Discapacidad Intelectual y Autismo: Qué son, cómo diagnosticarlos y tratarlos

¿Autismo y discapacidad intelectual son lo mismo? No, son trastornos del neurodesarrollo que se manifiestan desde la infancia y tienen diferencias significativas entre ellos

Qué se entiende por Discapacidad Intelectual

El término Discapacidad Intelectual reemplaza la categoría clínica que solía llamarse 'retraso mental'.

Es la discapacidad del desarrollo más común de las funciones intelectuales.

Es un término que se utiliza para las personas que tienen limitaciones en el funcionamiento y las habilidades cognitivas, como las habilidades de comunicación, sociales y de aprendizaje.

Estas limitaciones pueden hacer que un niño se desarrolle y aprenda más lentamente o de manera diferente que un niño con un desarrollo típico.

Los diferentes niveles de gravedad de la discapacidad intelectual

Hay diferentes niveles de discapacidad intelectual

  • templado;
  • moderar;
  • severo;
  • extremo.

discapacidad intelectual leve

La forma leve es la más común y constituye alrededor del 80% de las personas con discapacidad intelectual: los síntomas en los niños suelen reconocerse al ingresar a la escuela primaria.

Durante la edad adulta, estos individuos suelen llegar a adquirir:

  • habilidades sociales y ocupacionales;
  • un nivel mínimo de autosuficiencia.

Discapacidad intelectual severa

Las formas más graves se diagnostican desde la primera infancia y presentan:

  • comprensión limitada;
  • deterioro de las habilidades de comunicación;
  • Dependencia total de otras personas, tanto en su propia salud como en su autonomía y relaciones con los demás.

¿Cómo se diagnostica la discapacidad intelectual?

Por lo general, se diagnostica comprobando si

  • el cociente intelectual (CI) de la persona está por debajo del promedio;
  • existen limitaciones significativas en 2 o más áreas de adaptación, como la capacidad de autonomía necesaria para vivir, trabajar e instalarse en una comunidad, modos de comunicación y autocuidado;
  • las condiciones anteriores ocurren antes de los 18 años.

Las causas

Las causas de este déficit del neurodesarrollo pueden surgir de

  • condiciones genéticas, es decir, mutaciones genéticas aún poco conocidas o formas más conocidas tales como el síndrome de Down (trisomía 21) y el síndrome X frágil;
  • complicaciones durante el embarazo: una discapacidad intelectual puede resultar de alteraciones del desarrollo intrauterino, por ejemplo, de una infección materna;
  • problemas durante el parto, el trabajo de parto y el parto, que hacen que el bebé no reciba suficiente oxígeno.

Otras causas que ocurren cuando el niño está creciendo pueden incluir una lesión cerebral grave, una infección o un accidente cerebrovascular.

  • infecciones o accidentes cerebrovasculares.

Discapacidad intelectual en adultos.

Casi todas las discapacidades, especialmente las de medianas a graves, se diagnostican en la infancia.

En estas situaciones, los programas de diagnóstico y rehabilitación son activados por la escuela, el pediatra, los servicios de neuropsiquiatría infantil y la familia con la ayuda de asociaciones, con el fin de construir una ruta de atención integrada que suele terminar en la edad adulta joven; la persona con discapacidad aprenderá, en la medida de lo posible, la autonomía, la integración social y las habilidades laborales.

Para conseguirlo, también será importante el uso de técnicas de rehabilitación cognitivo-conductual, capaces de potenciar aquellas habilidades conductuales y adaptativas que, debido a la discapacidad, no se han desarrollado de forma autónoma o necesitan refuerzo para mantenerlas.

Sin embargo, existe la posibilidad de que las tensiones derivadas de las demandas de rehabilitación puedan generar comportamientos problemáticos como la agresión, las autolesiones, el aislamiento, que requieren medidas específicas. psiquiátrico, tratamiento farmacológico o psicoterapéutico.

Además, la participación en las actividades de los centros de día y la residencia en establecimientos dedicados juegan un papel fundamental tanto en estos casos como en los ya presentes desde la infancia.

Además, los niños con discapacidad intelectual crecen y hoy, a diferencia de hace unas décadas, tienen un pronóstico de vida normal.

Con el tiempo, sin embargo, se produce la pérdida de la ayuda de los padres, su principal apoyo, el empeoramiento de las condiciones clínicas debido a una menor capacidad para regular bien la propia salud, y muchos elementos psicológicos a manejar, como sentirse solo, no poder tener una vida matrimonial o simplemente preguntarse 'por qué me pasó a mí', lo que en términos clínicos se define como la conciencia del daño por parte del paciente.

que es el autismo

El autismo es también un trastorno del neurodesarrollo, una enfermedad compleja, cuya causa aún no está clara y cuyas hipótesis más extendidas se refieren a factores genéticos o ambientales aún no bien definidos.

Se caracteriza por un trastorno del desarrollo que afecta la capacidad de comunicar ideas, emociones y sentimientos y por un déficit en la integración social.

tipos de autismo

No existen formas unívocas de autismo, cada autista es diferente a los demás, por eso hablamos de un 'espectro autista', es decir, una banda de tipos de autismo que hace referencia a un

  • bajo funcionamiento: personas con discapacidad intelectual;
  • de alto funcionamiento, también conocido como síndrome de Asperger, en el que el sujeto tiene capacidades intelectuales muy altas y, en ocasiones, muy particulares y sectoriales.

Es un desarrollo atípico del neurodesarrollo que se retrata en muchas series de televisión, dibujos animados y películas, y personajes famosos como Greta Thunberg, Susanna Tamaro y Andy Warhol también lo han padecido.

Los síntomas

Por lo general, los primeros signos provienen de la familia, luego del pediatra y los maestros.

Los signos más evidentes son

  • problemas con el lenguaje
  • retraimiento emocional;
  • falta de interés en otros niños;
  • interés reducido en el mundo exterior;
  • Comportamiento repetitivo y estereotipado.

Estas manifestaciones no ocurren simultáneamente, dependiendo de la gravedad del problema.

Un signo importante es también la retención de la mirada: el niño autista tiende a no mirar a los ojos a su interlocutor y limita todas las formas de comunicación.

Una vez detectadas estas manifestaciones, se realizan pruebas específicas para confirmar la sospecha de autismo y encaminar al niño hacia un tratamiento dirigido.

Diagnosticar el autismo en la edad adulta

¿Es posible crecer y convertirse en adulto sin saber que se tiene autismo?

Sí, especialmente en las formas de alto funcionamiento, puede ocurrir cuando los individuos evaden el diagnóstico, en el sentido de que son personas extrañas, solitarias, que viven solas y se mantienen al margen de la vida social.

En muchos casos, el especialista lo advierte porque existe un estado depresivo, o detecta una historia infantil de aislamiento social con características de vida particulares, o identifica un malestar físico que no puede diagnosticar.

La importancia del orgullo autista

Hoy, gracias a numerosos colectivos y asociaciones, las personas que padecen autismo son capaces de reconocerse a sí mismas, de no avergonzarse y de no ocultar su trastorno.

De hecho, han surgido verdaderos movimientos que quieren poner en valor la 'Neurodiversidad' y están interesados ​​en promover los derechos y prevenir la discriminación de las personas neurológicamente diferentes.

Estos nuevos movimientos llevan a muchas personas autistas a vivir bien y con orgullo con su diversidad.

Si, por el contrario, esta condición se torna dolorosa, puede ser útil acceder a un programa de psicoterapia en centros especializados, con intervenciones multidisciplinares.

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Fuente:

GSD

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