Bursitis de rodilla: causas, síntomas, diagnóstico y tratamiento

La bursitis de rodilla es una afección médica común que causa la inflamación de la bursa sinovial de la rodilla, un pequeño saco de líquido sinovial que se encuentra entre el tendón rotuliano y el tejido subcutáneo de la parte anterior de la rodilla, o entre la rótula y el tejido subcutáneo.

Esta inflamación puede causar dolor, hinchazón y rigidez en la rodilla, lo que limita la capacidad de movimiento de la articulación.

¿Qué es la bursitis de rodilla?

La bursitis es una condición dolorosa que ocurre cuando el saco sinovial, conocido como "bursa", que contiene líquido sinovial que actúa como un "cojín" natural para la periferia de la articulación y varias estructuras anatómicas, se inflama.

Las bolsas se encuentran entre los huesos y los tendones o entre diferentes planos tendinosos, fasciales o musculares, y son más susceptibles a la inflamación en el hombro, el codo, la rodilla y la cadera.

Hay dos tipos de bursitis: la bursitis inflamatoria, causada por movimientos repetidos, depósitos de cristales de urea o infecciones bacterianas o virales, y la bursitis hemorrágica, generalmente causada por un traumatismo que provoca la ruptura de los vasos y la acumulación de sangre en la bursa.

¿Cuáles son los síntomas de la bursitis?

Los síntomas dolorosos de la bursitis pueden hacer que el movimiento sea complicado o imposible.

Los principales síntomas de la bursitis son:

  • dolor, que tiende a aumentar con el movimiento o la presión;
  • enrojecimiento e hinchazón;
  • presencia de hematomas (equimosis o hematomas) que coinciden con pequeños derrames de sangre;
  • erupciones
  • limitación funcional con cojera;
  • fiebre.

¿Cuáles son las causas de la bursitis de rodilla?

La bursitis puede tener diferentes causas

  • inflamatorio
  • traumático (microtrauma único o repetido)
  • reumática (gota, artritis reumatoide)
  • infeccioso

La bursitis de rodilla puede ser causada por un solo traumatismo violento o por microtraumatismos repetidos, a menudo asociados con actividades laborales o deportivas específicas como plomeros, electricistas, jardineros, lucha libre, voleibol, fútbol y gimnasia artística.

La obesidad y la artrosis también pueden contribuir a su aparición.

Las condiciones que debilitan el sistema inmunológico pueden aumentar el riesgo de bursitis infecciosa, que también puede ocurrir como resultado de un traumatismo que cause una lesión en la piel con contaminación de la bursa.

En algunos casos de bursitis traumática-inflamatoria, puede ocurrir una lesión en los vasos sanguíneos, lo que resulta en la formación de un derrame de sangre (bursitis hemorrágica).

Esta patología afecta mayormente a personas entre 30 y 50 años de edad, siendo rara en adolescentes.

¿Cómo se diagnostica la bursitis?

El diagnóstico de bursitis se basa en la prueba clínica de la tumefacción, que se valora mediante palpación, y en la historia clínica del paciente.

Antes de proceder a la extirpación quirúrgica de la bursa, se realiza una ecografía.

Si el médico sospecha una forma infecciosa o reumática, se requerirán análisis de sangre.

Solo en casos seleccionados pueden ser necesarias pruebas de rayos X y/o resonancia magnética.

¿Qué hacer en caso de bursitis de rodilla?

El tratamiento de una bursitis implica

  • reposo articular, tratando de mantener la extremidad elevada por encima del nivel del corazón;
  • uso de una bolsa de hielo;
  • terapia antiinflamatoria oral y local;
  • terapias físicas, como la terapia con láser y la tecarterapia;
  • posible aspiración de los contenidos;
  • posible escisión quirúrgica en casos raros que se vuelven crónicos.

Cómo prevenir la bursitis de rodilla

La prevención de la bursitis es especialmente importante para aquellos que ya la han padecido, para evitar que el problema se repita.

Aquí hay algunos consejos útiles para prevenirlo.

  • utilice rodilleras específicas para proteger la articulación;
  • doble las piernas cuando levante un peso o se levante de una posición sentada, especialmente durante actividades laborales repetitivas y extenuantes;
  • evite el sobreesfuerzo y la elevación de cargas excesivamente pesadas;
  • practicar correr en superficies adecuadas;
  • calentar siempre los músculos antes de cualquier actividad física o deportiva; entrena tu cuerpo para mantener el equilibrio y mantener una postura correcta;
  • evitar movimientos repetitivos o mantener la misma posición por mucho tiempo;
  • tratar de evitar el sobrepeso y la obesidad.

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Humanitas

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