Dolor vulvar: síntomas, diagnóstico, tratamiento y prevención

El dolor vulvar es un dolor específico del aparato genital femenino que puede estar relacionado con una condición inflamatoria crónica de la vulva

Este trastorno también puede denominarse 'vestibulodinia' cuando afecta solo al vestíbulo, o 'clitoridodinia' cuando el dolor afecta el clítoris.

Los síntomas del dolor vulvar son numerosos y muchas veces no se limitan al dolor en el aparato genital femenino: pueden asociarse sensaciones de ardor, enrojecimiento aparente de las áreas genitales y la posible presencia de lesiones clínicas claramente visibles.

Las causas del dolor vulvar son muchas y pueden ser diversas y cambiar dependiendo de la edad de la paciente, pero también del estilo de vida, la frecuencia de la actividad sexual y los antecedentes de trauma físico.

Esta condición y sus causas subyacentes pueden dificultar incluso las actividades cotidianas simples, como sentarse en la misma posición y cruzar las piernas.

En ocasiones este dolor es crónico y puede afectar al paciente a lo largo del día.

Aprender más sobre los síntomas, las causas y los posibles remedios para el dolor vulvar es importante para abordar mejor este trastorno y evitar las complicaciones y la cronicidad del proceso del dolor.

Las causas del dolor vulvar pueden ser diferentes

Entre las causas más extendidas y comunes se encuentran:

  • relaciones sexuales no consentidas, con falta de lubricación y por lo tanto causando mucho dolor. Esta experiencia, además de causar un profundo trauma físico, también puede conducir a un trauma psicológico considerable. En este caso, la paciente puede vincular el dolor desagradable a la experiencia sexual al experimentar su sexualidad y su relación con su pareja de manera compleja en el futuro;
  • La hiperactividad de los mastocitos es otra causa de dolor vulvar. Este término se refiere a una respuesta de defensa inmunitaria exagerada por parte de las células que reaccionan a las alergias o la inflamación. Esta respuesta conduce a la activación anormal del factor de crecimiento nervioso (NGF) que causa el dolor. El resultado es una condición de hiperalgesia, es decir, una sensación de dolor excesivo incluso en respuesta a estímulos que no son necesariamente dolorosos.

Otras enfermedades e infecciones pueden provocar dolor vulvar que puede volverse crónico. Entre las enfermedades más comunes que dan lugar a este tipo de dolor e inflamación se encuentran las enfermedades de transmisión sexual y otras como las infecciones por Candida, Gardnerella o Escherichia coli.

Los factores de riesgo

Además de las causas más comunes que acabamos de enumerar, también existen varios factores de riesgo para el dolor vulvar que pueden llevar a una mayor susceptibilidad de la paciente a desarrollar este trastorno.

La higiene personal es un elemento importante que debe ser considerado y manejado con cuidado para evitar la inflamación y el dolor crónico.

De hecho, muchas enfermedades de la vagina son causadas por una mala higiene íntima y/o por el uso de productos con ingredientes poco suaves y agresivos, que comprometen la flora bacteriana.

El uso de la ropa más adecuada, especialmente cuando se trata de ropa interior, también es decisivo.

Particularmente durante las actividades deportivas, el uso de ropa interior demasiado apretada puede causar rozaduras y la consiguiente inflamación: las mujeres que practican deportes como la equitación, el spinning y el ciclismo corren más riesgo.

El material de composición de las prendas también es fundamental, por ejemplo los tejidos sintéticos son los más riesgosos en este sentido y pueden favorecer el dolor vulvar y la proliferación de bacterias e infecciones: es mejor preferir la ropa interior de algodón.

La medicación para otras condiciones concomitantes también puede ser un factor de riesgo para el dolor vulvar.

Por ejemplo, los fármacos con cortisona reducen las defensas inmunitarias, lo que provoca una mayor exposición del paciente a los patógenos y la consiguiente inflamación.

Finalmente, la aplicación de cremas y lubricantes vaginales puede provocar reacciones alérgicas o dolor y ardor intensos.

Estos productos que son de uso tópico y hay que untarlos sobre el terreno pueden provocar una infección, aunque sí pueden recetarse para combatir el ardor o el picor íntimo.

Los síntomas del dolor vulvar pueden ser diferentes, según cuál haya sido el desencadenante o la causa.

Seguramente entre los síntomas más comunes se encuentran:

  • dolor severo constante o intermitente en la vulva u otras áreas del aparato genital femenino, que puede ser espontáneo o causado por contacto;
  • ardor vulvar espontáneo o inducido por contacto, que afecta el área vestibular, pero en casos más complejos también puede afectar el ano y el área uretral;
  • si el dolor también afecta a la uretra, el ardor puede aumentar al orinar y se puede sentir una sensación de peso suprapúbico;
  • dolor al tocar o durante los intentos de penetración;
  • hinchazón;
  • entumecimiento en el área genital;
  • dolor durante las relaciones sexuales;
  • punzadas dolorosas en el pubis y el área perineal;
  • síntomas típicos de infecciones del tracto urinario, como la cistitis, pero con pruebas microbiológicas específicas (urocultivo) siempre negativas;
  • dificultad incluso para caminar o sentarse.

