Síndrome de Estocolmo: cuando la víctima se pone del lado del agresor

El síndrome de Estocolmo consiste en crear un vínculo emocional con el agresor como posible estrategia de supervivencia en situaciones peligrosas

El síndrome de Estocolmo no se considera un trastorno real, sino un conjunto de activaciones emocionales y conductuales propias del funcionamiento de algunos individuos sometidos a eventos particularmente traumáticos, como un secuestro o una larga serie de abusos físicos y mentales.

El síndrome de Estocolmo no está codificado en ningún manual de diagnóstico, ya que, como se destacó anteriormente, no se considera un trastorno por derecho propio.

Sin embargo, desde la perspectiva de la psicología clínica, sería interesante intentar investigar sus causas, indagando en los estilos de apego y perfiles conductuales de sujetos que han experimentado el estado de identificación víctima-agresor, de forma que permita la salud mental profesionales para mirar con otros ojos situaciones similares identificadas por los estudios: miembros de sectas, personal penitenciario, mujeres maltratadas y, por supuesto, rehenes.

La víctima que padece el síndrome de Estocolmo, durante el maltrato, tiene un sentimiento positivo hacia su agresor, que puede llegar hasta el enamoramiento y la total sumisión voluntaria, estableciendo así una especie de alianza y solidaridad entre víctima y agresor.

Muy a menudo, el síndrome de Estocolmo se puede encontrar en situaciones de violencia contra las mujeres, abuso infantil y sobrevivientes de campos de concentración.

En situaciones donde el secuestro se lleva a cabo sobre estos delicados temas (personalidades poco estructuradas, poco sólidas, como especialmente las de niños o adolescentes), tal vez para tener “una esclava o una esclava”, el secuestrador intenta despersonalizar a la víctima, a través de una especie de “lavado de cerebro”, convenciéndola de que ninguno de sus seres queridos se preocupará por él, y que solo el carcelero lo cuidará y se quedará a su lado .

CASOS CONOCIDOS DE SÍNDROME DE ESTOCOLMO

El nombre del síndrome de Estocolmo tiene su origen en 1973, cuando dos presos fugitivos de la prisión de Estocolmo (Jan-Erik Olsson, 32 años y Clark Olofsson, 26 años) intentaron un robo en la sede del "Sveriges Kredit Bank" en Estocolmo y tomó como rehenes a cuatro empleados (tres mujeres y un hombre).

La historia llegó a las portadas de los periódicos de todo el mundo.

Durante su cautiverio, los rehenes temían más a la policía que a los propios secuestradores, como demostraron posteriormente entrevistas psicológicas (este fue el primer caso en el que también se realizó una intervención psicológica sobre secuestradores).

En el transcurso de las largas sesiones psicológicas a las que fueron sometidos los rehenes, estos manifestaron un sentimiento positivo hacia los delincuentes que les habían 'devuelto la vida' y con quienes se sentían en deuda por la generosidad mostrada. Esta paradoja psicológica se denomina 'síndrome de Estocolmo', término acuñado por el criminólogo y psicólogo Nils Bejerot.

Una reacción emocional automática, desarrollada a nivel inconsciente, al trauma creado por ser una "víctima".

Jaycee Lee Dugard fue secuestrado a la edad de 11 años y ha sido rehén durante casi 18 años. Tiene dos hijos con su secuestrador y nunca ha intentado escapar.

También mintió y trató de defender a su secuestrador cuando la interrogaron.

Ella admitió tener una profunda conexión emocional con él, pero después de reunirse con su familia y mudarse, condenó las acciones del delincuente.

Shawn Hornbeck, de 11 años, desapareció el 6 de octubre de 2002 y fue encontrado por casualidad en enero de 2007, cuando tenía 15 años, mientras buscaba a otro niño desaparecido (Ben Ownby).

Vivió cuatro años con su secuestrador Michael Devlin (en cuyo piso también se encontró a Ben Ownby), y los vecinos aseguran haberlo visto jugando en el jardín en varias ocasiones, ya sea solo, con Michael o con algunos amigos, tanto que pensaban que eran "padre e hijo".

Shawn también tenía un teléfono móvil y estaba felizmente navegando por Internet. Había visto los llamamientos de los padres en la televisión e incluso había enviado algunos correos electrónicos a su padre diciendo: '¿Cuánto tiempo planeas buscar a tu hijo?

CÓMO SE MANIFIESTA EL SÍNDROME DE ESTOCOLMO

El síndrome de Estocolmo no es el resultado de una elección racional, sino que se manifiesta como un reflejo automático, vinculado al instinto de supervivencia.

En la fase inicial, la persona secuestrada experimenta un estado de confusión y terror ante la situación que se le impone y reacciona lo mejor que puede ante el estado de estrés extremo en el que se encuentra: una de las primeras reacciones, un refugio psicológico primitivo, pero emocionalmente eficaz, es "negación".

