Trastorno bipolar (bipolarismo): síntomas y tratamiento
¿Qué es el bipolarismo? El trastorno bipolar (o depresión bipolar o bipolarismo), aunque no es especialmente frecuente, es un problema grave e incapacitante
Merece atención clínica y los pacientes a menudo no lo saben.
Los enfermos tienden a alternar entre fases depresivas seguidas de fases hipomaníacas o maníacas (bipolarismo).
En general, las fases depresivas de la depresión bipolar tienden a durar más que las fases maníaca o hipomaníaca.
Por lo general, duran de algunas semanas a algunos meses, mientras que las fases maníaca o hipomaníaca duran de una a dos semanas.
A veces, en el trastorno bipolar, la transición de una fase a la otra es rápida e inmediata.
Otras veces, sin embargo, se intercala con un período de estado de ánimo normal (eutímico).
A veces, la transición de fase en el bipolarismo es lenta y sutil, mientras que otras veces puede ser abrupta y repentina.
La fase depresiva del bipolarismo
Las fases depresivas del trastorno bipolar (o depresión bipolar) se caracterizan por un estado de ánimo muy bajo, una sensación de que ya nada puede dar placer y una tristeza general durante la mayor parte del día.
En principio, las fases depresivas no difieren de los episodios depresivos de la depresión mayor unipolar.
Durante estas fases del bipolarismo, por lo tanto, el sueño y el apetito pueden alterarse fácilmente; la capacidad de concentración y la memoria pueden ser mucho menores.
En ocasiones, también durante las fases depresivas, las personas con trastorno bipolar piensan de forma recurrente en el suicidio.
La fase maníaca
Las fases maníacas del trastorno bipolar se describen, en algunos casos, como exactamente lo contrario de las fases depresivas.
Es decir, se caracteriza por un estado de ánimo algo elevado, un sentimiento de omnipotencia y un optimismo excesivo.
En estas fases, los pensamientos se suceden muy rápidamente en la mente del paciente que sufre depresión bipolar o trastorno bipolar hasta tal punto que se vuelven tan rápidos que es difícil seguirlos.
El comportamiento puede ser hiperactivo, caótico, hasta el punto de hacer que el paciente no sea concluyente.
La energía del paciente bipolar en la fase maníaca (o hipomaníaca) es tan grande que el sujeto a menudo no siente necesidad de comer ni de dormir.
Cree que puede hacer cualquier cosa, hasta el punto de adoptar comportamientos impulsivos, como gastos excesivos o acciones peligrosas, perdiendo la capacidad de evaluar adecuadamente sus consecuencias.
Son frecuentes los verdaderos trastornos del control de los impulsos (adicción al juego, compras compulsivas, etc.).
La fase disfórica en el bipolarismo
En muchos casos, sin embargo, la fase (hipo)maníaca del trastorno bipolar (bipolarismo) no se caracteriza por un exceso de euforia y grandiosidad.
En cambio, se evidencia un estado de ánimo disfórico, caracterizado principalmente por una constante sensación de ira y de injusticia sufrida.
Esto se traduce en irritabilidad e intolerancia y muchas veces en agresividad expresa, siempre sin evaluar correctamente las consecuencias de la propia conducta.
Los trastornos bipolares incluyen el Trastorno Bipolar Tipo I, el Trastorno Bipolar Tipo II, el Trastorno Ciclotímico y el llamado Trastorno Bipolar No Especificado, categoría diagnóstica que agrupa a todos aquellos individuos con síntomas insuficientes para hacer el diagnóstico de alguno de los mencionados anteriormente. trastornos
Síntomas del trastorno bipolar
Veamos los síntomas del trastorno bipolar.
Para hacer un diagnóstico definitivo de manía, debe haber un período definido de elevación anormal y persistente del estado de ánimo, con características de expansividad o irritabilidad.
La alteración del estado de ánimo debe ser lo suficientemente grave como para afectar el estudio o las actividades laborales o las habilidades sociales.
Síntomas maníacos
Durante un episodio maníaco, se presentan varios de los siguientes síntomas del trastorno bipolar:
- Aumento de la autoestima o grandiosidad
- Necesidad reducida de dormir
- Aumento de la producción verbal con dificultad para contenerla.
- Inconstancia para cambiar de opinión (el paciente no se da cuenta de que sus pensamientos cambian con facilidad)
- Distracción fácil (el paciente puede prestar atención a detalles insignificantes mientras ignora elementos importantes)
- Aumento de la actividad con propósito
- Agitación mental o física
- Mayor participación en actividades que pueden tener consecuencias peligrosas (por ejemplo, gastar mucho dinero o participar en actividades sexuales que son inusuales para la persona)
Sintomas depresivos
Se requiere un período de al menos dos semanas con pérdida de interés o placer en todas o la mayoría de las actividades para el diagnóstico de depresión.
