Tos: qué hacer si no desaparece

La tos es un síntoma bastante común; puede ser causado por un resfriado, pero también por enfermedades más graves. Por ello, sobre todo si no pasa, no debe subestimarse y es necesario derivar a un neumólogo que investigará el posible origen y lo manejará de la forma más adecuada.

¿Qué causa la tos y qué hacer cuando no pasa?

La tos es un mecanismo de defensa rápido y vigoroso, un reflejo fisiológico que involucra a todo el sistema respiratorio, modulado por el sistema nervioso.

La tos ayuda a controlar las secreciones bronquiales, eliminar los cuerpos extraños de las vías respiratorias superiores y mantenerlas limpias.

Ante un estímulo físico, o un posible irritante, los músculos respiratorios se 'contraen' generando un espasmo violento y rápido.

Este es un reflejo protector, pero en algunas situaciones puede ser un síntoma de una enfermedad subyacente, posiblemente más grave.

Definimos tos crónica como aquella que dura más de 8 semanas; si dura menos, hablamos de tos aguda.

Si la tos persiste en el tiempo, es fundamental contactar a un neumólogo, para que pueda identificar las causas para un mejor manejo terapéutico y disminuir las complicaciones.

Tos: ¿cuáles son las causas?

No siempre es fácil identificar una causa directa de la tos, ya que es un síntoma inespecífico común de varias enfermedades y, a menudo, hay varios procesos involucrados para causarla.

Es común que los pacientes informen una tos aguda o crónica como síntoma principal, que a menudo también tiene un gran impacto en su vida diaria.

Si estamos ante una tos aguda, es fundamental definir cómo y cuándo se inició la sintomatología, ya que esto nos permite descartar una posible inhalación de un cuerpo extraño, o un proceso infeccioso subyacente.

En los casos de tos crónica, es fundamental estudiar al paciente, investigando primero las causas más comunes y luego las más raras.

Entre las causas más frecuentes y numerosas de tos, indicamos, entre las de origen pulmonar

  • infecciones del tracto respiratorio
  • de naturaleza viral, como la influenza y el COVID-19
  • de naturaleza bacteriana
  • asma bronquial
  • bronquitis crónica como la Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica – EPOC;
  • bronquiectasias

Las causas comunes que no están directamente relacionadas con los pulmones incluyen:

  • trastornos de las vías respiratorias superiores (nariz y garganta)
  • reflujo gastroesofágico
  • enfermedad del corazón;
  • problemas de naturaleza alérgica.

La tos también puede ser un efecto secundario de la terapia con medicamentos, como ciertos antihipertensivos (inhibidores de la ECA).

Cuando un paciente presenta tos, el primer abordaje es descartar patologías infecciosas o comunes, a través de las investigaciones apropiadas.

En un segundo paso, si estos han dado un resultado negativo o el paciente no ha respondido al tratamiento de la manera más adecuada, se investigan patologías más raras, como enfermedades intersticiales pulmonares, enfermedades de acumulación, enfermedades autoinmunes, alteraciones anatómicas pulmonares o neoplasias.

En situaciones aún más raras, donde la tos no se explica por cambios orgánicos o inflamatorios de ningún tipo, la conclusión es tos idiopática, es decir, sin una explicación clara o somática.

¿Cuáles son las complicaciones de la tos?

La tos también puede causar complicaciones físicas y psicológicas, que van de leves a graves, según la duración del síntoma.

Muchos de estos están asociados con el aumento de la presión (abdominal, torácica y craneal) provocado por la propia tos.

Las complicaciones leves pueden ser:

  • dolor (a menudo en los músculos del pecho);
  • cambios en el estado de ánimo y el sueño (como depresión, fatiga e insomnio);
  • dolores de cabeza;
  • reflujo gastroesofágico;
  • vómitos.

Las complicaciones más graves incluyen:

  • fracturas de costillas;
  • neumotórax;
  • síncope
  • arritmias cardíacas;
  • incontinencia urinaria;
  • Hernias de la pared abdominal.

Tos: el examen neumológico y las pruebas para el diagnóstico

En primer lugar, el paciente y el especialista realizarán una entrevista en profundidad, durante la cual el neumólogo recogerá los datos necesarios para una anamnesis fisiológica, patológica y farmacológica, que luego se complementará con una exploración clínica y la realización de un Radiografía (radiografía) de tórax, que tiene como objetivo buscar signos que puedan orientar el diagnóstico.

El examen espirométrico proporcionará al neumólogo varias piezas de información sobre el estado de salud del pulmón y luego puede guiar la ruta de diagnóstico.

La entrevista también definirá los momentos en que el estímulo de la tos se manifiesta con mayor frecuencia, quizás por la mañana, después de las comidas o por la noche cuando se está en la cama, y ​​el tipo de tos, ya sea seca, sibilante o irritativa, o 'gordo'.

La información obtenida hasta este punto permitirá orientar el procedimiento diagnóstico hacia causas pulmonares o extrapulmonares.

Cuando hablamos de causas pulmonares, las investigaciones funcionales o radiológicas de segundo nivel como una espirometría global, difusión alvéolo-capilar de CO (DLCO), es decir, una prueba de broncodilatación para descartar un posible asma bronquial, o una tomografía computarizada de tórax para descartar la posible presencia de alteraciones pulmonares como fibrosis pulmonar, neoplasias o infecciones bacterianas, micobacterianas, virales o fúngicas.

Si resulta negativo, se realizan otras exploraciones de segundo y tercer nivel como prueba de provocación bronquial, fibrobroncoscopia, polisomnografía y ecocardiograma.

En el caso de causas extrapulmonares, se realiza una evaluación de las vías aéreas superiores (para excluir patologías como rinitis alérgica o rinosinusitis crónica) y del tracto gastroesofágico para descartar enfermedad por reflujo gastroesofágico.

También se debe evaluar el sistema cardiovascular, especialmente si también hay signos de descompensación. Si se sospecha alergia, está indicada una evaluación de alergia con pruebas alergométricas.

¿Cómo calmar la tos?

El remedio de la tos está íntimamente ligado a identificar qué la provoca.

Las molestias que a menudo la acompañan pueden reducirse tomando mucolíticos si se trata de una tos gorda y productiva, o sedantes en el caso de una tos seca y áspera.

Sin embargo, debe tenerse en cuenta que estos medicamentos tratan el malestar, pero no resuelven la causa de la tos y, a menudo, la necesidad de toser persiste.

Una vez identificada la causa, se puede realizar una terapia médica personalizada que pueda resolver la tos o al menos reducir su impacto en la calidad de vida.

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Humanitas

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