Para sobrevivir, la mente reacciona tratando de borrar lo que está sucediendo.

Otra posible reacción es la inconsciencia (independiente de la voluntad consciente) o el sueño.

Solo después de un tiempo el rehén comienza a darse cuenta, aceptar y temer su situación, pero encuentra otra válvula de escape al pensar que no todo está perdido porque pronto la policía intervendrá para salvarlo.

Cuanto más tiempo pasa, más comienza a sentir la víctima que su vida depende directamente del agresor y, convenciéndose de que puede evitar la muerte, desarrolla un mecanismo psicológico de apego total a él.

La víctima se identifica con el agresor y comprende sus motivos, incluso tolera su violencia sin demasiado esfuerzo, ya que está motivada por razones sólidas.

Para asegurarse la gracia de su torturador, la víctima, inconsciente pero convenientemente, elimina de su mente el resentimiento contra él.

En esta condición, el secuestrador tendría menos motivos para desatar su violencia contra la víctima.

CAUSAS DEL SÍNDROME DE ESTOCOLMO

Hay cuatro situaciones o condiciones básicas que provocan el desarrollo del síndrome de Estocolmo:

1. Una amenaza real o percibida a la propia supervivencia física o psicológica y la creencia de que el secuestrador puede ser peligroso.

2. Una pequeña amabilidad del secuestrador hacia la víctima.

3. Aislamiento de la víctima

4. Incapacidad real o percibida para escapar de la situación

SINTOMAS TIPICOS

  • la víctima tiene sentimientos de amistad o incluso amor hacia el secuestrador;
  • la víctima le tiene miedo a la policía, los equipos de rescate o cualquier persona que intente separarla del secuestrador;
  • la víctima cree en los motivos del secuestrador y los apoya;
  • la víctima experimenta sentimientos de culpa y remordimiento por haber sido liberada mientras el secuestrador está en prisión;
  • la víctima llega a mentir a la policía para proporcionar al secuestrador coartadas improbables;
  • la víctima no acepta que tenga alguna patología y no aceptará ayuda.

FIN DEL SÍNDROME DE ESTOCOLMO

El síndrome puede variar en duración, y los efectos psicológicos más comunes incluyen alteraciones del sueño, pesadillas, fobias, saltos repentinos, flashbacks y depresión, que pueden tratarse con medicación y psicoterapia.

Algunas víctimas de secuestro, que experimentaron este síndrome, siguen siendo hostiles a la policía años después.

En concreto, las víctimas del robo del Kreditbank de Estocolmo visitaron a sus captores durante muchos años, y uno de ellos se casó con Olofsson.

Otras víctimas parecen haber comenzado a recolectar fondos para ayudar a sus antiguos carceleros y muchas se negaron a testificar en el tribunal contra los secuestradores, o incluso a hablar con los policías que los arrestaron.

TRATAMIENTO DEL SÍNDROME DE ESTOCOLMO

Volver a la vida cotidiana después de un período de cautiverio más largo o más corto puede ser un desafío absoluto para el cautivo, en algunos casos extremadamente difícil.

Estar separado del captor puede ser desgarrador para la víctima que padece el síndrome de Estocolmo.

Es posible recuperarse del síndrome de Estocolmo, pero en algunos casos lleva muchos años. En algunos casos, también es útil combinar la psicoterapia con la farmacoterapia, que el psiquiatra debe planificar cuidadosamente.

Artículo escrito por la Dra. Letizia Ciabattoni

Lea también:

Erotomanía o síndrome del amor no correspondido: síntomas, causas y tratamiento

La nomofobia, un trastorno mental no reconocido: adicción a los teléfonos inteligentes

Eco-ansiedad: los efectos del cambio climático en la salud mental

Ninfomanía y satiriasis: trastornos sexuales del ámbito psicológico-conductual

Fuente:

    • Franzini LR, Grossberg JM (1996). Comportamenti bizzarri. Astrolabio Roma
    • Gulotta G., Vagaggini M. (1980). Dalla parte della vittima. Giuffrè, Milán
    • Graham DL, Rawlings E., Rimini N. (1988), Supervivientes del terror: mujeres rehenes maltratadas y el síndrome de Estocolmo. En: Perspectivas feministas sobre el abuso de la esposa. Publicaciones Sage
    • Jülich S. (2005). Síndrome de Estocolmo y abuso sexual infantil. Revista de abuso sexual infantil
    • Degortes, D., Colombo, G., Santonastaso, P., Favaro, A. (2003). Secuestro por rescate como experiencia traumática: entrevistas clínicas en un grupo de víctimas y revisión de la literatura. Rivista di psichiatria
    • Carver J. Love y el síndrome de Estocolmo: el misterio de amar a un abusador

https://medicinaonline.co/2017/12/02/sindrome-di-stoccolma-psicologia-in-amore-casi-cura-e-film-in-cui-e-presente/

Quizás te interese