Qué son los trastornos del movimiento y cómo tratarlos

Los trastornos del movimiento son enfermedades neurológicas que conducen a disfunciones en los músculos voluntarios, el aprendizaje procedimental, los automatismos y las esferas cognitiva y emocional.

Implican los circuitos nerviosos que regulan la función motora: el cerebro, el cerebelo y los ganglios basales, un grupo de núcleos subcorticales presentes en la base de ambos hemisferios cerebrales.

Trastornos del movimiento: síntomas

Los síntomas se pueden diferenciar en 2 tipos:

  1. A) formas hipocinéticas, caracterizadas por un enlentecimiento motor, como por ejemplo la enfermedad de Parkinson u otros parkinsonismos;
  1. B) formas hipercinéticas, caracterizadas por un exceso de movimientos. Estos dan lugar a las siguientes patologías, que pueden o no estar asociadas a alteraciones cognitivo-conductuales del sistema vegetativo automático, o también multisistémico:
  • distonías (contracciones musculares);
  • tics (contracciones rápidas y repetidas);
  • temblores (movimientos oscilantes que afectan con mayor frecuencia a las manos y los brazos);
  • corea (movimientos muy similares a sacudidas);
  • atetosis (movimientos lentos, irregulares y constantemente repetidos en las extremidades superiores);
  • balismo (movimientos violentos que involucran casi siempre a los miembros inferiores).

Las causas de los trastornos del movimiento.

Casi todos los trastornos del movimiento tienen su origen en una función incorrecta del circuito de los ganglios basales.

En los humanos, los ganglios basales funcionan de la siguiente manera:

  • reciben información sensoriomotora, cognitiva y emocional multimodal de vías corticales convergentes;
  • generan un mensaje de salida integrado a la corteza frontal, donde finalmente se procesa la selección de un comportamiento motor apropiado.

Este proceso se genera tanto para el movimiento más simple, como el de una sola articulación, como para secuencias motoras más complejas que involucran a todo el cuerpo.

Los trastornos del movimiento se producen, por tanto, cuando existe un mal funcionamiento de los ganglios basales que impide que el mensaje procese correctamente la conducta motora.

Cómo se tratan los trastornos del movimiento

Existen diversas aproximaciones terapéuticas para el tratamiento de los trastornos del movimiento, que van desde la farmacoterapia tradicional hasta la estimulación dopaminérgica continua utilizada, por ejemplo, en la enfermedad de Parkinson mediante la administración de un gel intestinal que, a través de una bomba duodenal, ha demostrado ser el mejor abordaje para contrarrestar las fluctuaciones motoras durante el día.

También existen enfoques terapéuticos más avanzados como DBS, Deep Brain Stimulation: esta es una técnica de neuroestimulación utilizada como terapia para la distonía, la enfermedad de Parkinson, el temblor esencial, etc. Es un enfoque que no requiere el uso de un neuroestimulador. , pero se utiliza como tratamiento para la distonía.

Este abordaje no pretende curar la enfermedad de forma definitiva, sino controlar los principales síntomas y mejorar la calidad de vida de las personas.

Este procedimiento también se utiliza para tratar la epilepsia, el dolor crónico y los trastornos obsesivo-compulsivos. El implante no es visible externamente y se coloca durante un procedimiento neuroquirúrgico.

Recientemente, está surgiendo una nueva técnica revolucionaria: el ultrasonido enfocado.

Es un procedimiento terapéutico no invasivo que puede reducir el costo del tratamiento para pacientes con trastornos del movimiento y mejorar su vida diaria.

Esta tecnología enfoca los haces de energía de ultrasonido con precisión en objetivos profundos en los tejidos sin dañar las áreas sanas.

El papel de la neurorrehabilitación

La rehabilitación de los trastornos del movimiento también se ha vuelto cada vez más importante en los últimos años gracias a los nuevos descubrimientos en neurociencia.

La neurorrehabilitación podría definirse como el conjunto de intervenciones clínicas y asistenciales encaminadas a la recuperación del daño en el sistema nervioso (debido a lesiones adquiridas o enfermedades degenerativas) mediante la reducción o compensación de las alteraciones funcionales, utilizando los recursos de neuroplasticidad individuales de los pacientes.

En los últimos años, la compleja interacción entre los ganglios basales y las redes corticocerebelosas en la modulación de los aspectos de acción cognitivo-motivacionales (no motores) y motores se ha considerado cada vez más en el desarrollo de nuevos enfoques de rehabilitación integrados.

Además, la evidencia emergente de la ciencia básica y los estudios clínicos ha sugerido que el ejercicio motor aumenta la plasticidad cerebral principalmente a través de la potenciación a largo plazo de los circuitos neuronales involucrados en aprender a moverse.

A qué especialista acudir

El primer especialista es el neurólogo que debe realizar el diagnóstico, preferiblemente experto en trastornos del movimiento.

En segundo lugar, por supuesto, está el médico fisiatra, que se ocupa de todos los aspectos rehabilitadores de la discapacidad que generan estas enfermedades, que pueden ser más o menos graves según la gravedad y la evolución clínica, con una gran repercusión en la calidad de la la vida.

De hecho, la complejidad de la enfermedad afecta no solo al paciente sino también a su entorno familiar, social y laboral, afectándolo en su conjunto.

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Fuente:

GSD

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