Pediatría, ¿cuándo son necesarios los antibióticos?

Los antibióticos son medicamentos que reducen o previenen el crecimiento de bacterias

Antibióticos, la importancia de un correcto diagnóstico

No es fácil distinguir una infección vírica de una bacteriana porque los síntomas suelen ser similares: fiebre, cansancio, malestar general, dolor de huesos y dolores musculares generalizados.

Mientras que en el caso de las infecciones bacterianas los antibióticos son una herramienta curativa valiosa e insustituible, en el caso de las infecciones virales no contribuyen en modo alguno a la curación y resolución de los síntomas.

Cuando un niño presenta síntomas como los enumerados, la visita del pediatra es fundamental para establecer si se deben administrar antibióticos y decidir qué antibiótico utilizar, a qué dosis y cuántas veces al día.

Un error muy común y muy grave es darle al niño un antibiótico en caso de fiebre, simplemente porque ya lo ha usado con éxito en el pasado.

Cada episodio infeccioso es diferente y requiere una evaluación pediátrica específica.

El uso inadecuado de antibióticos no solo es inútil, sino que puede ser peligroso

Contribuye a la creación de la llamada 'resistencia bacteriana'.

La próxima vez que necesitemos ese antibiótico, puede resultar ineficaz precisamente porque lo hemos usado demasiado y de manera desproporcionada en el pasado.

Como con todos los medicamentos, es posible que el uso de antibióticos esté asociado con efectos secundarios como dolor abdominal, falta de apetito, diarrea y reacciones alérgicas.

Por eso es muy importante utilizarlos sólo cuando sea estrictamente necesario.

Una vez que el médico ha elegido el antibiótico adecuado, el padre tiene la tarea fundamental de asegurarse de que el niño lo tome correctamente, respetando las formas adecuadas de administración y conservación.

Hay que recordar que el niño no es un adulto pequeño y que para cada antibiótico existe una posología adecuada según el tipo de infección, la edad y el peso corporal.

Respetar el tiempo de administración es fundamental para asegurar la eficacia del antibiótico

Es recomendable administrar el medicamento todos los días a la misma hora para recordarlo más fácilmente y no olvidar ninguna dosis.

Además, es fundamental continuar la terapia durante todo el período prescrito por el pediatra: ¡nunca suspender el antibiótico solo porque la fiebre haya desaparecido!

Con un antibiótico bien elegido, los síntomas de la infección desaparecen rápidamente.

Pero aún quedan muchas bacterias en el organismo, y si suspendemos el antibiótico, corremos el riesgo de que la enfermedad regrese y sea aún más difícil de combatir.

Debe almacenar el medicamento a la temperatura indicada en el paquete: a temperatura ambiente o en el refrigerador.

Conservar en un lugar no accesible a los niños y conservar el medicamento en su envase original junto con el prospecto.

No utilice el medicamento después de la fecha de caducidad.

Una vez que se ha completado el curso de la terapia, es mejor desechar el medicamento restante correctamente si el tratamiento no requirió un paquete completo.

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Fuente:

el niño Jesús

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