Alopecia: síntomas y tratamiento de la caída del folículo piloso

El término Alopecia hace referencia a la “falta de cabello o pelo en todas las regiones del cuerpo”, secundaria a los diversos mecanismos que definen su etipatogénesis.

El término deriva del latín alopecias, que significa zorro o foxy, en relación con el hecho de que el zorro suele perder el pelo a parches.

La alopecia, que puede ser circunscrita o difusa, se acompaña en ciertos casos de atrofia y destrucción del folículo piloso.

Aunque la alopecia significa la pérdida de todo tipo de cabello y puede afectar a cualquier zona, el cuero cabelludo es el más afectado.

Según la etiopatogenia, podemos distinguir cuatro formas principales de alopecia: alopecia androgenética, areata, cicatricial y posquimioterapia.

La alopecia androgenética es una condición genéticamente determinada que, sin embargo, requiere la presencia de hormonas esteroides masculinas (andrógenos) para su realización. En ausencia de uno de estos factores, la calvicie no ocurre: la predisposición familiar y los andrógenos probablemente deben estar presentes, de ahí el nombre de alopecia androgenética. (Heilmann-Heimbach et al., 2016, Heilmann-Heimbach et al., 2017; Inui e Itami, 2013; Marcińska et al., 2015; Pirastu et al., 2017).

La alopecia areata, por otro lado, se considera una enfermedad autoinmune limitada a los componentes del folículo piloso mediada por linfocitos T. (Bodemer et al., 2000; Kalish, Johnson y Hordinsky, 1992).

Esta última se manifiesta en la mayoría de los casos de forma espontánea y asintomática, por lo que la caída del cabello es súbita y brusca y puede ocurrir en pocos días o semanas, haciendo que las personas que la contraen sean más propensas a sufrir molestias psicológicas.

La zona más afectada por la alopecia es el cuero cabelludo, tanto que es conocida por la mayoría como la 'enfermedad de la caída del cabello'.

En lugares donde el pelo no vuelve a crecer, se forman áreas completamente sin pelo, donde, sin embargo, la piel parece sana y de color normal.

Una condición con una historia muy antigua, se dice que la alopecia se conoce desde los egipcios y los filósofos griegos y romanos, quienes hablaron de ella en sus escritos científicos, buscando una solución y una cura.

Alopecia areata de origen inflamatorio: definición y en qué consiste

Para este tipo de alopecia no se puede hablar de una enfermedad crónica ya que en algunas situaciones la inflamación es temporal y desaparece por sí sola, sin afectar las papilas generadoras de cabello de forma permanente.

Deriva de trastornos autoinmunes que causan Las células blancas de la sangre para atacar el folículo piloso, impidiendo el crecimiento del cabello.

Ocurre principalmente en el cuero cabelludo (sienes y nuca). cuello son las zonas más afectadas), dejando zonas redondeadas completamente calvas, pudiendo afectar también a otras partes anatómicas como pestañas, cejas, axilas y pubis.

Además de la caída del cabello, la alopecia areata suele ir acompañada de cambios en las uñas, zonas que también son ricas en queratina.

Se han estimado tasas de prevalencia de la enfermedad de 0.1% a 0.2% para los Estados Unidos. (Gilhar, et al., 2012).

Aunque la enfermedad se inicia con mayor frecuencia en la infancia y la adolescencia, puede aparecer en cualquier etapa de la vida.

En el 60% de los casos, la alopecia areata que se presentó a una edad temprana mostró un pronóstico más severo. (Gilhar et al., 2012).

Las personas con síndrome de Down o problemas de autoinmunidad se ven afectadas.

A menudo es una condición con un curso temporal. Después de un diagnóstico cuidadoso y un tratamiento correcto, el cabello o los cabellos en las áreas afectadas pueden volver a crecer.

Alopecia: los síntomas

Además de la pérdida común de cabello y vello corporal, como ya se mencionó, la alopecia puede causar trastornos en las uñas, como picaduras en las uñas (depresiones en forma de copa o transversales de las uñas) y leuconichia (la capa externa de una o más uñas adquiere un color diferente). que de costumbre).

Cabe señalar que un aumento notable de estos síntomas puede ser causado y agravado por un estrés físico y emocional severo, pero también puede estar asociado a patologías ya existentes como el vitíligo y problemas de tiroides.

