Miomas colgantes: ¿qué son y cómo aparecen?

Los fibromas colgantes, también conocidos como 'acrocordones' o 'puerros', son crecimientos cutáneos pedunculados que se originan en la dermis, la capa que se encuentra debajo de la epidermis, y que, a medida que crecen, se extienden hacia el exterior.

Los fibromas colgantes aparecen a simple vista como pequeñas excrecencias pero, en algunos casos afortunadamente más raros, también pueden crecer hasta un diámetro mayor, siendo particularmente molestos y/o antiestéticos para el paciente.

Especialmente en este último caso, cuando el fibroma tiende a aumentar de tamaño, la gravedad lo empuja hacia abajo, dándole el nombre por el que se les conoce: 'péndulo'.

Como 'fibromas', también representan una forma tumoral, aunque benigna, y solo en raras ocasiones pueden evolucionar a neoplasias malignas.

Los miomas colgantes pueden aparecer en cualquier parte del cuerpo aunque, por lo general, son más frecuentes las formaciones en las axilas, cuello, ingles y párpados superiores, que, no por casualidad, son también las zonas sometidas a más estrés y roces.

Por la misma razón, aquellos que son más susceptibles -en comparación con las personas de peso normal- son aquellos que son claramente obesos, lo que provoca más roces en zonas del cuerpo bastante sensibles.

Desde el punto de vista de la edad, los miomas colgantes aparecen en personas generalmente a partir de los 40 o 50 años, y son muy raros en niños y jóvenes.

Fibromas colgantes: síntomas

Como ya se mencionó, los miomas colgantes son una forma benigna de cáncer de piel que no causa ningún tipo de sintomatología en particular.

Solo en algunos casos, cuando las formaciones se vuelven grandes, pueden aumentar de tamaño y crear irritación o sangrado en el área afectada.

Si la irritación persiste o el roce es excesivo y prolongado, no es raro presenciar el desprendimiento autónomo -parcial o total- del fibroma colgante.

Este, al desprenderse, deja una herida abierta y sangrante que, si no se trata con cuidado, podría provocar una infección.

Cuando la molestia se vuelve difícil de manejar, se considera la extirpación quirúrgica

También se considera la extirpación de los fibromas colgantes si las formaciones desfiguran estéticamente.

La apariencia de los fibromas colgantes generalmente tiene una pigmentación idéntica a la de la piel circundante (fibromas colgantes de pigmentación normal), solo en raras situaciones tienen una pigmentación más oscura.

Fibromas colgantes: ¿cuáles son las causas y quién los padece?

Aparte de la fricción de la piel antes mencionada, todavía hay causas poco conocidas de la formación de fibromas colgantes, al igual que muchas otras afecciones benignas de la piel.

Como es de esperar, la genética juega un papel clave en estos casos: quienes generalmente tienen numerosos miomas pendulares tienen antecedentes familiares de estas formaciones.

Dada su benignidad sustancial, no se han invertido fondos de investigación importantes en la investigación, razón por la cual la etiología de los fibromas pendulares aún se desconoce en gran medida.

Únicamente se plantea como hipótesis –pero con una comprobación objetiva de la realidad– que su formación se deba (también) a alteraciones hormonales que se dan en individuos de 40-50 años.

Esto, especialmente en las mujeres, quienes precisamente en ese período de la vida experimentan los cambios físicos y hormonales propios de la menopausia.

Diagnóstico de fibromas colgantes

El médico especialista al que hay que acudir desde el momento en que se sospecha tener miomas colgantes en el cuerpo es el dermatólogo.

Durante la exploración, el dermatólogo primero realizará una anamnesis minuciosa, revisando los antecedentes familiares del paciente para saber si existe alguna familiaridad.

Será importante informar al dermatólogo si existen enfermedades concomitantes en curso o toma regular de medicamentos.

Posteriormente, el dermatólogo procede con el examen de especialista y la posible solicitud de nuevas pruebas clínicas dirigidas.

El tratamiento de los fibromas colgantes

La única terapia viable es la extirpación quirúrgica, que es muy recomendada por el dermatólogo, especialmente en presencia de fibromas colgantes particularmente expuestos.

Dependiendo de la zona y la sensibilidad, el dermatólogo optará por la eliminación tradicional o la eliminación mediante tratamiento con láser.

La operación realizada de forma tradicional es de por sí sencilla y rápida, y se realiza de forma ambulatoria con una ligera anestesia local, por lo que la extracción no produce ningún dolor al paciente.

El fibroma colgante se sujeta con pinzas y se "desgarra" hacia arriba con un bisturí quirúrgico especial.

También se pueden extirpar varios tumores fibroides colgantes durante la misma sesión.

La operación con el instrumento láser permite la eliminación completa del fibroma pendular, al tiempo que afecta parcialmente la piel circundante.

El postoperatorio es rápido y la cicatrización se produce de forma inmediata sin dejar rastros ni cicatrices antiestéticas.

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