Ojos rojos: ¿cuáles pueden ser las causas de la hiperemia conjuntival?

Los llamados “ojos rojos”, o hiperemia conjuntival, son un trastorno ocular muy común causado por la dilatación de los vasos sanguíneos debido a una irritación o infección.

La mayoría de las veces, las patologías que provocan la hiperemia conjuntival son de fácil diagnóstico y se resuelven en un tiempo relativamente corto. En otros casos, el enrojecimiento del ojo puede depender de lesiones, traumatismos o cuerpos extraños presentes en el ojo y, más raramente, puede indicar diversas patologías, incluso graves, como: ataques agudos de glaucoma, uveítis, queratitis, escleritis.

¿Cuáles son las patologías que provocan el enrojecimiento de nuestros ojos y qué tejidos que forman la anatomía del ojo pueden irritarse o inflamarse?

Ojos rojos: cómo prevenirlos y cuándo acudir al oftalmólogo

La diversa gravedad y severidad de las causas de la hiperemia conjuntival hace necesario un diagnóstico especializado, que es necesario para distinguir entre patologías más o menos graves.

Sin embargo, como pauta general, se debe prestar atención a la higiene periocular, que ayuda a evitar las irritaciones más comunes.

Por lo tanto, es desaconsejable tocarse los ojos con frecuencia y ponerse lentes de contacto sin un entrenamiento adecuado sobre su higiene, los métodos correctos de aplicación y el momento adecuado de aplicación, mientras que puede ser útil lavarse las manos con frecuencia para evitar la transmisión de bacterias e irritantes. , y, en presencia de enrojecimiento inicial, limpiar la zona periocular con toallitas desinfectantes estériles especiales, fácilmente disponibles en farmacias.

Ojos rojos por escleritis o epiescleritis

La escleritis es la inflamación de la esclerótica, la membrana externa blanquecina de los ojos.

En el caso de la escleritis, el ojo aparece particularmente rojo y es doloroso al tacto.

Para solucionarlo, el médico puede simplemente prescribir una terapia sistémica o combinarla con un tratamiento tópico.

En el caso de la epiescleritis, en cambio, la inflamación afecta únicamente a la superficie externa del ojo y muchas veces se debe a enfermedades sistémicas, como la gota o las colagenopatías.

Por esta razón, los pacientes con factores de riesgo tienden a optar por un curso de prevención y tratar principalmente la enfermedad de base.

Cuando la escleritis es leve, los sustitutos de lágrimas con ácido hialurónico y aminoácidos son suficientes para resolver el enrojecimiento.

Las condiciones más agresivas, por otro lado, requieren terapias con corticosteroides tópicos con baja absorción sistémica.

En tales casos, sin embargo, es necesario seguir cuidadosamente las prescripciones médicas, ya que los corticosteroides pueden dificultar el tratamiento de la enfermedad sistémica subyacente.

Conjuntivitis: alérgica, de contacto o bacteriana

La conjuntivitis es la inflamación de la conjuntiva, el tejido que cubre el interior de los párpados y la parte frontal del globo ocular.

Es una membrana mucosa densamente provista de vasos sanguíneos, que pueden dilatarse debido a una reacción alérgica, contacto con irritantes externos o la transmisión de bacterias o virus.

La conjuntivitis también presenta síntomas oculares, como picazón, a menudo asociada a alergias, ardor, en caso de sequedad, o secreciones predominantemente catarrales, cuando el origen de la conjuntivitis es bacteriano, seroso si es viral.

Por ello es recomendable reservar una consulta médica: el especialista diagnosticará la causa de la conjuntivitis mediante una anamnesis de los síntomas y análisis microscópico y establecerá la terapia adecuada.

La conjuntivitis suele tratarse con colirios antihistamínicos, sustitutos de lágrimas y, en el caso de la conjuntivitis bacteriana, antibióticos.

Otra condición que puede afectar la conjuntiva es la hemorragia subconjuntival, que ocurre cuando se rompe uno de los vasos sanguíneos que irrigan la conjuntiva.