Donde se cae el pelo, la piel afectada por la alopecia suele ser muy parecida a una piel sana.

La condición es asintomática y rara vez se asocia con picazón localizada, hormigueo y ardor (a veces aparece unos días antes de la caída del cabello).

Las causas de la alopecia areata

El origen de la enfermedad aún no está completamente dilucidado. Se sugiere fuertemente la presencia de autoanticuerpos contra el folículo piloso, pero aún no se ha confirmado (Gilhar & Kalish, 2006; Leung, et al 2010; Tobin, Hann et al 1997; Wang et al. ., 2016).

Sin embargo, el estrés físico o emocional severo parece ser uno de los desencadenantes de la manifestación de los síntomas.

Otras enfermedades, como la dermatitis atópica, la tiroiditis, el lupus eritematoso sistémico, la artritis reumatoide, la gastritis atrófica crónica, la enfermedad celíaca, el vitíligo, la diabetes, parecen estar fuertemente asociadas con la alopecia areata.

La alopecia areata no es contagiosa, pero puede ser una herencia desagradable.

Tipos de alopecia

Además de las alopecias ya descritas, entre las alopecias propiamente dichas, la alopecia androgenética es la forma más común de la enfermedad: afecta a alrededor del 40-50% de las mujeres, especialmente después de la menopausia, y al 70% de los hombres europeos, con menor incidencia en la raza asiática y africana (Heilmann-Heimbach et al., 2017; Marcinska et al., 2015; Pirastu et al., 2017).

Por lo tanto, se puede hablar de androgenética masculina y androgenética femenina.

En los hombres la manifestación es típica (pérdida de cabello de patrón masculino) y consiste en un adelgazamiento progresivo del cabello que comienza en las sienes y el clítoris y se extiende por todo el cráneo, con excepción de la región superior de las orejas, mientras que en las mujeres se manifiesta con adelgazamiento difuso en la parte superior de la cabeza.

Es una condición determinada genéticamente en la que numerosos genes, hormonas y factores ambientales juegan un papel clave en el desarrollo de la enfermedad, mostrando una etiología polivalente (Heilmann-Heimbach et al., 2016, Heilmann-Heimbach et al., 2017; Inui e Itami, 2013; Marcińska et al., 2015; Pirastu et al., 2017).

alopecia temporal

Las formas de alopecia no cicatriciales pueden ser temporales.

Esto quiere decir que, si se trata adecuadamente (o si se detiene la acción que lo genera), los síntomas desaparecen por sí solos al poco tiempo.

A esta categoría pertenecen la alopecia post-embarazo, la alopecia por desnutrición (que desaparece cuando los valores de los alimentos se normalizan), la alopecia por traumas psicofísicos (desaparece con el final del período de estrés), la alopecia areata y alopecia por medicación, que finaliza una vez interrumpida su toma.

Las formas de cicatrización, por otro lado, son permanentes.

El folículo piloso, con la papila generadora de cabello en su interior, deja de funcionar y desaparece.

La esclerodermia, el lupus eritematoso discoide, el liquen plano, la foliculitis decalvante, las micosis y las neoplasias provocan alopecia cicatricial.

Clasificación según el área anatómica de aparición

La alopecia areata monolocularis afecta únicamente a un punto del cuero cabelludo donde se produce la caída del cabello.

Por el contrario, la Alopecia Areata Multilocularis puede afectar a varios puntos del cuero cabelludo a la vez.

La Alopecia Total genera la caída del cabello en todo el cuero cabelludo.

En cambio, se habla de Alopecia Universal o Absoluta cuando al verse afectados por la disfunción, no solo son los folículos del cuero cabelludo sino los de todo el cuerpo, generando pérdida de cabello por todas partes.

Las zonas más afectadas parecen ser las pestañas, las cejas, las axilas y el pubis. La alopecia universal es la más rara y es difícil de resolver por completo.

Los dos últimos casos que se pueden encontrar son la Alopecia Barbae, que afecta a la barba, y la Alopecia Areata Ophiasis, que se encuentra sólo en determinadas zonas externas del cuero cabelludo, como las más cercanas a las orejas, las sienes y la nuca.

