Leucemia linfocítica aguda: ¿qué es?
La leucemia linfocítica aguda es un cáncer que afecta a un tipo particular de glóbulos blancos, los linfocitos. Los linfocitos combaten las infecciones y son producidos por la médula ósea, que normalmente genera suficientes para las necesidades del cuerpo.
La leucemia linfocítica aguda implica una mayor producción de linfocitos mutados, que generalmente se denominan linfoblastos (o células leucémicas)
Los linfoblastos no se comportan de la misma manera que los linfocitos sanos: se amontonan en la sangre, la médula ósea y otros órganos, sin dejar espacio para otras células sanguíneas y provocando la descomposición de todo el organismo.
Se desconocen las causas de la leucemia linfocítica aguda
Sin embargo, varios estudios de investigación han identificado una serie de factores de riesgo:
- exposición a grandes cantidades de radiación y ciertos agentes químicos y farmacéuticos;
- presencia de síndrome de Down en el sujeto
- presencia en la familia de hermanos o hermanas con leucemia.
La leucemia afecta con mayor frecuencia a niños menores de 10 años o adultos mayores de 50 años.
Síntomas de la leucemia linfoblástica aguda
Los síntomas de la leucemia linfocítica aguda son cansancio, fatiga crónica, debilidad, mareos, náuseas, dificultad para respirar, hematomas, sangrado, presencia de sangre en la orina, anomalías en el ciclo menstrual, dolor de cabeza, fiebre, dolor de huesos o articulaciones, agrandamiento del hígado u otros órganos internos (lo que resulta en dolor abdominal), ganglios linfáticos agrandados, pérdida de peso.
En el caso de las lesiones, pueden producirse sangrados más abundantes y prolongados de lo habitual y son más frecuentes las infecciones, incluso las menores.
El diagnóstico se puede realizar mediante análisis de sangre o una biopsia de médula ósea.
Tratamiento
La leucemia linfocítica aguda debe tratarse lo antes posible para aumentar las posibilidades de remisión de la enfermedad y el retorno a los recuentos sanguíneos normales.
El principal tratamiento de la leucemia es la quimioterapia, que se utiliza para destruir los linfoblastos y evitar su proliferación.
También se puede utilizar la radioterapia.
En casos de recurrencia de la enfermedad, es necesario un trasplante de médula ósea.
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