El objetivo principal de todo tipo de intubación es permitir la respiración de una persona que, por diversas razones, no puede respirar de forma independiente, lo que pone en riesgo la vida del paciente.
Otro objetivo de la intubación es proteger la vía aérea de una posible inhalación de material gástrico.
Existen algunas alternativas a la intubación, pero sin duda son más invasivas y ciertamente no están exentas de riesgos, por ejemplo
Existen varios tipos de tubos endotraqueales para la intubación oral o nasal; los hay flexibles o semirrígidos, con una forma específica y por lo tanto relativamente más rígidos.
La mayoría de los tubos tienen en común que tienen un margen inflable para sellar la vía aérea inferior, lo que no permite la salida de aire ni la aspiración de secreciones.
La intubación la hace el anestesiólogo durante una anestesia general, ya que para provocar la anestesia se le dan al paciente medicamentos que inhiben su respiración: el paciente no puede respirar de forma independiente y el tubo endotraqueal, conectado a un respirador automático, le permite respirar correctamente durante la cirugía.
En operaciones de corta duración (hasta 15 minutos) se apoya la respiración con mascarilla facial, se utiliza el tubo traqueal si la operación dura más.
La intubación siempre se realiza después de que el paciente se haya puesto a dormir, por lo que no sentirá ningún dolor causado por ella.
Después del procedimiento, no recordará la colocación del tubo ni su extracción (es decir, la extubación) de las vías respiratorias cuando finalice el procedimiento. Es posible, y bastante frecuente, una ligera molestia en la garganta después de la extubación.
Como se acaba de mencionar, después de que un paciente se ha sometido a la intubación, puede experimentar algunos síntomas desagradables, que incluyen:
Estos síntomas, aunque molestos, son bastante frecuentes y no graves, y tienden a desaparecer rápidamente, normalmente en un máximo de dos días.
Si el dolor persiste y es francamente insoportable, busque el consejo de su médico.
La intubación traqueal se puede realizar mediante diversas técnicas.
La intubación puede causar daños en los dientes, especialmente en el caso de dientes previamente dañados o relaciones anatómicas difíciles.
Además de los frecuentes y molestos síntomas de garganta mencionados anteriormente, en casos más raros, la intubación puede causar daños más graves en los tejidos por los que pasa, llegando incluso a provocar hemorragias.
La intubación puede presentar algunos problemas no previstos, especialmente en casos de intubación difícil no prevista, que es poco frecuente pero posible, donde las características anatómicas del paciente dificultan la correcta colocación del tubo en la vía aérea.
Afortunadamente, en estos casos, el médico dispone de herramientas que le ayudarán a limitar al máximo los riesgos para el paciente, como videolaringoscopios y fibroscopios, que suplen las dificultades de intubación imprevistas o previstas que se presenten.
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