Síndrome Respiratorio Agudo Severo: síntomas, tratamiento y prevención del SARS

El SARS, o Síndrome Respiratorio Agudo Severo, es una neumonía grave acompañada de fiebre, identificada por primera vez por el médico italiano Carlo Urbani y propagada principalmente en el Este de Asia (principalmente en China) entre noviembre de 2002 y julio de 2003, provocando 8,098 infecciones y 774 muertes en 17 países

¿Qué es el SARS?

Se trata de una neumonía grave atípica provocada por el coronavirus SARS-Cov (desconocido por el momento), un virus capaz de sobrevivir unas tres horas fuera del organismo huésped.

Los coronavirus son generalmente la principal causa de enfermedades respiratorias leves a moderadas, como el resfriado común, pero que pueden empeorar hasta convertirse en neumonía y síndromes respiratorios agudos, a veces fatales.

Los síntomas del SARS

El período de incubación del SARS es bastante corto: entre 2 y 7 días.

Los primeros síntomas son muy similares a los de la gripe:

  • fiebre alta (>38°C)
  • dolor articular y muscular
  • garganta seca
  • dolores de cabeza
  • escalofríos
  • tos
  • respiración dificultosa.

En algunos casos, los síntomas respiratorios ocurren desde el inicio de la enfermedad y pueden empeorar y provocar hipoxia y neumonía.

Después de aproximadamente 7 días, la enfermedad progresa con tos seca que puede conducir a un suministro deficiente de oxígeno a la sangre y en un 10-20% de los casos puede empeorar hasta el punto de requerir terapias de apoyo como respiración asistida, oxigenoterapia o, en casos extremos, casos, se requiere reanimación. La tasa de mortalidad ronda el 9% (fuente: Organización Mundial de la Salud).

Transmisión, diagnóstico y tratamiento del SARS

El SARS se transmite principalmente por contacto directo con pacientes infectados, a través de sus secreciones respiratorias (gotitas de saliva expulsadas al toser o estornudar) o de sus fluidos corporales.

El diagnóstico se realiza mediante la observación de los síntomas y los resultados de una serie de pruebas: radiografía de tórax, hemograma (se ha encontrado trombocitopenia y leucopenia en muchos pacientes), cultivo de Gram y búsqueda de virus respiratorios.

El SARS se trata como cualquier neumonía atípica grave, es decir, principalmente con antibióticos para agentes bacterianos y antivirales.

Los esteroides orales o intravenosos también pueden administrarse en combinación con antimicrobianos.

Medidas preventivas contra el SARS

Dado que el SARS todavía se está investigando y, por lo tanto, no existe una vacuna o un tratamiento específico, la prevención sigue siendo la única arma eficaz para evitar la propagación de la enfermedad.

En primer lugar, es importante tomar algunas medidas de higiene simples:

  • lávate las manos a menudo
  • cubrirse la nariz y la boca al toser o estornudar;
  • Evite compartir toallas, vasos y cubiertos.

Como todas las enfermedades infecciosas, el SARS se transmite más fácilmente en lugares con mucha gente y mal ventilados, donde la concentración de patógenos puede ser notablemente alta. Usar una máscara facial puede ser una buena manera de protegerse a sí mismo y a los demás de la propagación del SARS y otras enfermedades respiratorias.

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