Además, las consecuencias de este trastorno no pocas veces pueden conducir también a un malestar psicológico particularmente grave.

La frustración de no poder tener actividad sexual con la pareja puede generar, por ejemplo, sentimientos de ansiedad severa y estados depresivos causados ​​por un malestar generalizado en la vivencia de la relación con el cuerpo o la pareja.

Diagnóstico del dolor vuvlvar

El primer paso para diagnosticar el dolor vulvar es sin duda realizar una anamnesis exhaustiva contactando con el médico de cabecera o ginecólogo, que escuchará y analizará los síntomas, los factores desencadenantes y la historia clínica general de la paciente afectada por el trastorno.

La historia en el diagnóstico del dolor vulvar es aún más importante que la prueba objetiva, durante la cual es posible que no se encuentren anomalías.

De hecho, los cambios típicos en el área vulvar, como lesiones e inflamación, rara vez son visibles y pueden ayudar en el diagnóstico de este trastorno.

Sin embargo, en casos seleccionados, el paciente puede someterse a pruebas como la prueba del Q-tip o la prueba del hisopo.

Estas pruebas se realizan aplicando una ligera presión con un Q-tip en el área genital que se reporta dolorosa.

La prueba es positiva si la presión suave es capaz de desencadenar el dolor característico que refiere el paciente.

Terapias

El dolor vulvar es una condición compleja que puede ser difícil no solo de diagnosticar, sino también de tratar.

Para solucionar el problema lo más rápido posible, es fundamental una relación de transparencia y confianza con el médico, a fin de superar la vergüenza que esta condición puede generar de manera fácil y comprensible.

Entre los enfoques de tratamiento más utilizados para el dolor vulvar se encuentran las terapias farmacológicas, generalmente basadas en el uso de antidepresivos y anticonvulsivos.

Estos medicamentos se recetan en diferentes dosis según la gravedad del trastorno y el estado general del paciente.

Estas terapias pretenden interrumpir las vías de transmisión del dolor que se ha vuelto crónico, pero también reducir la sensibilidad excesiva de las vías nerviosas periféricas.

En algunos casos, se prescriben fármacos anestésicos de aplicación tópica, por ejemplo, lidocaína.

Estos remedios para el dolor vulvar suelen presentarse en forma de crema y se utilizan para reducir el dolor, incluso antes de las relaciones sexuales.

También existen ciertos tipos de ejercicios de fisioterapia específicos para los músculos pélvicos, que se recomiendan si estos últimos están muy tensos. Finalmente, se puede recomendar TENS (Estimulación nerviosa eléctrica transcutánea), un tipo de estimulación transcutánea que utiliza electrodos que son capaces de emitir pulsos de baja frecuencia.

Además de estos remedios físicos, también se pueden recomendar cursos de tratamiento terapéutico con psicólogos y psicoterapeutas, especialmente en los casos en que el dolor haya sido causado por una experiencia pasada negativa bien conocida para el paciente (lamentablemente, también hay casos secundarios a algunos). tipo de violencia).

Prevención del dolor vulvar

Como se ha comentado hasta ahora, el dolor vulvar se caracteriza por varios factores de riesgo que pueden aumentar la probabilidad de que la paciente presente los primeros síntomas.

Para prevenir el dolor vulvar, es posible adoptar algunas medidas y comportamientos simples en la vida cotidiana.

Éstos incluyen:

  • evite la ropa muy ajustada, especialmente pantalones y ropa interior;
  • preferir materiales naturales como el algodón, evitando los sintéticos;
  • no lave demasiado la zona y elimine el uso de cremas depilatorias, desodorantes y perfumes vaginales que puedan facilitar la inflamación;
  • utilizar productos de higiene íntima neutros y libres de sustancias agresivas;
  • prefiera almohadillas externas en lugar de internas, optando por soluciones lavables y de algodón;
  • use lubricantes, incluso naturales bajo prescripción médica, por ejemplo, aceites esenciales o vegetales;
  • evitar el roce excesivo, de ahí deportes como el spinning.

Estas atenciones no eliminan los síntomas del dolor vulvar, ni deben considerarse un tratamiento exitoso para esta patología, pero sin duda son expedientes sencillos, fáciles de adoptar y que pueden disminuir la intensidad de los síntomas.

También se recomiendan chequeos regulares con su médico.

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