Depresión, síntomas y tratamiento.

La depresión es una condición clínica que involucra una serie de problemas que no siempre son fáciles de manejar y que afecta a un número cada vez mayor de personas

¿Qué es la depresión?

Es un trastorno del estado de ánimo que genera una sensación de tristeza profunda, reactividad psicofísica, angustia y energía psíquica reducida.

Las personas que padecen esta condición experimentan un estado de desolación, desconcierto, pérdida de interés, pensamientos negativos y pesimistas sobre sí mismos, los demás y su futuro.

Esta condición es duradera y difiere de las fluctuaciones del estado de ánimo que cualquier persona puede experimentar en respuesta a eventos desagradables.

La depresión también puede manifestarse con diversos grados de severidad y el diagnóstico temprano es esencial para un tratamiento efectivo.

¿Qué tan extendida está la depresión?

Los estados depresivos se encuentran entre las condiciones más comunes en el mundo.

Según algunos datos, entre el 20 y el 30 % de los adultos experimentan al menos un episodio de depresión a lo largo de su vida.

La Organización Mundial de la Salud estima que para 2030 la depresión será la enfermedad más común.

Más de 300 millones de personas en todo el mundo sufren de depresión y el sexo femenino es el más afectado.

En los casos más graves, puede llevar al suicidio.

Aproximadamente 800,000 personas se quitan la vida cada año y el suicidio es la principal causa de muerte en el grupo de edad de 15 a 29 años.

Aunque existen tratamientos efectivos para la depresión, menos de la mitad de los afectados reciben una terapia adecuada (en muchos países la cifra es del 10%).

El principal problema es la falta de diagnóstico precoz; tampoco se debe subestimar que para muchas personas es particularmente difícil reconocer que se encuentran en un estado de angustia y poder buscar la ayuda necesaria.

Depresión: manifestaciones y síntomas

La depresión puede caracterizarse por una gama de síntomas que pueden variar de persona a persona y es importante especificar que todos podemos experimentar síntomas similares, pero cuanto más intensa, frecuente y persistente es la condición, mayor es la probabilidad de depresión.

El estado depresivo genera un sentimiento de tristeza muy profundo, un sentimiento de vacío interior insalvable, un estado de impotencia, apatía, con pérdida total del sentido del placer.

Los síntomas característicos de la depresión son:

  • estado de ánimo deprimido;
  • pérdida de interés y placer en las actividades normales;
  • pérdida de apetito que resulta en pérdida de peso o aumento del deseo de comer, especialmente alimentos dulces;
  • trastornos del sueño como insomnio (dificultad para conciliar el sueño, despertares nocturnos repetidos o despertarse temprano por la mañana) o hipersomnia (deseo intenso o necesidad de dormir durante mucho tiempo)
  • lentitud o agitación psicomotora (p. ej., ralentización de los movimientos, del habla o incapacidad para sentarse quieto, relajado, movimientos continuos de las manos y/o del cuerpo)
  • sensación de cansancio o agotamiento, falta de energía;
  • autoconcepto negativo, pérdida de autoestima;
  • sentimientos excesivos o inapropiados de autoevaluación o culpa;
  • capacidad reducida para concentrarse y prestar atención;
  • indecisión o incapacidad para tomar decisiones;
  • pensamientos recurrentes de muerte, ideas de suicidio que pueden resultar en intentos reales de quitarse la vida.

Estos síntomas pueden ser atribuibles a una patología depresiva genuina (Trastorno Depresivo Mayor) o a una depresión reactiva o fisiológica, es decir, episodios depresivos que surgen como consecuencia de eventos vitales dolorosos como duelo, separación, enfermedad, ataques de pánico, etc.

Por tanto, es fundamental el papel de un diagnóstico cuidadoso y escrupuloso, distinguiendo el nivel de gravedad, que puede ser leve, moderado o grave.

El Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-V) diferencia en base a síntomas específicos entre:

  • Trastorno de desregulación del estado de ánimo disruptivo
  • Trastorno depresivo mayor
  • Trastorno depresivo persistente (distimia)
  • Trastorno disfórico premenstrual
  • Trastorno depresivo inducido por sustancias/drogas
  • Trastorno depresivo debido a otra condición médica
  • Trastorno depresivo especificado o no especificado.

