Rinitis: síntomas, causas, diagnóstico y tratamiento
La rinitis, también conocida como 'coriitis' o 'congestión nasal', es una inflamación de las vías respiratorias, cuyos síntomas pueden ser tan diversos como rinorrea u obstrucción nasal.
Suele acompañarse de asma bronquial, conjuntivitis, otitis, sinusitis, hipertrofia de adenoides, trastornos del sueño y alteraciones de la masa facial.
Además, entre las formas más comunes se encuentra sin duda la rinitis alérgica.
Este tipo de inflamación no debe asociarse con otras formas de rinopatía como la rinitis infecciosa (por ejemplo, el resfriado común), la rinitis irritativa, la rinitis vasomotora (causada por variaciones de temperatura), la rinitis atrófica, la rinitis tumoral, la rinitis hormonal (como en el caso de hipotiroidismo) o rinopatía causada por fármacos.
Hoy, la clasificación más reciente en el campo subdivide la rinitis alérgica en 'intermitente' o 'persistente' si los síntomas duran más de cuatro semanas, 'leve' o 'moderada-grave' dependiendo de su intensidad, cómo afecta los hábitos diarios del paciente, por ejemplo, dormir.
Los síntomas de la rinitis.
Como mencionamos anteriormente, la rinitis y los resfriados son inflamaciones diferentes en cuanto a su causa y duración.
De hecho, si los síntomas duran más de una o dos semanas, es recomendable consultar a tu médico, porque podría tratarse de una rinitis y no de un simple resfriado común.
Entonces, ¿cuáles son los síntomas más comunes de la rinitis?
Los enumeramos a continuación:
- rinorrea (secreción nasal);
- estornudos frecuentes;
- obstrucción nasal (nariz tapada);
- voz nasal; picazón en la nariz;
- ardor en ojos y garganta;
- goteo retronasal (acumulación de mucosidad en la garganta).
La rinitis puede ser aguda y por tanto de duración limitada, pero también crónica, con una mayor duración en el tiempo.
Causas de la rinitis
De nuevo, para hacer una comparación con los resfriados, si bien aquí las causas suelen ser víricas, en la rinitis encontramos distintas, que podemos esquematizar en tres patologías principales
- rinitis alérgica
- rinitis vasomotora;
- rinitis infecciosa
Rinitis alérgica
La rinitis alérgica es sin duda la más común, manifestada por lagrimeo, dolores de cabeza y sensación de cansancio.
Generalmente resulta del contacto con alérgenos, por ejemplo, polen, ácaros del polvo o pelo de animales.
Cuando el médico identifique un caso de rinitis, lo tratará según su intensidad y gravedad.
Los posibles tratamientos son
- antihistamínicos
- medicamentos descongestionantes para la nariz y la garganta;
- colirios descongestionantes;
- inmunoterapia
Rinitis vasomotora
La rinitis vasomotora o pseudoalérgica se define como la hiperreactividad de las mucosas nasales ante un estímulo inespecífico: cambio de la humedad del aire, temperatura, exposición a la luz, cambio de postura corporal.
La sintomatología es similar a la de la rinitis alérgica (estornudos, rinorrea acuosa, congestión nasal), pero el mecanismo patológico no se origina por una reacción a un alérgeno, sino a un estímulo inespecífico.
La terapia se basa en fármacos de uso local (sprays de cortisona y lavados nasales con agua de mar).
Rinitis infecciosa
La rinitis infecciosa, por su parte, se manifiesta con infecciones víricas o bacterianas, a las que se pueden sumar síntomas como fiebre, halitosis, cansancio, tos y malestar general.
Para tratarla se prescriben generalmente antiinflamatorios para la fiebre y el descanso, y en casos más graves antivirales.
Si es de origen bacteriano con antiinflamatorios para la fiebre, reposo y antibióticos
Es importante actuar con prontitud para evitar que virus y bacterias se propaguen a los senos paranasales provocando sinusitis o generando un síndrome rinobronquial al descender a los pulmones, situación que podría derivar en una neumonía.
Diagnóstico
Cuando se llama a un especialista, generalmente se toma una anamnesis y luego el otorrinolaringólogo realiza un examen objetivo (rinoscopia anterior) y si es necesario una prueba endoscópica, esto para verificar la causa de la obstrucción nasal como la presencia de pólipos.
Posteriormente, también se pueden realizar pruebas de alergia y de secreciones nasales para profundizar en el diagnóstico e identificar el tratamiento más eficaz.
Por ejemplo, verificar si uno sufre o no de rinitis alérgica requiere más que las preguntas de un médico y el análisis de los síntomas.
Ciertas pruebas de diagnóstico también son necesarias.
Pruebas que ayudan al médico a determinar si existe IgE específica, es decir, los típicos anticuerpos que se 'liberan' como consecuencia de la activación de nuestro sistema inmunitario ante un alérgeno.
Estas pruebas consisten en poner al paciente en contacto con el alérgeno sospechoso y medir la liberación de IgE o reacciones alérgicas.
El especialista puede entonces colaborar con el alergólogo para investigar si la rinitis es de base alérgica.
Esta información se puede obtener a través de pruebas llamadas pruebas cutáneas y mediante la cuantificación de IgE en suero, un componente de la sangre.
La primera prueba, realizada en la piel poniendo en contacto el alérgeno y comprobando si hay hinchazón, da un resultado en quince minutos.
El análisis de sangre para IgE, por otro lado, puede demorar varios días.
El primero requiere la suspensión del uso de antihistamínicos y no se puede realizar en personas con dermatitis atópica grave.
Obviamente, antes de someterse a estas pruebas, es importante conocer la historia clínica del paciente y analizar sus síntomas para evitar resultados engañosos.
La prueba de provocación nasal
La literatura afirma que la prueba de provocación nasal permite evitar estos riesgos y así identificar casos de rinitis alérgica incluso cuando tanto la prueba de IgE en sangre como la prueba cutánea han sido negativas.
Esto se debe a que la IgE a menudo solo se produce y libera en la mucosa nasal.
Así, en resumen, las pruebas habituales incluyen: la historia clínica del paciente y la exploración objetiva, algunas pruebas de alergia como el skin-prick, RAST para anticuerpos en sangre, endoscopia nasal, análisis de secreciones nasales y un test de provocación nasal con alérgeno, así como así como posibles tomografías computarizadas y radiografías.
También hay pruebas opcionales que se pueden realizar, como biopsia nasal, resonancia magnética, hisopado para identificar posibles bacterias y evaluación de la permeabilidad de las vías respiratorias superiores.
Cómo tratar la rinitis: tratamientos
Entonces, ¿cuáles son los tratamientos más comunes para tratar la rinitis? Por ejemplo, en el caso de la rinitis alérgica, se procede a identificar el alérgeno y retirarlo del paciente.
La terapia médica, por otro lado, hace uso de antihistamínicos orales de nueva generación o productos a base de cortisona en forma de aerosoles nasales, y lavados frecuentes con solución salina hipertónica.
Si hay otros síntomas o enfermedades concomitantes, como asma bronquial o conjuntivitis, se pueden prescribir colirios o medicamentos antileucotriénicos además de la terapia.
Sin embargo, la administración de vacunas es siempre la opción terapéutica más efectiva.
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