Artrosis del pie: síntomas, causas y tratamiento.

La artrosis de los pies es una condición crónica responsable de un proceso degenerativo cartilaginoso que puede afectar a una de las articulaciones que componen el pie

El cartílago articular es un tejido elástico con una gran resistencia a la presión ya la tracción (es un tejido conectivo especializado con función de soporte).

Es de color blanco nacarado y recubre los extremos de los huesos de las articulaciones, protegiéndolos de la fricción.

Cuando el cartílago se ve afectado por la artrosis, se adelgaza progresivamente.

Luego se desprenden y exponen los extremos óseos subyacentes, que de este modo entran en contacto directo entre sí.

El movimiento se vuelve difícil, restringido y muchas veces el dolor en los pies es muy intenso.

La gravedad de la artrosis varía según el grado de deterioro del cartílago.

La artrosis del pie es una de las fuentes más comunes de trastornos dolorosos y afecta aproximadamente al 10 % de la población adulta en general.

Edad y comienzo de la enfermedad

50% de las personas mayores de 60 años.

Las articulaciones del tobillo, metatarso-primera falange del primer dedo del pie, tarsometatarso son las más afectadas.

La artrosis del pie, generalmente asociada a la vejez, puede ser

  • primario, es decir, debido a factores genéticos o idiopáticos
  • secundario debido a trauma, cirugía o factores biomecánicos o problemas sépticos
  • localizado (monoarticular)
  • generalizada (multiarticular)

No confunda la artrosis de los pies con la artritis.

Ambas son enfermedades reumáticas, es decir, que afectan a las articulaciones.

Pueden tener algunos síntomas en común, como dolor, rigidez y dificultad para moverse.

Por estas razones, a menudo se confunden erróneamente a pesar de que son enfermedades fundamentalmente diferentes.

La artrosis es degenerativa, la artritis es autoinmune.

Entonces, uno ocurre con la edad, mientras que el otro no está relacionado con el envejecimiento.

De nuevo, la artrosis corresponde al desgaste del cartílago, mientras que la artritis a la inflamación de una membrana.

Ambos pueden conducir a la deformación del hueso, pero de diferentes maneras y en diferentes grados.

La artrosis es mucho más extendida y común que la artritis.

De hecho, representa más del 70% de las formas reumáticas.

El desarrollo de las dos enfermedades también es diferente, aunque existe una vaga similitud en los síntomas.

La artrosis se manifiesta por el dolor que aparece al usar la articulación.

La sensación de rigidez experimentada es modesta y suele durar sólo unos minutos.

La artrosis también se puede reconocer por el ruido característico que a veces hace la articulación, una especie de crujido.

Con reposo mejora la artrosis en los pies

La artritis, por otro lado, se comporta de manera opuesta.

El dolor surge principalmente en reposo, más frecuentemente por la noche.

Se calma con el movimiento.

La sensación de rigidez suele durar más de 30 minutos.

También aparecen hinchazón y enrojecimiento de la articulación afectada.

A veces puede suceder que la artritis provoque artrosis.

La artritis y la artrosis son, de hecho, dos enfermedades diferentes, pero una puede generar la otra.

El proceso inflamatorio de la artritis puede desaparecer, pero deja marcas en el cartílago.

Esto hará que el cartílago sea más susceptible al desgaste y, por lo tanto, provocará artrosis.

Síntomas de la artrosis en el pie.

La principal manifestación clínica de la artrosis del pie es sin duda el dolor, que en algunos casos puede llegar a ser casi insoportable, sobre todo en una fase avanzada de la enfermedad.

En este caso puede volverse constante y presentarse durante la noche, perturbando el correcto descanso.

