Artritis Idiopática Juvenil, Inyecciones Intraarticulares: Glucocorticoides

Las inyecciones intraarticulares se utilizan para tratar los procesos inflamatorios que afectan a las articulaciones. Para limitar el dolor siempre se realizan bajo sedación

Las inyecciones intraarticulares se realizan a nivel articular, en las partes que puedan verse afectadas por procesos inflamatorios

Se utilizan especialmente en la artritis persistente y en los niños, por lo general en la artritis idiopática juvenil (JIA), ya sea como tratamiento de algunos sitios inflamados o como complemento de la terapia general.

El procedimiento siempre se realiza bajo sedación en niños pequeños y también en niños mayores o adolescentes, cuando es necesario infiltrar muchas articulaciones en una misma sesión.

Se prefiere la sedación para limitar la experiencia del dolor causado por el procedimiento y para evitar cualquier movimiento espontáneo que pueda causar dolor durante el procedimiento o dificultar su realización.

Cuando solo se necesita infiltrar una articulación y hay total colaboración del niño, el procedimiento se puede realizar con anestesia local con el apoyo de los padres.

Técnicamente, la parte a infiltrar se desinfecta cuidadosamente y se coloca sobre un paño estéril; con guía ecográfica durante o inmediatamente antes de la infiltración, se identifica el punto de entrada y la ruta a seguir por la aguja de infiltración, para llegar exactamente al punto deseado para aspirar cualquier líquido inflamatorio y luego inyectar el fármaco.

Una vez que se ha administrado el fármaco, se retira la aguja ejerciendo una pequeña cantidad de compresión local con una almohadilla estéril, que se mantendrá con un vendaje de compresión local.

A veces, se pueden inyectar unas gotas de anestésico durante la extracción de la aguja.

Luego se aplica una bolsa de hielo localmente durante 10 a 15 minutos, aproximadamente cada 2 horas durante las próximas 6 a 8 horas.

Los sitios infiltrados se mantienen descargados durante 24 horas (p. ej., no caminar si se ha inyectado una rodilla), pero sin llegar a inmovilización.

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Inyecciones intraarticulares en reumatología pediátrica

En reumatología pediátrica, para el tratamiento de la artritis idiopática juvenil o la artritis persistente asociada a otros cuadros clínicos inflamatorios, se deben utilizar corticoides de liberación lenta (glucocorticoides en términos científicos) (p. ej., hexacetónido de triamcinolona), de forma que su potente efecto antiinflamatorio persista durante un tiempo prolongado y reduce la necesidad de repetir el procedimiento con frecuencia.

Además, los compuestos utilizados tienen una absorción en sangre muy baja, por lo que los efectos secundarios típicos del tratamiento oral o intravenoso están prácticamente ausentes.

Las inyecciones intraarticulares pueden dar lugar a complicaciones, aunque no con frecuencia.

La complicación más frecuente e inmediata es el dolor del procedimiento mayor al esperado en pacientes en los que el procedimiento no se realiza bajo sedación: puede controlarse con técnicas de relajación durante el procedimiento, con la administración de una cantidad limitada de anestésico después de la inyección. de la droga, y con la aplicación local de una bolsa de hielo; si es necesario, se puede administrar un analgésico general (p. ej., paracetamol).

En raras ocasiones, debido al reflujo de cortisona desde el lugar infiltrado a la superficie de la piel, puede aparecer una decoloración (hipopigmentación) o adelgazamiento (atrofia) de la piel después de unos meses; por lo general, estas son solo imperfecciones que se desvanecen con el tiempo.

Para reducir el riesgo de hipopigmentación y atrofia, es importante mantener un apósito compresivo adecuado en las horas siguientes a la inyección y evitar esfuerzos o cargas sobre las articulaciones infiltradas en las 24-48 horas siguientes a la inyección.

Con la debida observancia de las normas de higiene y asepsia (limpieza cuidadosa del niño, desinfección de la piel en el lugar de la infiltración, lavado de manos y uso de material estéril), el riesgo de infección articular debido al procedimiento es excepcional: se manifiesta con dolor que empeora progresivamente, limitación del movimiento articular asociado al calor local y posible elevación de la temperatura corporal hasta fiebre real (temperatura axilar superior a 38°C).

Las inyecciones intraarticulares de glucocorticoides también pueden repetirse en el mismo sitio con al menos dos meses de diferencia.

Salvo que se sospeche una infección en los días inmediatamente posteriores a la infiltración, no es necesario realizar controles a corto plazo.

Para el control de la sintomatología articular global es útil continuar con controles clínicos y ecográficos periódicos.

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Fuente:

el niño Jesús

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