Ansiedad y trastornos de ansiedad: síntomas, causas y tratamiento
La ansiedad es un término ampliamente utilizado para referirse a un conjunto de reacciones cognitivas, conductuales y fisiológicas que se producen como consecuencia de la percepción de un estímulo que se considera amenazante y ante el que no nos sentimos suficientemente capaces de reaccionar
Sin embargo, la ansiedad en sí misma no es un fenómeno anormal.
Es una emoción básica que implica un estado de activación del organismo cuando una situación es subjetivamente percibida como peligrosa.
Síntomas de ansiedad
Síntomas cognitivos de la ansiedad.
Desde un punto de vista cognitivo, los síntomas típicos de la ansiedad son:
- una sensación de vacío mental
- una creciente sensación de alarma y peligro
- la inducción de imágenes, recuerdos y pensamientos negativos
- la promulgación de la conducta protectora cognitiva
- el marcado sentimiento de ser observado y ser el foco de atención de los demás.
Síntomas conductuales de la ansiedad
En la especie humana, la ansiedad se traduce en una tendencia inmediata a explorar el entorno, buscando explicaciones, tranquilidad y vías de escape.
La principal estrategia instintiva de manejo de la ansiedad es también evitar la situación temida (estrategia de "más vale prevenir que curar").
También son frecuentes las conductas protectoras (estar acompañado, tomar ansiolíticos según necesidad, etc.), anaxeractivas y sumisas.
Síntomas físicos de la ansiedad.
La ansiedad también suele ir acompañada de manifestaciones físicas y fisiológicas como
- tensión
- temblando
- transpiración
- palpitación
- aumento de la frecuencia cardíaca
- mareo
- náusea
- hormigueo en las extremidades y alrededor de la boca
- desrealización y despersonalización.
A continuación describiremos algunos de los síntomas físicos de la ansiedad, cómo se manifiestan y cuáles son las posibles consecuencias:
- Palpitaciones
Es necesario, en la medida de lo posible, distinguir diferentes condiciones relacionadas con las palpitaciones: palpitaciones del corazón, taquicardia y arritmia.
Este último, por ejemplo, suele presentarse con latidos irregulares incluso en personas sanas, durante sus actividades diarias y es más probable que ocurra cuando la persona está ansiosa.
Puede ser inducida por una serie de agentes como la nicotina, la cafeína, el alcohol y el desequilibrio electrolítico.
A menudo, la interpretación que se da a tal síntoma físico durante un estado de ansiedad está ligada a la idea de tener un infarto.
Esto es a pesar de que subyacente a esto hay una mayor excitabilidad electrofisiológica del músculo cardíaco que no tiene consecuencias médicas negativas.
- Dolor de pecho
Este es un síntoma físico que puede ocurrir durante períodos de gran ansiedad en ausencia de un trastorno cardíaco.
Puede surgir de diferentes fuentes, como respiración torácica y trastornos gastrointestinales (p. ej., reflujo esofágico o espasmos esofágicos).
Cuando la persona interpreta catastróficamente las causas benignas del dolor, es posible que el estado de ansiedad aumente, llegando incluso al pánico.
Pero en realidad sabemos que cuando surge un estado de ansiedad muy elevado, el cuerpo segrega adrenalina lo que provoca que el ritmo cardíaco aumente y el cuerpo trabaje más rápido.
Es una forma evolutiva de preparar mejor a la persona para manejar situaciones peligrosas.
Si la adrenalina dañara el corazón, ¿cómo podría haber sobrevivido el hombre hasta hoy? Así, la aceleración de los latidos del corazón por estados de ansiedad no provoca infartos; debe haber algo patológico para que esto suceda.
- Sensación de falta de aire
Respirar es una acción que funciona independientemente de lo que una persona piensa o hace; es controlado automáticamente por el cerebro.
De hecho, los controles cerebrales funcionan incluso cuando uno intenta dejar de respirar.
La sensación de falta de aire es muy común en los trastornos de ansiedad y resulta de la respiración torácica (pectoral) prolongada y repetida.