Dada la complejidad, se puede hacer una distinción entre Trastorno Depresivo Mayor y Trastorno Depresivo Persistente para comprender mejor ciertos aspectos del mismo.

Trastorno Depresivo Mayor

El trastorno depresivo mayor (a menudo identificado como depresión mayor) es cuando cinco o más de los síntomas ocurren durante un período de 2 semanas, lo que provoca un cambio en el nivel de funcionamiento anterior de la persona.

Estado de ánimo deprimido durante la mayor parte del día, casi todos los días, sentimiento desesperanzado de tristeza, irritabilidad y síntomas psicosomáticos, retraimiento social y pérdida de interés en casi todas las actividades.

Trastorno depresivo persistente (distimia)

El Trastorno Depresivo Persistente se diferencia de la depresión mayor en la presencia de una sintomatología depresiva de gravedad menor pero constante, en particular, el estado de ánimo desviado está presente casi todos los días durante al menos 2 años.

En este caso la experiencia vivida de tristeza está más integrada en la actualidad y en la historia de vida del paciente y es persistente, con un curso a veces intermitente e irregular, pero con intervalos de normalidad relativamente cortos.

El cuadro sintomático no es tan severo como en la depresión mayor y en particular se diferencia de esta última en las siguientes características

  • el sentimiento de tristeza y desolación se parece más al sentimiento reactivo de una pérdida que al sentimiento endógeno que caracteriza el episodio de depresión mayor;
  • la sintomatología es más variada;
  • las funciones psicomotoras no alcanzan alteraciones marcadas;
  • hay mayor dependencia y reactividad a situaciones externas y ambientales;
  • la duración es variable y el curso es crónico.

Factores de riesgo y prevención de la depresión

La depresión es el resultado de una compleja interacción de elementos.

La investigación muestra que las causas de la depresión se remontan a dos factores de riesgo principales

  • el factor biológico, es decir, una predisposición genética
  • el factor psicológico, es decir, las experiencias y conductas aprendidas durante la vida.

Las personas que han pasado por eventos particularmente adversos en el curso de sus vidas, como duelo, trauma, tienen un mayor riesgo de desarrollar un estado depresivo.

Además, la depresión también está relacionada con el estado de salud general de un individuo; 25 de cada 100 personas que padecen algún trastorno orgánico también padecen depresión.

Tratamiento: cómo se trata la depresión

El tratamiento de la depresión implica la integración de diversas intervenciones que tienen como objetivo abordar la condición patológica en relación con el nivel de gravedad.

Tratamiento médico ambulatorio

Una discusión inicial para recibir información adecuada sobre el significado del trastorno, sus características clínicas y la posible necesidad de tratamiento puede tener lugar en un entorno médico ambulatorio.

Psicoterapia

La psicoterapia es una de las herramientas fundamentales para apoyar a los pacientes que sufren de depresión.

Existen diferentes enfoques que demuestran una gran efectividad, como la Terapia Estratégica, la Terapia Sistémica-Relacional y la Terapia Cognitivo-Conductual.

En los casos menos graves basta con una buena pauta psicoterapéutica, mientras que en los casos de depresión grave la psicoterapia debe ir acompañada de un tratamiento farmacológico adecuado, con un seguimiento constante de la evolución de los dos procesos terapéuticos.

Terapia farmacológica

Las clases de medicamentos antidepresivos más comúnmente utilizados en la actualidad son:

  • antidepresivos inhibidores de la recaptación de serotonina (también llamados ISRS);
  • antidepresivos inhibidores de la recaptación de serotonina y noradrenalina (también llamados IRSN);
  • antidepresivos con acción noradrenérgica y serotoninérgica específica (también llamados NaSSA)
  • antidepresivos tricíclicos (TCA);
  • antidepresivos inhibidores de la recaptación de noradrenalina (también llamados NRI);
  • otros (trazodona, agomelatina, vortioxetina).

El tratamiento psicofarmacológico con antidepresivos debe iniciarse tras una cuidadosa valoración médica basada en el cuadro clínico y la tolerancia subjetiva, manteniendo bajo control la posible aparición de efectos secundarios.

Hospitalización

Se requiere hospitalización en ausencia de apoyo familiar, social o ambiental, en los casos en que las condiciones sintomáticas sean extremadamente graves y muestren un alto riesgo de suicidio.

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