La forma más común de nefritis: glomerulonefritis aguda posinfecciosa

La glomerulonefritis aguda posinfecciosa (GNA) es la más común de las nefritis que afectan a los niños. Es más frecuente a partir del tercer año de vida.

Por lo general, comienza 10-15 días después de un episodio infeccioso inespecífico, a menudo, pero no exclusivamente, de naturaleza estreptocócica (faringitis, amigdalitis).

El síntoma inicial generalmente se presenta con orina de color oscuro, que varía en color desde el llamado "lavado de carne" hasta el color "coca".

Sin embargo, también puede comenzar simplemente con hematuria microscópica, no visible a simple vista, sino solo en el examen de orina.

La función renal a menudo es normal, pero son posibles los casos con función renal alterada, hasta insuficiencia renal aguda en toda regla, con reducción de la producción de orina que, en casos raros, puede requerir un tratamiento temporal con diálisis.

Especialmente en estos casos, a menudo se presentan presión arterial alta, mala diuresis e hinchazón de la cara o las piernas (edema).

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El diagnóstico de glomerulonefritis posinfecciosa aguda (GNA) requiere:

  • Examen del sedimento urinario que muestra la presencia de hematuria de tipo glomerular y cilindros eritrocitos o jalin-eritrocitos que consisten en agregados de glóbulos rojos y proteínas que se forman en los túbulos renales.
  • La prueba más importante desde el punto de vista diagnóstico, sin embargo, es C3, que se reduce en más del 90% de los casos. Es importante que luego se demuestre su normalización, lo que suele ocurrir dentro de las ocho semanas; en los casos en que esto no ocurra, se deben formular otras hipótesis diagnósticas.

Otras pruebas generalmente realizadas para el diagnóstico de glomerulonefritis aguda posinfecciosa (GNA:

  • Niveles de creatinina y potasio en plasma;
  • Hisopado faríngeo para la identificación del estreptococo beta-hemolítico del grupo A, el agente más frecuentemente responsable de la glomerulonefritis aguda posinfecciosa. Cabe señalar que, una vez iniciado el proceso inmunológico que da lugar a la nefritis, ésta se independiza del germen que la desencadenó y, por tanto, su erradicación no afecta al tiempo de recuperación de la enfermedad.

El pronóstico de la glomerulonefritis aguda posinfecciosa es benigno en más del 95% de los casos:

  • Por lo general, la insuficiencia renal aguda se resuelve en aproximadamente dos meses, aunque pueden observarse anomalías menores en el sedimento urinario (microhematuria) hasta 1 o 2 años después del inicio.
  • La enfermedad suele curarse espontáneamente y no tiende a recurrir, aunque es posible una recurrencia de hematuria macroscópica en las inmediaciones del episodio agudo.

En casos raros, la glomerulonefritis posinfecciosa aguda puede provocar una lesión renal importante que conduce a insuficiencia renal crónica o síndrome nefrótico.

La posible persistencia de proteinuria, especialmente tras el final de la hematuria macroscópica, es importante ya que su presencia puede ser un factor pronóstico menos favorable.

No se requiere tratamiento en formas no complicadas, excepto la posible eliminación de estreptococos, que ahora generalmente se lleva a cabo con antibióticos administrados por vía oral.

En los casos en que exista insuficiencia renal, hipertensión o edema, puede ser necesaria una terapia de apoyo sintomática.

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Fuente:

el niño Jesús

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