De hecho, una respuesta física al estrés es el predominio relativo de la respiración torácica sobre la abdominal, lo que conduce a la fatiga de los músculos intercostales, que se tensan y se espasman, causando molestias y dolor pectoral que induce la sensación de dificultad para respirar.
Si uno no se da cuenta de que estas sensaciones son inducidas por la respiración torácica, parecerán repentinas, aterradoras, lo que hará que la persona se alarme aún más.
- Náuseas o molestias abdominales
El estómago se contrae y se relaja de manera regular y constante.
Cuando se altera este ritmo, se producen náuseas.
Diversos factores pueden provocar esta sensación física como la ingestión de determinados alimentos, alteraciones vestibulares, hipotensión postural o incluso estímulos previamente neutros.
Las funciones de nutrición y digestión son las primeras en interrumpirse durante un estado de alerta, pero si la persona malinterpreta las náuseas como una señal de vómitos, es más probable que la ansiedad aumente y provoque pánico.
Pero, afortunadamente, las náuseas que conducen al vómito rara vez suceden, lo más probable es que la gente sobreestime esto.
- Temblores y sudoración
Los primeros son movimientos involuntarios, oscilatorios y rítmicos de una o más partes del cuerpo, provocados por la contracción alterna de movimientos musculares opuestos.
La sudoración, por otro lado, ayuda a controlar la temperatura corporal, que se eleva cuando hay ansiedad.
De hecho, el estrés estimula el sistema nervioso simpático con niveles elevados de adrenalina y noradrenalina que estimulan un aumento del metabolismo, aumentando así la producción de calor y la consecuente sudoración que ayuda a bajar la temperatura corporal.
Una vez más, cuanto mayor sea el estado de alerta y el catastrofismo con respecto a estos síntomas físicos, mayor será la probabilidad de que aumenten en intensidad.
- Vértigo
El vértigo es producto de la ilusión de movimiento del yo o del entorno.
Consisten en sentimientos de confusión o mareos o aturdimiento.
Cuando la información del sistema de equilibrio (sistemas visual, somatosensorial y vestibular) entra en conflicto, se produce vértigo.
Los problemas de equilibrio y los síntomas físicos asociados (inestabilidad, ansiedad, sudores fríos, palpitaciones) también pueden ocurrir como resultado de la ansiedad, la hiperventilación y las reacciones de estrés comunes, como apretar la mandíbula y los dientes.
Obviamente, la intensidad del vértigo puede aumentar si se presta más atención a estas sensaciones.
- Desrealización o despersonalización
La despersonalización (sensación de irrealidad) o despersonalización (sentirse desprendido de uno mismo), son experiencias que pueden ser inducidas por el cansancio, la falta de sueño, la meditación, la relajación o el consumo de sustancias, alcohol y benzodiazepinas.
También hay otras causas más sutiles relacionadas con breves períodos de privación sensorial o reducción de la información sensorial, como mirar fijamente un punto en una pared durante tres minutos.
Lo curioso es que, también aquí, el círculo vicioso se establece según la interpretación que se dé a estos síntomas físicos. Cuando se experimenta una despersonalización o desrealización (que ha experimentado un tercio de la población), cuanto más miedo tiene una persona, más respira, más se carga de oxígeno (eliminando el dióxido de carbono) mayor es la sensación de despersonalización o aumenta la desrealización.
- el miedo al miedo
Los síntomas físicos de la ansiedad suelen asustar generando círculos viciosos, es decir, el llamado 'miedo al miedo'.
Sin embargo, dependen de que, asumiendo que se encuentra en una situación de peligro real, el organismo ansioso necesita la máxima energía muscular a su alcance para escapar o atacar con la mayor eficacia posible, evitando el peligro y asegurando su supervivencia.
La ansiedad, por tanto, no es sólo una limitación o un trastorno, sino un importante recurso.
De hecho, es una condición fisiológica eficaz en muchos momentos de la vida para protegernos de los riesgos, mantener un estado de alerta y mejorar el rendimiento (por ejemplo, bajo examen).
