Enfermedades oculares: ¿qué es el pterigión?

By cristiano antonino On 20 de junio de 2023

El pterigión es una enfermedad degenerativa del ojo que afecta en particular a la superficie ocular. Esta enfermedad consiste en una excrecencia fibrovascular de la conjuntiva que se extiende progresivamente sobre la córnea, la porción transparente de la superficie ocular, provocando una gran molestia.

La particularidad de esta enfermedad degenerativa es su forma triangular

El pterigión es una enfermedad que afecta principalmente al sexo masculino, que se ve más afectado que el sexo femenino.

Esta enfermedad no siempre afecta a ambos ojos; por el contrario, muchas veces afecta solo a uno de ellos, o afecta a ambos pero de diferente manera, con diferentes etapas de evolución.

Además, la edad también es un factor a tener en cuenta, ya que esta enfermedad afecta principalmente a personas mayores de 50 años, mientras que es muy raro que afecte a personas menores de 20 años.

Síntomas de pterigión

Los síntomas del pterigión pueden diferir entre pacientes dependiendo de varios factores.

Inicialmente, esta enfermedad no presenta ningún síntoma: en la etapa temprana hay pocas lesiones en los ojos y, a menudo, apenas son visibles a simple vista.

Las causas no se conocen del todo, pero parece verse favorecida por la exposición solar y la irritación crónica de la superficie ocular.

En muchos casos, el pterigión puede provocar enrojecimiento intenso y prominencia, lo que no solo produce una imperfección sino también una gran incomodidad.

La sensación que caracteriza al pterigión es la de tener un cuerpo extraño en el ojo y por lo tanto de lagrimeo intenso y ardor.

En casos severos, esta patología también puede conducir a una distorsión de la superficie corneal, induciendo astigmatismo o alcanzando el eje óptico.

En este caso, no es inusual sufrir también de visión distorsionada, similar a la doble.

Diagnóstico y OCT de la Córnea

El pterigión es diagnosticado por el oftalmólogo durante el examen mediante una prueba con lámpara de hendidura.

Si se desea examinar el estado de la córnea y evaluar cualquier cambio en la superficie ocular inducido también por el pterigión, el médico puede utilizar estos instrumentos

prueba de topografía corneal, con la que se puede estudiar la forma y características de la córnea. En concreto, este test permite medir la curvatura de la superficie ofreciendo un mapa que muestra los puntos más o menos pronunciados. Normalmente los colores más fríos corresponden a los puntos más planos y los más cálidos a los más altos. Para hacer esta prueba, te sientas en un taburete y miras una fuente de luz durante unos segundos. La única preparación antes de la prueba es no usar lentes de contacto durante al menos 2 o 3 días;
La prueba de tomografía óptica computarizada, también llamada OCT, es otra forma de evaluar la morfología de las diversas capas de la córnea. Esta prueba no invasiva proporciona un escaneo de la córnea y la retina que puede detectar muchas patologías. La OCT se utiliza para el diagnóstico preparatorio y posoperatorio, pero también para detectar muchas patologías de la córnea. La prueba dura solo unos minutos e incluso en este caso el paciente debe sentarse frente a un instrumento y un objetivo brillante;
finalmente, el recuento endotelial permite estudiar y evaluar el estado de la superficie del endotelio corneal. Gracias al estudio de las células del endotelio es posible examinar su forma, tamaño, densidad y variabilidad.

Pterigión: Tratamientos

Hoy en día, existen diferentes tipos de tratamientos para el pterigión, que difieren según la gravedad de la enfermedad y por paciente.

Si hay irritación del ojo e inflamación ocasional sin cambios visuales, se administran colirios lubricantes o corticoides.

Dentro de los tratamientos para el pterigión en los casos más severos donde existe una importante invasión de la córnea con cambios visuales iniciales se encuentra la cirugía, mediante la cual se elimina ahora este tejido patológico de la superficie ocular restaurando la transparencia corneal.

Esta operación suele durar 45 minutos y el paciente se somete a anestesia local para proceder.

La operación no es especialmente invasiva, pero para prevenir el alto riesgo de recaída de esta enfermedad, se suele realizar un autoinjerto de conjuntiva. De esta forma, se toma un sector sano del ojo del paciente y se implanta en la zona expuesta.