La UNESCO premia a Suiza y Austria por su esfuerzo en la gestión de riesgos de avalanchas

La UNESCO premió a Suiza y Austria por su estado de patrimonio cultural inmaterial por su gestión de los riesgos de avalancha.

Las avalanchas son una de las principales causas de muerte en las montañas, por eso su peligrosidad ha dado lugar a formas colectivas de gestión de riesgos en los Alpes

El jueves, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), con sede en París, lo agregó a una lista conocida como “Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad”. Adiestrar perros de rescate, incluidos los famosos San Bernardo, analizar paquetes de nieve, documentar avalanchas, proteger hogares, adiestrar guías de montaña y transmitir conocimientos: a lo largo de los siglos, las personas que viven en los Alpes han desarrollado estrategias especiales para hacer frente al fenómeno.

El conocimiento, la experiencia y las estrategias de gestión de los riesgos de avalancha, que se han actualizado constantemente y se han transmitido de generación en generación en Suiza y Austria, han sido reconocidos oficialmente como un tesoro cultural mundial por las Naciones Unidas.

 

Larga historia

Lo que hace que el enfoque de Suiza sea tan único, dicen los expertos, es su larga historia, que se remonta a siglos, en gran parte anotada, y el nivel de sofisticación.

Volviendo a la Segunda Guerra Mundial, el servicio nacional de alerta de avalanchas dirigido por el Instituto de Investigación de Nieve y Avalancha (SLF) en Davos Es solo un ejemplo. Desde 1945, SLF ha sido responsable de producir dos veces al día boletín nacional de avalanchas utilizando datos recopilados por personas 200 capacitadas para hacer el trabajo y estaciones de medición automática 170 repartidas por los Alpes suizos.

Los pronosticadores capacitados de todos los ámbitos de la vida, desde monjes hasta amas de casa, pero cada vez más empleados de áreas de esquí y comunas locales, recopilan datos básicos sobre la nieve y las condiciones climáticas y la capa de nieve siguiendo métodos tradicionales que se remontan a años 70. Otros países tienen redes de observadores, pero la densidad de la red suiza y el nivel de capacitación y experiencia lo hacen único.

 

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