Leptospirosis: transmisión, diagnóstico y tratamiento de esta zoonosis

La leptospirosis es una zoonosis (enfermedad que afecta tanto a animales como a humanos) causada por una bacteria del género Leptospira

Es propio de varias especies animales (el principal reservorio de leptospiras patógenas para el hombre son los roedores) y se propaga en el medio ambiente por los microorganismos que liberan en la orina.

La leptospirosis está muy extendida en todo el mundo, pero afecta principalmente a las zonas rurales de las regiones templadas y tropicales.

¿Cómo se transmite la leptospirosis?

Los animales infectados excretan leptospiras de sus riñones, liberándolas al medio ambiente a través de la orina.

Los microorganismos son capaces de sobrevivir en suelos húmedos con un pH neutro o moderadamente alcalino, a temperaturas que no son particularmente frías.

El ser humano se infecta por contacto de la piel (en presencia de heridas, incluso microscópicas) o de las mucosas con agua en presencia de leptospiras, por contacto directo con animales infectados o por ingesta de vegetales contaminados.

No se conocen casos de transmisión de persona a persona de la enfermedad.

El período de incubación de la leptospirosis es de siete a catorce días.

La enfermedad puede manifestarse en dos fases: inicialmente se presenta con fiebre alta, escalofríos, conjuntivitis hemorrágica y manifestaciones exantemáticas; la segunda fase, o fase inmune, implica la aparición de ictericia, agrandamiento del hígado y del bazo, nefritis, insuficiencia renal y afectación neurológica generalizada, con meningitis y encefalitis.

Esta segunda fase también se conoce como 'enfermedad de Weil'.

Dependiendo del serovar involucrado en la infección, la leptospirosis también puede seguir su curso de forma completamente asintomática.

La tasa de letalidad es baja, aunque no debe subestimarse, especialmente en pacientes de edad avanzada.

Diagnóstico

La leptospirosis se diagnostica detectando la bacteria en sangre, orina y LCR.

Existen técnicas para detectar ADN de leptospiras en sangre y orina desde la primera semana de la enfermedad.

La leptospirosis se trata con antibióticos y terapia de apoyo.

El tratamiento se basa en antibióticos, penicilina G, a los que las leptospiras son muy sensibles.

La recuperación de los casos no tratados a tiempo puede llevar varios meses.

La profilaxis de la leptospirosis consiste en el control de roedores y otros animales portadores de leptospiras y la prohibición de bañarse en aguas estancadas, ríos y canales.

La eficacia de la vacunación humana es discutida porque no protege contra todo tipo de leptospiras, pero sin embargo se recomienda para aquellos que, por su trabajo, están más expuestos al riesgo de infección.

Por lo tanto, las reglas elementales de higiene siguen siendo de suma importancia:

  • lavarse bien las manos
  • prestar atención a la higiene de los niños (que con mucha facilidad se llevan las manos a la boca)
  • lavar alimentos como verduras y frutas con cuidado
  • evitar el contacto con agua contaminada.

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