Qué se entiende por malabsorción y qué tratamientos implica

El síndrome de malabsorción se refiere a un conjunto de síntomas y signos causados ​​por una absorción insuficiente de nutrientes por parte de la mucosa.

Las patologías que pueden causar un síndrome de malabsorción son diferentes y los síntomas y alteraciones de laboratorio dependen del tipo de nutriente que no se absorbe.

¿Qué es el síndrome de malabsorción?

El síndrome de malabsorción puede ser el indicador de numerosas patologías, de diferente tipo y gravedad, que implican la alteración de 1 de los 3 mecanismos implicados en la absorción de nutrientes:

  • digestión;
  • absorción por la mucosa intestinal;
  • transporte de sustancias en el torrente sanguíneo y el sistema linfático.

Síntomas del síndrome de malabsorción

Los síntomas de malabsorción son generalmente del tipo:

  • gastrointestinales, como diarrea, pérdida de peso, hinchazón y dolor abdominal;
  • sistémica, relacionada con el hecho de que no se absorben determinados nutrientes que el organismo necesita. En este caso puede presentarse anemia, alteraciones de la coagulación o de los índices metabólicos (por ejemplo, hipocolesterolemia).

También hay síntomas específicos que dependen del tipo de nutriente que se absorbe mal.

En este caso, pueden ser extraintestinales, por ejemplo, del tipo:

  • osteoarticulares, por mala absorción de magnesio y calcio, que llevan al paciente a sentirse asténico o tener dolores y calambres en los huesos;
  • endocrinas, como amenorrea, esterilidad e impotencia.

Las causas

Las causas de la malabsorción son diferentes y deben ser buscadas por el médico en base a los síntomas específicos que refiere el paciente.

Los principales son:

  • enfermedades del tracto gastrointestinal, que implican una alteración de la mucosa intestinal que impide el correcto paso a través de las células de las sustancias digeridas presentes en el lumen y que luego deben atravesar la célula para verterse en el torrente sanguíneo. Un ejemplo frecuente de esta condición está representado por la enfermedad celíaca, en la cual hay un aplanamiento de las vellosidades intestinales, estructuras anatómicas particulares destinadas a absorber nutrientes. Las enfermedades inflamatorias del intestino y las deficiencias enzimáticas de la mucosa intestinal también pertenecen a este grupo de patologías (por ejemplo, la deficiencia de lactasa que es responsable de la muy frecuente intolerancia a la lactosa);
  • enfermedades que no conciernen al intestino, como enfermedades del páncreas, hígado o vías biliares, tumores del sistema digestivo. En este caso la malabsorción está ligada a una 'mala digestión'
  • por la falta de enzimas pancreáticas o de bilis que impiden la correcta descomposición especialmente de las grasas duodenales;
  • enfermedades endocrinas, como la diabetes o la amiloidosis, que pueden provocar una alteración en el paso de sustancias desde la luz intestinal;
  • Complicaciones postoperatorias, como síndrome de intestino corto o daño causado por radioterapia, cirugía de resección intestinal o bypass gastrointestinal, condiciones que implican una reducción reducida de la superficie absorbente o un tránsito acelerado de sustancias a absorber.

El diagnostico

Ante la presencia de síntomas que puedan sugerir malabsorción, es fundamental escuchar la opinión médica quien, para la correcta clasificación del problema, prescribirá pruebas de laboratorio y de heces, para confirmar la sospecha, y posteriormente pruebas de segundo nivel para determinar la causa del mismo.

El diagnóstico de esta condición casi nunca es inmediato, debido a que existen numerosas patologías que la generan.

Por esta razón, se necesitarán pruebas específicas que apoyen los análisis de sangre para investigar la causa y confirmar el diagnóstico.

¿Cómo se trata la malabsorción?

Para resolver esta condición es necesario entender cuál fue la causa que llevó al paciente a desarrollar este síndrome. En este caso, se tratará la patología subyacente.

En los casos graves de malabsorción, puede ser necesario recurrir a la suplementación parenteral de sustancias de las que carece el organismo (administración de hierro, albúmina, potasio, etc. en vena) para restablecer, una vez superada la patología de base. identificado, el mecanismo correcto de digestión-absorción.

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