Quiste sebáceo: una descripción general de este quiste epidermoide

El quiste sebáceo es uno de los quistes cutáneos benignos y se puede clasificar como un quiste de inclusión epidérmica (quiste epidermoide)

Rara vez esta forma de lesión provoca molestias en la persona que la desarrolla y en ocasiones puede desaparecer sin ningún tratamiento específico.

Sin embargo, no siempre es fácil para las personas inexpertas distinguir claramente entre un quiste sebáceo inofensivo y otro tipo de nódulos o hinchazones de la piel.

Por eso, siempre es recomendable consultar a tu médico o dermatólogo si aparecen nuevas formaciones en tu cuerpo.

¿Qué es un quiste sebáceo?

Un quiste sebáceo es un tipo de neoformación subcutánea de carácter absolutamente benigno.

Su formación está provocada por la oclusión de una glándula sebácea que, al no poder ya disponer de sus secreciones, las recoge acumulándolas bajo la piel, formando quistes.

Este tipo de formación consiste en un material semisólido formado por sebo y queratina, y al incidir el material que contiene tiene un aspecto caseoso y maloliente.

El quiste sebáceo está encerrado por una cápsula blanquecina o grisácea y suele ser de forma redondeada, móvil y de consistencia semisólida.

Por lo general, la formación de un quiste es indolora, excepto en los casos en que hay una infección.

También puede volverse doloroso si se toca o se aprieta, lo que provoca la fuga del material contenido en su interior.

Los quistes sebáceos se desarrollan con mayor frecuencia en el área del cuero cabelludo, detrás de las orejas, en la cara, en la espalda y, muy raramente, en la parte frontal del pecho.

El tamaño de este tipo de lesión puede variar considerablemente pudiendo llegar incluso a los 5-6 cm de diámetro.

El desarrollo de quistes sebáceos es muy raro en niños y también en mujeres, mientras que es mucho más frecuente en hombres, especialmente después de la pubertad.

El pronóstico es bueno ya que el quiste siempre es tratable quirúrgicamente.

En raras ocasiones puede reformarse si la escisión quirúrgica no se realiza correctamente.

Siempre es una lesión benigna que, sin embargo, puede causar molestias según la zona anatómica en la que se presente o si se infecta o es demasiado grande.

Causas y factores de riesgo

Como se indicó anteriormente, un quiste sebáceo se forma como resultado de la oclusión de una glándula sebácea con la posterior acumulación de material queratinoso, folicular y/o sebáceo.

Cuando una glándula sebácea o su conducto (responsable del paso de sus secreciones) se daña u obstruye, la capacidad de la glándula para eliminar las secreciones de queratina, el sebo y las células muertas que se siguen produciendo en su interior se ve disminuida.

Como resultado de esta obstrucción, se acumula material para formar un quiste, una masa subcutánea típicamente redondeada visible a simple vista.

Los factores responsables de la oclusión de una glándula sebácea suelen incluir traumatismos y lesiones de diversa índole en la zona afectada.

Por lo tanto, el desarrollo de quistes puede ser promovido por una condición de la piel como el acné, o por un simple rasguño o herida quirúrgica.

Otros factores que parecen desempeñar un papel en la oclusión de las glándulas sebáceas y la posterior formación de quistes incluyen:

  • El consumo de tabaco
  • Abuso de alcohol
  • Ansiedad y estrés (que conducen a una producción alterada de hormonas)
  • Uso de ciertos cosméticos.
  • Trastornos genéticos como el síndrome de Gardner o el síndrome de nevus de células basales

Por otro lado, no parece haber ninguna conexión entre la formación de quistes sebáceos y una mala alimentación, y mucho menos factores genéticos.

Cómo saber si tienes un quiste sebáceo

Como se mencionó anteriormente, un quiste sebáceo generalmente no muestra síntomas de ningún tipo a menos que sea estimulado.

Por lo tanto, es posible asumir que tiene un quiste sebáceo cuando nota una hinchazón semisólida, móvil, blanquecina o amarillenta en una parte de su cuerpo.

Sin embargo, para estar seguro del diagnóstico, siempre es necesario consultar a su médico para resolver cualquier duda.

Excluyendo las plantas de los pies y las palmas de las manos, áreas que no tienen glándulas sebáceas, los quistes sebáceos pueden desarrollarse en cualquier parte del cuerpo.

