Espolón calcáneo: ¿qué es?

El espolón calcáneo se origina en el calcáneo, uno de los 7 huesos que forman el tarso que, junto con el metatarso y las falanges, forma el esqueleto del pie.

Cuando el talón está excesivamente estresado, sometido a cargas y continuos microtraumatismos de diferente naturaleza, sucede que las distintas articulaciones se inflaman y favorecen el desarrollo de este particular tipo de dolencia.

El espolón calcáneo, llamado así por su forma de rosa o espina en garra, es un osteofito, es decir, un crecimiento óseo producido por la calcificación de las células.

Cuando un tejido está excesivamente estresado, sucede que, para reparar el daño, el cuerpo intenta reparar el daño produciendo nuevas células.

Su exceso puede inducir procesos de calcificación, impidiendo el correcto funcionamiento de los tendones y ligamentos sobre los que crecen los osteofitos.

En el caso de los espolones calcáneos, el osteofito se forma en el talón cerca de la fascia plantar o cerca del tendón de Aquiles, por lo que también inflama estas estructuras.

No es raro ver casos en los que esta patología se asocia a fascitis plantar o inflamación del tendón de Aquiles.

Tipos de espolones calcáneos

Según la zona del talón donde se desarrolle la calcificación, se identifican dos tipos diferentes de espolones calcáneos.

En el espolón calcáneo inferior, el osteofito se forma a nivel de la parte del talón que bordea la planta del pie.

Aquí es donde se origina la fascia plantar: por eso, en la mayoría de los casos, esta afección surge asociada a la fascitis plantar, una inflamación de toda la planta del pie.

El espolón del talón es posterior cuando la protuberancia ósea crece en la parte del talón donde se inserta el tendón de Aquiles.

También es visible a simple vista y se asocia con la inflamación de este tendón.

Espolón calcáneo: causas y factores de riesgo

El espolón calcáneo encuentra entre sus causas típicas lesiones agudas o pequeñas y repetidas que dañan no solo el talón, sino también otros tendones y músculos del pie.

Los estiramientos y pequeños desgarros repetidos a nivel de la fascia plantar y tejidos blandos de la planta del pie pueden favorecer el establecimiento de un proceso inflamatorio.

Más raramente, la causa es artritis reactiva, espondilitis anquilosante o hiperostosis esquelética idiopática difusa.

No es posible prevenir la formación de un espolón calcáneo, pero es bueno prestar atención a algunos factores de riesgo que pueden favorecer su aparición y acelerar su curso:

  • Caminar con una postura malcriada. La mala postura, incluso al caminar, ejerce una tensión indebida sobre el hueso del talón, los ligamentos y los tejidos circundantes, lo que hace que se inflamen.
  • Correr y trotar. Es bueno tener cuidado con cómo los practicas. El excesivo impacto que da este tipo de actividad deportiva puede dañar, con el tiempo, las articulaciones de los miembros inferiores, incluidas las del pie. Lo mismo ocurre con las actividades físicas demasiado intensas o con todos aquellos deportes que impliquen grandes saltos (carrera, atletismo, baloncesto).
  • Usar zapatos inadecuados, debido al tamaño y la forma del pie o usar tacones con frecuencia.
  • Sobrepeso y obesidad. Tener una vida excesivamente sedentaria es un factor de riesgo para muchas patologías. De hecho, el peso excesivo genera una sobrecarga en detrimento de las articulaciones, especialmente las del pie que tienen que soportar la carga de todo el cuerpo y están implicadas en todos nuestros movimientos.
  • Sufrir de osteoartritis aumenta las posibilidades de desarrollar espolones en el talón.
  • Algunas patologías anatómicas del pie pueden favorecer la aparición de un espolón calcáneo (pie plano, pie cavo, pie valgo).
  • Enfermedades metabólicas que debilitan el organismo en su conjunto.
  • Predisposición genética. Aquellos cuyos padres sufren de osteoartritis tienen más probabilidades de verse afectados durante su vida.

Espolón calcáneo: síntomas

El crecimiento de un espolón calcáneo inicialmente es asintomático o se desarrolla tan lentamente que el paciente no se preocupa por un dolor tan leve.

Es, de hecho, sólo cuando la patología se encuentra en un estado avanzado que se siente un dolor que impide los movimientos más simples.

El dolor es el síntoma más común de los espolones calcáneos.

Puede ser esporádico o crónico y se puede sentir no solo durante la práctica de ciertas actividades (caminar, correr, trotar), sino también simplemente estando de pie por varios minutos.

Si aumenta y termina impactando en la marcha fisiológica del sujeto, es posible utilizar muletas para descansar lo más posible la articulación.

En los casos más leves, este truco es suficiente para solucionar el problema.

Sin embargo, el dolor no es el único síntoma: la piel del área afectada puede engrosarse, como un callo, y puede aparecer dolor en los tejidos circundantes, con sensibilidad reducida.