Sin embargo, cuando la activación del sistema de ansiedad es excesiva, injustificada o desproporcionada con respecto a la situación, nos encontramos ante un trastorno de ansiedad, que puede complicar mucho la vida de una persona y hacer que sea incapaz de afrontar incluso las situaciones más habituales.
Desórdenes de ansiedad
Los trastornos de ansiedad conocidos y claramente diagnosticables son los siguientes (haga clic para obtener más detalles):
- Fobia específica (avión, espacios cerrados, arañas, perros, gatos, insectos, etc.).
- Trastorno de pánico y agorafobia (miedo a estar en situaciones de las que no hay escape rápido)
- Trastorno obsesivo-compulsivo
- Fobia social
- Estrés post-traumático trastorno
- Trastorno de ansiedad generalizada
Estos trastornos se encuentran entre los más frecuentes en la población, crean una gran discapacidad y muchas veces no responden bien al tratamiento farmacológico.
Por lo tanto, es necesario intervenir de manera efectiva sobre ellos con intervenciones psicoterapéuticas cortas y dirigidas con una orientación cognitivo-conductual, que han demostrado ser altamente efectivas en cientos de estudios científicos.
Al hacer clic en los trastornos individuales, puede obtener más información sobre ellos y los métodos de tratamiento científicamente válidos.
Ansiedad, tratamiento y remedios
Cuando la ansiedad se vuelve extrema e incontrolable, lo que da como resultado uno de los trastornos de ansiedad mencionados anteriormente, se necesita una intervención profesional para ayudar a la persona a manejar esos síntomas molestos e incapacitantes.
Psicoterapia para la ansiedad
La psicoterapia para los trastornos de ansiedad es sin duda el principal tratamiento y del que es difícil prescindir.
La terapia cognitivo conductual en particular ha mostrado índices de eficacia muy elevados y se ha consolidado en la comunidad científica como la estrategia de primera elección en el tratamiento de la ansiedad y sus trastornos.
La intervención suele durar varios meses, con sesiones semanales, y es muy raro que la realicen los servicios públicos.
Por ello es necesario acudir a un centro de psicoterapia cognitivo-conductual privado serio que garantice una alta calidad y profesionalidad.
Terapia farmacológica de la ansiedad
Los fármacos ansiolíticos, especialmente las 'famosas' benzodiazepinas, se utilizan ampliamente, pero sólo son útiles si se utilizan de forma ocasional y durante periodos muy breves.
De lo contrario, presentan grandes problemas de adicción y abstinencia que empeoran la situación en lugar de mejorarla.
Incluso los fármacos antidepresivos de última generación se prescriben fácilmente con función ansiolítica en el tratamiento de los trastornos de ansiedad.
Tienen cierta eficacia, pero esta suele perderse al suspender la terapia, además de presentar muy a menudo efectos secundarios (somnolencia, disfunción sexual, problemas gastrointestinales, aumento de peso, etc.).
Remedios de otra naturaleza
La ansiedad, especialmente cuando no alcanza los niveles extremos propios de un verdadero trastorno de ansiedad, se puede manejar con técnicas de relajación, estrategias de meditación mindfulness y remedios naturales como la valeriana u otros productos herbales calmantes.
Estos remedios para la ansiedad pueden ser útiles y adyuvantes al tratamiento psicoterapéutico, pero es poco probable que sean decisivos.
Otros problemas relacionados con la ansiedad
También existen otro tipo de problemas relacionados con la ansiedad que no forman parte de los trastornos de ansiedad en sentido estricto.
Por ejemplo, miedo a volar, miedo a conducir, trastorno de ansiedad por separación, que a menudo se asocia con ataques de pánico y/o agorafobia. O la ansiedad escénica, que está muy presente en los trastornos sexuales, pero también en la fobia social y algunos trastornos de personalidad.
Recursos sobre la ansiedad
ENLACES EXTERNOS
Instituto Nacional de Salud Mental
MATERIALES DESCARGABLES
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