Además, varios quistes también pueden desarrollarse simultáneamente en un paciente.

Recordamos brevemente a continuación las zonas más afectadas por estas neoformaciones benignas:

  • Cuero cabelludo. Este tipo de quiste, a diferencia de los demás, puede ser hereditario y se desarrolla más en mujeres;
  • Cara;
  • Nuca;
  • Espalda;
  • Parte posterior de la oreja;
  • axilas;
  • Espalda;
  • Atrás;
  • Brazos;
  • Región anal y glúteos;
  • Seno;
  • Vientre;
  • Genitales

Diagnóstico

En la mayoría de los casos, basta con visitar a su médico para averiguar si tiene un quiste sebáceo debajo de la piel.

De hecho, la apariencia del quiste es fácilmente reconocible y el médico solo necesita observar y palpar el área afectada para hacer un diagnóstico.

Durante la prueba física, el especialista deberá cerciorarse de que se está en presencia de un quiste sebáceo, eliminando la posibilidad de otro tipo de quistes como:

  • Quistes de Pilar: a menudo múltiples y localizados en el cuero cabelludo;
  • Quiste dermoide: también afecta a los niños y se forma en la dermis por un defecto de desarrollo, generalmente en las áreas facial y sacrococcígea;
  • Hidrosadenitis supurativa: una condición inflamatoria crónica que se manifiesta con quistes y abscesos en la axila, la ingle, la cara interna del muslo y la zona perianal.

En el caso remoto de que el médico tenga dudas sobre la naturaleza del quiste, se le puede indicar al paciente una ecografía, que permitirá al especialista evaluar su contenido.

Dependiendo del caso, puede ser necesario un diagnóstico diferencial para excluir enfermedades más graves, como masas tumorales.

En casos como este, será necesario prescribir otro tipo de investigación, una biopsia, es decir, tomar una pequeña cantidad de tejido y analizarlo al microscopio.

Si, por otro lado, el quiste se ha formado en regiones particulares del cuerpo, es posible que deba analizarse para distinguirlo de otros tipos de enfermedades, como el herpes simple genital.

Cómo tratar un quiste sebáceo

En los casos en que el quiste sebáceo no se reabsorbe por sí solo, se puede tratar con medicamentos orales o soluciones tópicas como cremas con antibióticos y cortisona.

Sin embargo, con mayor frecuencia, especialmente cuando la lesión aumenta de volumen o afecta la apariencia estética, se recomienda al paciente la extirpación quirúrgica.

El procedimiento consiste en el drenaje y escisión de la masa, con remoción completa de la cápsula quística para evitar la recurrencia.

El procedimiento se realiza bajo anestesia local y al paciente se le hace una pequeña incisión en el área donde se desarrolla el quiste para extraer su contenido y eliminar las paredes del quiste.

Después del procedimiento, para evitar mayores complicaciones, se puede prescribir al paciente un tratamiento antibiótico mientras que la herida, que se sutura, debe permanecer tapada y estéril entre 7 y 10 días.

En el caso de un quiste roto o supuración (formación de material purulento), que resulta en un dolor intenso, la extracción no es posible.

Lo que se puede hacer en casos como este es incidir la piel para sacar el material supurado y reducir la sensación de dolor.

La operación, sin embargo, no resolverá completamente el problema y será necesario realizar vendajes periódicos hasta que la inflamación haya pasado y solo después evaluar una operación de remoción.

Posibles complicaciones secundarias

En la mayoría de los casos, la complicación de un quiste sebáceo es la formación de pus.

Esto suele ocurrir cuando el quiste tiene una pequeña herida que permite que las bacterias pasen y se multipliquen, provocando una reacción del sistema inmunitario que las ataca y elimina.

Esta acumulación de células muertas y bacterias dentro del quiste forma el típico líquido viscoso y blanquecino llamado pus.

En casos de infección bacteriana, el quiste aparecerá rojo, doloroso y cálido al tacto y, en casos severos, puede provocar la aparición de fiebre.

La otra complicación más frecuente de un quiste sebáceo, como se mencionó anteriormente, es la recurrencia.

De hecho, el quiste, si no se elimina correctamente, podría volver a formarse incluso después de un tiempo.

Por eso es importante confiar en las manos de un experto que se encargará de extirpar por completo tanto el quiste como la pared del quiste, asegurando así la completa desaparición del quiste sebáceo del paciente.

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