Otros síntomas pueden ser

  • consiguiente dificultad para caminar
  • hinchazón y enrojecimiento en el pie afectado
  • ruido de fricción (similar a un crujido) de la articulación
  • rigidez articular

La causa de la artrosis del pie es desconocida hasta la fecha, aunque se pueden identificar una serie de factores predisponentes importantes:

  • malformaciones esqueléticas congénitas que favorecen el uso inadecuado de las articulaciones del pie, como pie plano, hallux valgus, rodilla en varo (piernas opuestas) o rodilla en valgo (piernas en X)
  • trauma
  • obesidad
  • postura incorrecta para caminar
  • usar zapatos incorrectos o tacones demasiado altos
  • deporte y trabajo extenuante
  • enfermedades dismetabólicas como la gota o la hiperuricemia (en las que el exceso de ácido úrico en la sangre hace que se depositen cristales en el interior de la articulación, provocando inflamación).

Esta enfermedad degenerativa suele afectar a los ancianos y, si no se trata, puede volverse muy incapacitante.

En ocasiones también puede darse en jóvenes que han sufrido traumatismos o tienen malformaciones.

Desde el punto de vista del diagnóstico, en las radiografías al comienzo de la enfermedad no se encuentran cambios, pero a medida que avanza la enfermedad, se observa

  • reducción del espacio articular
  • alteración del perfil del extremo articular del hueso
  • formación de osteofitos (pequeños crecimientos) en los márgenes de las articulaciones o en el punto de inserción de los tendones
  • áreas quísticas en el hueso inmediatamente debajo del cartílago.

El grado de cambio radiológicamente demostrable no siempre se correlaciona con la extensión de los síntomas.

Tratamiento de la artrosis del pie.

En primer lugar, es necesario tomar medidas preventivas contra la aparición de la patología.

Así, por ejemplo:

  • las personas que padecen obesidad deben tratar de seguir una dieta para lograr un mejor peso
  • aquellas que siempre usan zapatos estrechos o de tacón alto deben reducir su tiempo de uso tanto como sea posible
  • Quienes padezcan problemas posturales deben acudir a un especialista para que tome las medidas oportunas.

En cuanto al tratamiento, existen varios tipos posibles de intervención.

La farmacoterapia es una de ellas.

El objetivo es detener el efecto degenerativo de la enfermedad en la articulación y restaurar la función articular en la medida de lo posible.

Los fármacos utilizados para conservar y restaurar el cartílago se conocen como condroprotectores.

Un medicamento de este tipo que ha demostrado su eficacia es la glucosamina.

También se pueden utilizar infiltraciones de ácido hialurónico o el más novedoso PRP, que parecen tener una doble función para las artrosis en los pies.

Inducen la remisión de la inflamación y simultáneamente tienen una acción condroprotectora. PRP (plasma rico en plaquetas) es un producto derivado de la sangre para uso no transfusional.

El remedio PRP

El PRP es un concentrado autólogo de plaquetas obtenido por centrifugación de sangre y caracterizado por una alta concentración de factores de crecimiento.

Su capacidad para activar la regeneración de tejidos lo convierte en la base de numerosas técnicas en el campo médico.

Otra terapia eficaz es una dieta equilibrada baja en calorías.

En personas con sobrepeso, perder kilos ha demostrado ser útil para reducir el dolor y aumentar la función, así como para reducir la rigidez y la fatiga (reduciendo también el uso de tratamiento farmacológico).

En la mayoría de los pacientes de osteoartritis, la actividad motora moderada también permite una mayor función articular y una reducción del dolor, especialmente en la gonartrosis.

Varias evidencias científicas demuestran la utilidad de la fisioterapia para disminuir el dolor y aumentar la función.

Algunas fuentes afirman que la manipulación puede ser más efectiva que el ejercicio para tratar la artrosis de cadera.

La cirugía es la última terapia disponible cuando otras han demostrado ser ineficaces.

En casos severos que no responden a la terapia con medicamentos, causando discapacidad, es necesaria la cirugía.

El procedimiento quirúrgico para la artrosis en los pies se denomina artrodesis.

Esta operación también se denomina fusión articular, ya que sirve para 'fusionar' los elementos óseos para evitar el roce y la fricción, lo que reduce el dolor.

Otro nombre para esto es anquilosis quirúrgica.

Este tipo de cirugía permite a los pacientes con artrosis severa de los pies volver a una vida lo más normal posible.

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