Los pies a menudo se ven cansados ​​y se puede encontrar hinchazón de los músculos y ligamentos de toda la zona anatómica afectada.

Cuando los espolones en el talón dan lugar a la fascitis plantar, se produce una inflamación que provoca dolor en la planta del pie después de largas caminatas, carreras y muchas horas de pie, pero también por la mañana al despertar.

La fascia plantar se acorta y se endurece durante el descanso, surgiendo problemas a la mañana siguiente cuando tiene que volver a acostumbrarse al movimiento.

Por lo general, esta adaptación dura unos segundos y ocurre sin impedimentos, mientras que aquellos con un espolón en el talón sienten este dolor pasajero que desaparece solo después de un calentamiento adecuado.

Cómo se diagnostica un espolón calcáneo

Si sospechas que padeces un espolón calcáneo, porque se puede ver a simple vista cerca del tendón de Aquiles o porque sientes los síntomas típicos, es recomendable que contactes de inmediato con tu médico de confianza para realizar una primera visita y reservar. posteriormente una cita con un podólogo o cirujano ortopédico.

La visita consta de un primer momento, destinado a investigar la historia clínica del paciente con especial atención a la investigación de los síntomas previos y los que aún presenta.

Posteriormente, durante el examen físico, se realizan las pruebas oportunas para comprender dónde siente el dolor el paciente y con qué intensidad.

Además, es necesario realizar más investigaciones que implican la realización de exámenes radiológicos como la radiografía del pie que muestra en detalle la lesión y su extensión.

Además, la resonancia magnética y la ecografía proporcionan imágenes aún más profundas, permitiendo evaluar el estado de los tejidos blandos del pie, los hematomas y las lesiones en curso a nivel de la fascia plantar.

Es recomendable contactar a su médico de inmediato tan pronto como se sospeche de síntomas de espolón en el talón porque, cuando se cronifica, puede convertirse en un problema más grave y difícil de tratar, que repercute en la marcha.

Si no se trata a tiempo, los espolones calcáneos requieren múltiples sesiones de fisioterapia para curarse y, además, pueden aparecer otras patologías en la misma zona.

Espolón calcáneo, tratamientos y prevención

Cuando se confirma el diagnóstico de espolón calcáneo, el especialista emprende el curso terapéutico más adecuado a la historia clínica del paciente.

Cuando la patología es asintomática, no se prevén tratamientos específicos.

En el caso de que el paciente presente síntomas, se puede recurrir a la terapia conservadora (farmacológica y fisioterapéutica) como primera opción.

Entre los tratamientos ofrecidos encontramos:

  • El resto. Deben evitarse las actividades que causan y exacerban el dolor. Un estilo de vida más cuidadoso ayuda a reducir el dolor. Evite las caminatas largas, correr y saltar.
  • Tomar medicamentos no esteroideos para aliviar el dolor (AINE), como el ibuprofeno. Reducen el dolor y las molestias. Sin embargo, es importante no abusar de ellos, debido a sus frecuentes efectos secundarios.
  • Sesiones diarias de estiramiento y fisioterapia. Al estimular los músculos de las piernas, también mejora la salud de todos los ligamentos, como el tendón de Aquiles y la fascia plantar. Los músculos y ligamentos menos rígidos reaccionan mejor al dolor.
  • Utilizar calzado adecuado que no presione sobre el osteofito aumentando el dolor. El uso de aparatos ortopédicos puede ayudar.
  • Masajes, ultrasonidos y ondas de choque dirigidas a la zona afectada se encuentran entre las terapias preferidas por los pacientes que dan fe de su capacidad para reducir la gravedad de los síntomas.
  • Infiltraciones de cortisona en la zona afectada. Alivian los síntomas rápidamente, pero deben realizarse por períodos cortos debido a los importantes efectos secundarios.

Cuando la terapia con medicamentos no da los efectos deseados, no reduce el dolor y la dificultad del movimiento, entonces el médico puede optar por la cirugía.

La terapia quirúrgica consiste en la eliminación de la excrecencia del calcáneo y la distensión de la fascia plantar

Datos en mano, es una operación con una alta tasa de éxito que garantiza al paciente una recuperación completa.

Aunque la aparición de un espolón calcáneo no se puede prevenir al 100%, es útil llevar un calzado cómodo y adecuado para evitar desarrollar el problema.

La inserción de ortesis puede hacer que el calzado sea más adecuado, lo que permite caminar mejor.

Además, es una buena costumbre, antes de realizar cualquier ejercicio físico, realizar un calentamiento adecuado, sin olvidar las articulaciones del tobillo y del pie.

Entrenar de manera constante es importante para la buena salud de todo el cuerpo, pero debe hacerse correctamente dependiendo de tu condición física.

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