Piorrea: síntomas, causas y tratamiento

La piorrea (del griego pyo - pus - y rea - flujo: 'descarga de pus') es una inflamación crónica del periodonto, es decir, todo lo que rodea las raíces de los dientes (encías, ligamentos alveolares, alvéolos y aparato óseo)

La inflamación hace que las encías se desprendan de los dientes, dando lugar a la formación de 'bolsas periodontales', que a su vez provocan daños en el hueso alveolar con la consiguiente reducción de su altura: los dientes comienzan a tambalearse y, si no se toman medidas urgentemente y con los métodos apropiados, pierden su función masticatoria y se caen.

Causas de la piorrea

El origen de la piorrea es casi siempre una gingivitis desatendida, causada por una placa bacteriana mal eliminada: la placa tiende a depositarse a lo largo de la 'collar' de los dientes (el área entre la corona y la raíz, protegida y sellada por la encía) y las bacterias anaerobias producen toxinas que penetran profundamente en la encía; desde allí, a salvo de la acción del cepillo de dientes, atacan y dañan los tejidos circundantes.

La predisposición genética (que en la práctica implica un sistema inmunitario incapaz de atacar la flora bacteriana) juega un papel importante, pero por sí sola -sin placa bacteriana- no provoca la enfermedad.

Otros factores que predisponen a la piorrea son la diabetes mellitus y el tabaquismo.

Síntomas de la piorrea

Los síntomas premonitorios de la piorrea son: inflamación de las encías, sangrado de las encías durante la limpieza dental diaria o al masticar alimentos especialmente duros, hinchazón e hipersensibilidad de las encías, halitosis, aparente elongación de los dientes (causada por la retracción de las encías y la reabsorción ósea) .

Tratamiento de la piorrea

El tratamiento de la piorrea comienza con la prevención de la placa bacteriana, realizada mediante una correcta higiene bucal. En casos de piorrea avanzada (periodontitis crónica) se debe consultar a un periodoncista, un odontólogo cuya especialidad es precisamente el tratamiento de la piorrea o mejor dicho de todas las enfermedades periodontales.

El especialista realizará un estudio periodontal para diagnosticar el grado de sangrado y retracción de las encías y la extensión de las bolsas periodontales (y en consecuencia la pérdida de soporte dentario); si es necesario, el paciente se someterá a una serie de radiografías para evaluar la arquitectura del hueso residual y pruebas en muestras de placa para detectar el tipo de bacteria involucrada.

El tratamiento actual está dirigido a eliminar todos los agentes que causan la enfermedad: se alisan las raíces de los dientes (para eliminar el tejido necrosado y el tejido de granulación y permitir una nueva unión epitelial a la raíz); Aproximadamente tres meses después del alisado, es fundamental reevaluar el cuadro y, si es necesario, corregir, con una cirugía menor, las situaciones no resueltas.

La piorrea es curable, incluso en sus formas más avanzadas, en casi el 100% de los casos, siempre que se actúe antes de que se convierta en 'expulsiva' y provoque la caída de los dientes.

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