Alopecia: diagnóstico

El diagnóstico es clínico con observación de la manifestación y tipo de alopecia en las diversas zonas del cuerpo.

Sin embargo, para hacer un diagnóstico detallado del tipo de alopecia, se requieren técnicas de diagnóstico más profundas.

Entre estos, los más acreditados son el “tirón” y el “tricograma”.

En algunos casos el especialista puede decidir recetar o directamente realizar una biopsia de la piel afectada.

Este procedimiento deja una pequeña cicatriz, pero ciertamente es mucho más efectivo para fines de diagnóstico.

Para todo tipo de alopecia, con el fin de ofrecer un diagnóstico lo más veraz posible y tratamientos eficaces, el médico realizará sus observaciones teniendo en cuenta también la edad de aparición, y otros factores como la posible herencia, curso de la enfermedad y sus manifestaciones, respuesta a tratamientos ya realizados, presencia o ausencia de enfermedades autoinmunes.

Qué tratamientos para combatir la alopecia

Como en todas las patologías, es el médico quien elige la terapia adecuada para la alopecia, en función del diagnóstico del tipo de alopecia, la gravedad de los síntomas, las patologías relacionadas y las características del paciente concreto.

Las terapias actuales tienen como objetivo resolver el síntoma acelerando la regeneración del cabello.

Además de la vía parenteral (inyecciones), se prefiere la vía oral o tópica (aplicación de ungüentos, cremas, lociones).

Dependiendo del tipo de alopecia diagnosticada, se pueden recetar muchos tipos de medicamentos y terapias. Algunos de estos son:

  • corticosteroides (betametasona, fluocinonida, clobetasol) principalmente por vía oral o tópica, ya que los efectos secundarios son mayores con la terapia sistémica. Este último se prefiere solo en casos más severos y avanzados;
  • minoxidil. Este ingrediente activo promueve el crecimiento del cabello cuando se usa tópicamente durante unos meses;
  • fármacos inmunosupresores (ciclosporina, triamcinolona). Estos se utilizan en casos graves y recurrentes. El médico los prescribe después de que otras terapias no hayan logrado los efectos deseados. La intención es afectar directamente a las células del sistema inmunitario para reducir su 'ataque' a los folículos pilosos y regenerar el cabello;
  • Fototerapia basada en UVA combinada con fármacos con principios fotosensibilizantes. Se ha observado que la exposición solar, realizada de forma saludable y prolongada (con la protección adecuada), tiene efectos beneficiosos sobre la piel y el curso de la enfermedad;
  • terapias alternativas. Su atractivo ha crecido en los últimos años y explota los beneficios que la hipnosis y la acupuntura tienen sobre todo el organismo.

Las terapias basadas en hormonas y cortisona suelen ser el último recurso y no se recomiendan para pacientes más jóvenes debido a los efectos secundarios.

Para estos últimos, se prefieren métodos tópicos no hormonales que no afecten indirectamente el crecimiento y la actividad hormonal adecuada.

Implicaciones para la vida diaria

La alopecia no es una enfermedad agresiva y debilitante físicamente, ya que la pérdida de cabello y cabello no es dolorosa en sí misma.

Lo que no todos conocen, sin embargo, son las implicaciones negativas que tiene en la vida de quienes la contraen, especialmente en el ámbito psicológico y relacional del individuo.

La alopecia, ya sea areata o androgenética, conlleva una pérdida de autoestima y una distorsión de la propia imagen.

El cabello no solo se cae y deja zonas completamente calvas, sino que en algunos casos vuelve a crecer blanco, antes de volver a su color natural.

El cambio repentino en la imagen corporal de uno puede conducir a la depresión y la ansiedad (especialmente en las mujeres) mientras se espera que el cabello vuelva a crecer.

Por ello, muchas veces se necesita ayuda psicológica para los afectados.

Sin embargo, existen buenas soluciones en el mercado que ayudan a los pacientes a sentirse mejor temporalmente.

El uso de una peluca que oculte el problema de miradas indiscretas y permita superar el trauma del cambio estético puede ser una de esas soluciones.

Sin embargo, la alopecia es una afección grave que debe tratarse porque puede ocultar otras causas subyacentes.

Ante los primeros signos, es una buena idea visitar a un especialista de inmediato para una consulta.

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