori permite la prevención y el tratamiento de las principales enfermedades gástricas

Helicobacter Pylori, características y epidemiología

Helicobacter Pylori es una bacteria gramnegativa flagelada, tolerante a los ácidos, cuyo hábitat ideal es la mucosidad gástrica del estómago humano.

Su resistencia a valores de pH ácidos entre 1 y 2 se la confiere la producción de la enzima ureasa, que crea un microambiente alrededor de la bacteria compatible con su existencia.

Numerosos estudios en la literatura médica han demostrado el papel patógeno de este microorganismo como cofactor en numerosas enfermedades: gastritis, duodenitis, úlcera gástrica, úlcera duodenal, linfoma MALT y cáncer gástrico.

La mayoría de los individuos son portadores asintomáticos: la presencia de un sistema inmunitario eficiente asegura una protección adecuada, mientras que los individuos con condiciones de inmunodeficiencia son particularmente susceptibles a este tipo de infección.

Se considera que el modo de transmisión más probable es la vía fecal-oral.

Otras posibles vías de contagio son el contacto con agua contaminada o instrumentos endoscópicos, pero aún no hay datos definitivos al respecto.

Métodos para el diagnóstico de Helicobacter Pylori

Los métodos se pueden dividir en invasivos (esofagogastroduodenoscopia y biopsias) y no invasivos (prueba respiratoria, búsqueda de antígenos fecales, búsqueda de anticuerpos en sangre).

En los últimos 10 años, la prueba más utilizada ha sido sin duda la Urea Breath Test (UBT), que consiste en hacer ingerir al paciente una bebida que contiene urea marcada con un isótopo de carbono y luego evaluar la presencia de dióxido de carbono marcado en el exhalado. aire.

La prueba se realiza de forma ambulatoria, tiene un costo relativamente bajo y tiene una alta sensibilidad y especificidad.

Aún en presencia de métodos no invasivos altamente confiables como el Urea Breath Test, el examen endoscópico superior (esofagogastroduodenoscopía) continúa jugando un papel central en la vía clínico-diagnóstica relacionada con la infección por Helicobacter Pylori, principalmente en sujetos mayores de 45 años. edad, ya que permite una valoración directa de cualquier lesión o patología asociada a esta infección (gastritis, duodenitis, úlcera gástrica, úlcera duodenal, etc.).

Terapias clásicas y nuevos horizontes terapéuticos

Como se mencionó anteriormente, Helicobacter Pylori es la causa de diversas enfermedades (gástricas y extragástricas) y por esta razón, cuando se diagnostica la infección, se debe erradicar independientemente de la presencia de síntomas o complicaciones.

La erradicación de Helicobacter Pylori se ha vuelto considerablemente más difícil en las últimas décadas debido al aumento de la prevalencia de cepas bacterianas resistentes a los antibióticos, en particular a la claritromicina.

Las guías más recientes han estipulado que los pacientes con Helicobacter Pylori solo deben recibir tratamiento de primera línea con terapia clásica (inhibidor de la bomba de protones combinado con amoxicilina y claritromicina) o esquemas alternativos (terapia secuencial o concomitante) en países con baja prevalencia de cepas resistentes a claritromicina. (<15%).

Además, en países con una alta prevalencia de cepas resistentes a la claritromicina (>15 %), incluida Italia, la primera línea de tratamiento debe ser la terapia cuádruple (inhibidor de la bomba de protones combinado con subcitrato de bismuto, tetraciclina y metronidazol).

Recientemente se ha introducido en el mercado una nueva formulación '3 en 1' que contiene subcitrato de bismuto, tetraciclina y metronidazol (Pylera, Allergan – Dublín, Irlanda). Varios estudios recientes han demostrado una alta eficacia de esta nueva formulación, en combinación con un inhibidor de la bomba de protones, tanto como terapia de primera línea como 'terapia de rescate' después de un intento terapéutico fallido con otras líneas de tratamiento.

Un reciente estudio italiano, retrospectivo y multicéntrico, coordinado por el profesor Zagari, mostró altas tasas de erradicación (91.4 % como terapia de primera línea y 89.4 % como segunda línea), superpuestas entre el norte y el sur de Italia.

Eventos adversos (más frecuentes: náuseas, vómitos y diarrea) durante el tratamiento con terapia cuádruple (Pylera) se informaron en aproximadamente el 30 % de los pacientes, pero solo en el 6 % se clasificaron como graves y provocaron la interrupción del régimen de tratamiento.

El cumplimiento total del tratamiento fue del 94.9%.

En conclusión, podemos afirmar que la nueva formulación “3 en 1” de la terapia cuádruple (Pylera) ha demostrado ser altamente eficaz y bien tolerada tanto como terapia de primera línea como “terapia de rescate” en caso de fracaso de otras. terapias

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Fuente

brugnoni

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