Diagnóstico y prevención de la neumonía.

La neumonía se presenta como una infección o inflamación severa de los pulmones causada por bacterias, virus u hongos.

La neumonía bacteriana es la más frecuente en adultos y suele ser causada por Pneumococcus pneumoniae

La bacteria Mycoplasma pneumoniae es la causa más común de neumonía entre los niños en edad escolar, mientras que los niños de 2 a 3 años tienen más probabilidades de contraer neumonía a través de virus que atacan las vías respiratorias.

La neumonía generalmente la transmiten personas que ya están infectadas por contacto, estornudos o tos y se presenta con síntomas como fiebre, tos, escalofríos, dolor en el pecho, aumento de la producción de mucosidad, fatiga, dolor de cabeza, pérdida de apetito, náuseas y vómitos.

A veces, la rigidez muscular y articular también puede estar asociada con estos síntomas.

Prevención de la neumonía: la importancia de la vacuna

La neumonía se puede prevenir vacunándose; una sola inyección protege al paciente durante al menos una década.

La vacuna se recomienda para personas mayores de 65 años, que padezcan enfermedades que debiliten el sistema inmunitario o afecten el bazo, que vivan en residencias de ancianos o que se enfrenten a estancias prolongadas y/o frecuentes en el hospital.

Dado que la neumonía también puede resultar de un ataque de influenza, la vacuna contra la influenza también puede ser un arma eficaz para prevenir la neumonía.

Exámenes y tratamiento

El médico diagnostica neumonía cuando, durante la auscultación con un estetoscopio, escucha estertores u otros sonidos anormales.

Sin embargo, existen otras pruebas que pueden confirmar el diagnóstico: análisis de muestra de sangre arterial, hemograma, radiografía de tórax.

Si la causa de la neumonía es bacteriana, el tratamiento se basará fundamentalmente en tratar la infección con antibióticos; sin embargo, si la causa es viral, los antibióticos no tendrán efecto.

Las terapias de apoyo pueden incluir la administración de oxígeno y terapias respiratorias para eliminar el exceso de mucosidad.

La mayoría de los pacientes tienen un buen pronóstico de dos semanas como máximo, mientras que la situación es más grave en el caso de personas ancianas o debilitadas.

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