Esto suele resolverse en un par de semanas, pero si vuelve a aparecer, el médico puede considerar necesario solicitar análisis de sangre y una revisión de cardiología o internista.

Pterigión y pinguécula: dos trastornos de la conjuntiva que provocan “ojos rojos”

El pterigión se refiere a una membrana fibrosa que se forma en la conjuntiva y la córnea, comenzando desde el interior del ojo y provoca el enrojecimiento del ojo.

Un trastorno similar es la pinguécula, que se manifiesta como un engrosamiento de la conjuntiva del globo ocular.

Ambos problemas se tratan con colirios antiinflamatorios o corticoides, que solo son recetados por un oftalmólogo, mientras que en casos más graves puede ser necesario recurrir a la cirugía para retirar la membrana.

En cualquier caso, es recomendable el uso de gafas de sol para proteger el ojo y lágrimas artificiales para reducir el roce que provoca el deslizamiento del párpado sobre la superficie conjuntival.

Blefaritis: una patología de origen bacteriano

En presencia de conjuntivitis, el borde del párpado se inflama y se hincha: podemos estar ante una blefaritis.

La blefaritis se origina en las glándulas de las pestañas, que son las responsables de la secreción de un líquido rico en grasas.

Cuando la secreción está alterada, los síntomas incluyen enrojecimiento e hinchazón del párpado, picazón y formación de tejido escamoso.

La principal causa de la blefaritis son las infecciones bacterianas, y en el caso de una inflamación aguda hablamos de chalazión, mientras que si solo se inflama un folículo es un orzuelo.

En el caso de la blefaritis es fundamental tratar el ojo inflamado con toallitas oftalmológicas desinfectadas y emolientes y productos oftálmicos, que suelen presentarse en forma de spray, mientras que colirios y pomadas antibióticas, que pueden combinarse con analgésicos y antiinflamatorios. colirios inflamatorios, son necesarios para resolver la infección bacteriana.

Ectropión y entropión: dos trastornos de los párpados

El ectropión y el entropión son otros dos trastornos que afectan a los párpados: en el primer caso el borde palpebral se inclina hacia fuera, en el segundo hacia dentro, provocando el enrojecimiento del ojo.

El tratamiento de estas dos condiciones implica el uso de corticoides, colirios antiinflamatorios o lubricantes para aliviar los síntomas dolorosos.

Sin embargo, cuando la inflamación reaparece, se requiere cirugía para resolver el problema.

Queratitis: una inflamación de la córnea

La córnea es la membrana transparente que cubre la pupila y el iris en la parte frontal del globo ocular.

Cuando la córnea está inflamada, por ejemplo, por virus como el herpes simple, bacterias u hongos, pero también por ojos secos o por el uso incorrecto de lentes de contacto, se produce queratitis.

Sin embargo, el enrojecimiento también podría ser causado por una abrasión corneal, una lesión bastante grave que ocurre cuando se raspa la córnea, o una úlcera corneal.

Por ello, es recomendable acudir a su oftalmólogo para establecer un diagnóstico y establecer el tratamiento correcto, que puede incluir el uso de colirio y, en determinados casos, un parche ocular de mantenimiento durante unos días.

Uveítis anterior: dolor intenso e intolerancia a la luz

La uveítis ocurre cuando hay inflamación de la úvea, el tejido altamente vascularizado que rodea la pupila.

Nuevamente, los síntomas incluyen enrojecimiento en el ojo, pero esto se acompaña de otros síntomas como intolerancia a la luz, dolor y lagrimeo intenso.

La uveítis es una patología típica de los países industrializados y puede ser inflamatoria o autoinmune; La uveítis infecciosa es más rara en nuestro país.

También en este caso, por tanto, la fase diagnóstica es especialmente importante, ya que permitirá al especialista valorar el tratamiento más adecuado para el control de la inflamación ocular, que puede implicar el uso de colirios antibióticos, cortisona o ciclopléjicos, cuya acción, incluso combinados, es útil para atenuar los síntomas dolorosos.

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Fuente:

Humanitas

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