Luxación rotuliana: causas, síntomas, diagnóstico y tratamiento
La luxación rotuliana es la dislocación de la rótula. Diferente y menos grave que la luxación de rodilla, consiste en el desplazamiento de la rótula, que se sale de su lugar
Esto suele ocurrir como resultado de un cambio brusco de dirección y movimiento y ocurre con bastante frecuencia en adolescentes, especialmente si son deportistas.
Se trata de una luxación temporal, que puede ser recolocada por un médico, al que necesariamente hay que acudir en caso de luxación.
En algunos casos (los menos graves), la rótula vuelve a su sitio por sí sola, en otros es necesaria la intervención manual del médico.
En otros, y aquí es donde entran los más graves, es necesaria la cirugía.
Cabe precisar que luxarse la rótula es menos grave que luxarse la rodilla.
La rótula es, de hecho, un pequeño hueso protector que se adhiere cerca de la parte inferior del fémur.
Se mueve hacia arriba y hacia abajo en un surco llamado tróclea, lo que permite que la rodilla se doble y se estire.
La rótula se mantiene en su lugar gracias a músculos y ligamentos que, en caso de lesión, pueden causar dolor y dificultad para doblar la rodilla.
Dependiendo de la gravedad de la lesión, el médico determinará si lo que tiene delante es una subluxación o una verdadera luxación.
En la mayoría de las lesiones, la rótula se empuja hacia afuera.
Esto también puede dañar el ligamento femororrotuliano medial, el cual, si no sana adecuadamente, puede preparar el escenario para una segunda dislocación.
¿Cuáles son los diferentes grados de severidad?
Dependiendo de la gravedad de la lesión, habrá una subluxación rotuliana o una luxación rotuliana.
La primera es una lesión común en niños y adolescentes, pero también puede ocurrir en la edad adulta.
Es un evento no grave que normalmente no requiere cirugía.
Sin embargo, en el caso de una lesión más grave que requiera cirugía, las nuevas técnicas de intervención ahora son tan avanzadas que es muy probable una recuperación completa.
En el caso de lesiones más graves, podría ocurrir que se lesione el ligamento de la rodilla, el ligamento femororrotuliano medial.
Si esto ocurre, es una buena idea seguir las instrucciones del médico al pie de la letra para asegurar una recuperación completa.
Si esto no ocurre, y la recuperación no es del 100%, es muy probable que al poco tiempo se produzca una segunda luxación rotuliana.
Causas de la luxación rotuliana
La mayoría de las primeras lesiones ocurren durante el deporte.
Los cambios bruscos de dirección, como en el fútbol, la gimnasia, los deportes de contacto y el baloncesto, pueden hacer que la rótula se desplace y se disloque.
No es casualidad que las lesiones afecten principalmente a personas jóvenes y activas.
Síntomas y complicaciones de la luxación rotuliana
Por lo general, uno se da cuenta de inmediato cuando la rótula se sale de su lugar.
Esto se debe a que a menudo ocurre después de un movimiento brusco y también es bastante visible, dependiendo de la gravedad de la lesión.
Sin embargo, hay varios síntomas comunes:
- inestabilidad de la rodilla y deslizamiento de la rótula hacia afuera;
- dolor después de un movimiento prolongado;
- dolor en la parte delantera de la rodilla que empeora notablemente después de la actividad física;
- rigidez e hinchazón de la rodilla.
Como se mencionó, no es difícil darse cuenta de que la rótula de uno está dislocada.
En cualquier caso, aunque el diagnóstico se haya realizado de forma independiente, siempre es necesario acudir al médico para recibir tratamiento.
Puede estar ante una luxación simple, que puede desaparecer sola o con una simple maniobra, o una luxación severa que requiera cirugía.
La complicación más grave, en el caso de una lesión muy grave, es la lesión de los ligamentos de la rodilla.
Diagnóstico de luxación rotuliana
Para diagnosticar una luxación rotuliana, el médico doblará y enderezará la rodilla lesionada, sintiendo el área alrededor de la rótula.
Una vez que se establece la lesión, el médico puede decidir proceder con las radiografías.
Se utilizará una resonancia magnética para visualizar los ligamentos y otros tejidos blandos alrededor de la rótula.
Terapia
En los casos de luxación rotuliana existen dos opciones: los casos que no requieren cirugía, y los que sí.
Métodos no quirúrgicos
La mayoría de las luxaciones rotulianas no requieren tratamiento quirúrgico.
En el caso de una subluxación o una primera lesión, siempre se intenta un procedimiento diferente, con el médico moviendo suavemente la rótula de vuelta a su lugar.
En este caso, la luxación se trata poniendo a la persona en reposo y haciendo ejercicios específicos para volver a colocar la rótula.
El médico también puede recetar un curso de fisioterapia para recuperarse por completo y el uso de una muleta para quitar peso de la rodilla.
Así como aparatos ortopédicos para inmovilizarla y calzado especializado para aliviar la presión sobre la rótula.
La probabilidad de recurrencia es de poco más del 30%.
Metodos quirurgicos
En la mayoría de los casos, una luxación rotuliana inicial se trata con métodos no quirúrgicos.
Las operaciones solo se recomiendan en ocasiones especiales y en el caso de episodios repetidos.
Una de las operaciones a las que se puede someter es la reconstrucción del ligamento femororrotuliano medial.
Este es el ligamento que tira de la rótula hacia el interior de la pierna.
Cuando esta está débil o dañada, la rótula puede dislocarse hacia afuera.
En esta operación, el ligamento se reconstruye utilizando un pequeño trozo de tendón tomado de un donante o del músculo bíceps femoral.
Estas operaciones generalmente se realizan en un entorno ambulatorio: una vez que sale de la clínica u hospital, se aplica un aparato ortopédico para estabilizar la rodilla.
La función del aparato ortopédico es mantener la pierna recta mientras camina y se usa, dependiendo de la gravedad del caso, durante uno o dos meses.
Al final de este período comienza la rehabilitación, que suele consistir en fisioterapia.
El tiempo de recuperación no es muy corto; la mayoría de las personas pueden reanudar el deporte incluso después de siete meses de la lesión.
Otro tipo de operación es la que implica la transferencia de la tuberosidad tibial.
Una lesión que haya provocado la luxación de la rótula puede haber dañado el punto de conexión con este tendón.
En este caso, el médico tiene que trasladar un pequeño trozo de la tuberosidad tibial para mejorar la unión del tendón y ayudar a que la rótula se desplace correctamente en su descamación.
Después de la operación, el paciente deberá utilizar muletas para caminar durante el tiempo indicado por el médico.
Posteriormente, comenzará con la fisioterapia.
Prevención de la luxación rotuliana
Ciertos ejercicios pueden ayudar a fortalecer los músculos de las piernas y reducir la posibilidad de lesiones no solo en la rótula, sino también en la rodilla (un caso aún más grave que es mejor evitar).
Estos son ejercicios que se pueden hacer todos los días y toman poco tiempo.
Incluso si los encuentra tediosos, es bueno realizarlos para fortalecer los músculos y disminuir la probabilidad de luxación rotuliana.
Algunos de los ejercicios que se pueden realizar para prevenir la luxación rotuliana son las sentadillas y los levantamientos de piernas.
En el caso de personas que ya han sufrido una luxación rotuliana, el uso de un aparato ortopédico puede ayudar a prevenir las recurrencias.
Otra forma de prevenir las luxaciones es usar ropa de protección adecuada en los deportes de contacto, para proteger la rodilla en caso de golpes que puedan lesionar la pierna y la rodilla.
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