La depresión bipolar debe ser lo suficientemente grave como para producir un cambio en el apetito, el peso corporal, el sueño o la capacidad de concentración, así como sentimientos de culpa, insuficiencia o desesperanza.
Los pensamientos de muerte o suicidio también pueden estar presentes.
Durante un episodio depresivo, se presentan varios de los siguientes síntomas del trastorno bipolar
- Depresión constante del estado de ánimo o desesperación.
- Reducción severa de interés o placer en todas o la mayoría de las actividades
- Pérdida o aumento del peso corporal o del apetito
- Aumento o disminución del sueño.
- Agitación o ralentización
- Fatiga o pérdida de energía.
- Sentimientos de insuficiencia, culpa y/o pérdida de autoestima
- Incapacidad para concentrarse y tomar decisiones.
- Pensamientos de muerte o suicidio.
Bipolarismo, inestabilidad del estado de ánimo y otros trastornos
A veces, una persona que sufre de depresión bipolar (o bipolarismo) puede experimentar solo episodios de manía o solo episodios de depresión alternados con períodos de estado de ánimo normal.
Cuando solo está presente la manía, la enfermedad todavía se llama trastorno bipolar.
Por el contrario, si sólo hay depresión, la enfermedad suele denominarse depresión mayor.
Hay que tener en cuenta, no obstante, que la inestabilidad anímica propia del bipolarismo también se puede encontrar en muchos trastornos de la personalidad, especialmente en el trastorno límite.
El diagnóstico diferencial es, por tanto, muy delicado y no basta con encontrar fases anímicas alternas para tener la certeza de que se trata de un auténtico trastorno bipolar.
También te recomendamos leer este artículo sobre las diferencias entre el trastorno bipolar y el trastorno límite de la personalidad.
Trastorno bipolar, tratamiento
El tratamiento del trastorno bipolar se centra principalmente en la farmacoterapia, basada en fármacos estabilizadores del ánimo y antidepresivos (tricíclicos o ISRS), bajo una cuidadosa y continua supervisión médica.
Entre los estabilizantes, el litio se usa a menudo en el tratamiento de la manía en la fase aguda, pero su principal indicación es para la prevención de crisis tanto maníacas como depresivas.
El ácido valproico y la carbamazepina también se utilizan en el tratamiento del trastorno bipolar en la fase aguda de la manía, así como en la prevención de recaídas.
Los antipsicóticos o neurolépticos se utilizan en el tratamiento de la manía en la fase aguda y menos en la fase de mantenimiento.
Otros fármacos como las benzodiazepinas también se utilizan en el tratamiento agudo de la manía.
Los antidepresivos se usan en las fases depresivas para tratar la depresión bipolar: siempre es importante recordar que los antidepresivos generalmente tardan de 2 a 6 semanas en ser efectivos. En algunos casos, los antidepresivos pueden inducir un cambio de la fase depresiva a la fase maníaca y esto, naturalmente, requiere una atención especial.
Desafortunadamente, para algunos pacientes puede tomar algún tiempo antes de que la terapia sea efectiva.
Importancia de la psicoterapia en el trastorno bipolar
La investigación científica ha demostrado que, para conseguir una mayor estabilidad anímica, es necesario combinar el tratamiento farmacológico (que sigue siendo imprescindible) con la psicoterapia, preferentemente de orientación cognitivo-conductual.
Este último es entonces indispensable en el tratamiento del bipolarismo si es secundario a un trastorno de personalidad.
Los protocolos psicoterapéuticos para el trastorno bipolar suelen implicar varios puntos de intervención y actuación:
- ayudar a la persona a seguir la terapia con medicamentos; de hecho, se ha demostrado que, si no se siguen, las personas tienden a 'olvidarse' de tomar la terapia. La motivación de la persona para tomar la terapia debe mantenerse y aumentarse;
- ayudar a la persona a reconocer rápidamente los síntomas iniciales de las dos fases, para que sepa cómo comportarse y cómo evitar que la situación se precipite;
- aprender a discutir y modificar estilos de pensamiento irracionales y disfuncionales;
- aprender estrategias más efectivas para lidiar con las dificultades cotidianas, como controlar la ira o mejorar las habilidades de comunicación;
- trabajando específicamente en la fase depresiva, de una manera típica de la terapia cognitivo-conductual.
Referencias bibliográficas
Miklowitz, DJ (2016). El disturbio bipolar. Una guida per la sopravvivenza. Roma: Giovanni Fioriti Editore.
Instituto Nacional de Salud Mental
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