Disfagia: definición, síntomas y causas

La disfagia es la dificultad para tragar alimentos o bebidas. Es causado por un flujo inquieto de sólidos y líquidos desde la boca hasta el estómago.

Esta condición puede ocurrir a cualquier edad, aunque es más común en los ancianos.

En algunos casos, la dificultad para tragar ocurre después de comer demasiado rápido o si no se ha masticado correctamente.

Sin embargo, los problemas persistentes para tragar pueden ser un signo de una afección más grave que debe investigarse adecuadamente.

La presencia de dolor al tragar se denomina odinofagia

En los ancianos, pueden presentarse trastornos de la sensibilidad orofaríngea, cambios en la dentición, hipostenia, incoordinación muscular y desregulación del sistema nervioso.

En general, el término presbifagia primaria indica retrasos o movimientos incorrectos en el proceso de deglución debido a todos aquellos cambios fisiológicos y anatómicos asociados a la vejez.

Sin embargo, como ya se ha comentado, la disfagia también puede afectar a los jóvenes, además de ser consecuencia de otras patologías en curso.

Síntomas de la disfagia

Los síntomas de la disfagia pueden ser evidentes o, por el contrario, tan leves que parecen casi imperceptibles.

En particular, en el caso del globus (sensación de un nudo en la garganta) y la odinofagia -condiciones que son independientes pero que a veces se presentan al mismo tiempo- es necesario recurrir a lo que se denomina diagnóstico diferencial.

Las personas que padecen disfagia suelen quejarse de una percepción de fatiga al pasar los alimentos, especialmente los sólidos, de la boca al estómago.

En particular, refieren la sensación de bloqueo antes del paso al estómago y la consiguiente regurgitación.

Algunos pacientes que sufren de disfagia pueden no ser conscientes del trastorno, pero esto no excluye una enfermedad en curso.

De hecho, este tipo de situaciones son quizás las más peligrosas, ya que si no se diagnostica o trata, la disfagia aumenta el riesgo de aspiración pulmonar y posterior neumonía.

En tales casos, el paciente puede informar una fiebre constante de bajo grado (razón por la cual a menudo se pasa por alto).

Otros pacientes, por el contrario, son casi asintomáticos (no presentan tos u otros signos), por lo que sufren de la llamada 'aspiración silenciosa'.

Si no se diagnostica, la disfagia también puede provocar deshidratación, desnutrición e incluso insuficiencia renal.

Además de la sensación de no poder tragar o de que la comida se atasca en la garganta, se pueden presentar otros síntomas de disfagia.

  • dolor al tragar (odinofagia)
  • hipersecreción salival
  • ronquera
  • dolor de garganta
  • acidez estomacal frecuente
  • regurgitación
  • vómitos o tos al tragar
  • reflujo de ácido estomacal hacia la garganta
  • la pérdida de peso

Tipos de disfagia

Según el sitio afectado, la disfagia se puede distinguir en:

  • orofaríngea, que es la dificultad para pasar los alimentos de la orofaringe al esófago causada por una anomalía funcional aguas arriba del esófago. Las personas afectadas por este trastorno suelen experimentar síntomas como dificultad para tragar, regurgitación nasal y aspiración traqueal seguida de tos. Muy a menudo, la disfagia orofaríngea afecta a pacientes con enfermedades neurológicas o trastornos que afectan a los músculos esqueléticos.
  • disfagia esofágica, es decir, la dificultad para transferir alimentos por el esófago. Así, en este caso, el paso del bolo alimenticio desde la orofaringe al esófago se produce correctamente, pero el problema se da en el paso del esófago al estómago. Este tipo de disfagia resulta de un trastorno de la motilidad o de una obstrucción mecánica.

Disfagia orofaríngea: causas

La disfagia orofaríngea puede ser causada por trastornos y daños neurológicos.

Éstos incluyen:

  • síndrome post-polio (también llamado síndrome post-polio)
  • distrofia muscular
  • esclerosis múltiple
  • esclerosis lateral amiotrófica
  • Enfermedad de Parkinson
  • golpes
  • cerebro y espinal lesiones del cordón

La distrofia orofaríngea también puede deberse a divertículos faríngeos y varios tipos de neoplasias.

Disfagia esofágica: causas

En el caso de la disfagia esofágica, las condiciones y enfermedades subyacentes incluyen:

  • envejecimiento; con el paso del tiempo, algunos individuos pueden manifestar una disminución de la fuerza muscular del esófago y de la coordinación necesaria para llevar los alimentos al estómago;
  • acalasia, una patología motora del esófago caracterizada por la pérdida progresiva tanto del peristaltismo esofágico como de la capacidad del esfínter esofágico inferior para relajarse
  • pseudodiverticulosis espástica (o espasmo esofágico difuso sintomático), caracterizada por discinesias esofágicas, es decir, contracciones esofágicas descoordinadas
  • estenosis esofágica; el estrechamiento de la luz esofágica puede dificultar el paso de los alimentos (las estenosis esofágicas suelen estar relacionadas con neoplasias o enfermedad por reflujo gastroesofágico)
  • cáncer de esófago
  • esofagitis eosinofílica, una enfermedad caracterizada por una sobrepoblación de eosinófilos en el esófago
  • esclerodermia, caracterizada por la oclusión progresiva de pequeños vasos sanguíneos y fibrosis (engrosamiento de la piel y los tejidos conectivos de los órganos internos)
  • la radioterapia, tratamiento que puede generar procesos inflamatorios y cicatrización del esófago.

Otras complicaciones

Con respecto a las posibles complicaciones, la disfagia orofaríngea puede provocar la aspiración en la tráquea del material ingerido, las secreciones orales o ambos.

La aspiración puede inducir neumonía aguda; la aspiración que se repite cíclicamente con el tiempo puede conducir a una enfermedad respiratoria crónica.

La disfagia prolongada a menudo resulta en una nutrición inadecuada y, por lo tanto, en la pérdida de peso.

También en términos de complicaciones, la disfagia esofágica también puede resultar en pérdida de peso, desnutrición, aspiración de los alimentos ingeridos a la tráquea y, en los casos más graves, obstrucción de los alimentos.

La oclusión pone a los pacientes en riesgo de perforación esofágica espontánea, lo que puede inducir sepsis, una respuesta inflamatoria excesiva del cuerpo que daña los tejidos y órganos, alterando su función, e incluso la muerte.

Cómo tratar la disfagia

Desde un punto de vista etiológico, como hemos visto, la disfagia tiene muchas causas, algunas de muy diferente naturaleza.

Por lo tanto, el tratamiento diferirá según los diferentes tipos involucrados.

En el caso, por ejemplo, de disfagia orofaríngea, es recomendable una revisión neurológica, ya que tras las revisiones oportunas puede ser necesario acudir a un logopeda o a un experto en reeducación de la deglución.

Ciertos ejercicios apuntan específicamente a ayudar al sujeto a coordinar mejor los músculos de la deglución, pero también a estimular los nervios responsables de activar el reflejo.

En cuanto a la disfagia esofágica, por otro lado, los tratamientos pueden incluir dilatación esofágica (también endoscópica) o cirugía, especialmente en el caso de neoplasias.

El tratamiento farmacológico se utiliza para pacientes que padecen enfermedad por reflujo gastroesofágico, o en casos (como la acalasia) en los que se debe facilitar la relajación muscular mediante el uso de relajantes musculares (bloqueantes de los canales de calcio).

En general, en casos menos graves, puede ser de ayuda aumentar la frecuencia de las comidas y reducir los alimentos en trozos pequeños, prefiriendo alimentos que sean más fáciles de tragar y evitando el alcohol, el tabaco y la cafeína (responsables de empeorar el reflujo gastroesofágico, que condiciona la disfagia inicial).

El tipo de alimentación está fuertemente relacionado con la naturaleza y el grado de disfagia, para minimizar el riesgo de aspiración.

Es fundamental tener en cuenta los gustos y preferencias del paciente, la patología existente y el estado nutricional.

El grado de densidad del líquido se puede modificar añadiendo espesantes.

Es recomendable optar por una dieta con alto valor calórico y nutricional para compensar la reducida ingesta de alimentos.

En el caso de pacientes con disfagia severa y aspiración recurrente, puede ser necesario el uso de una sonda nasogástrica.

Para saber más

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